El nuevo recuento de muertes por coronavirus en provincia de Buenos Aires fue atribuido exclusivamente a ese distrito

El nuevo recuento de la cantidad de muertos por coronavirus en la provincia dejó al descubierto un problema de método que la administración de Axel Kicillof venía discutiendo con el Gobierno desde hace varios días. En La Plata comenzaron a notar un fuerte desfasaje entre el esquema de gestión de camas de terapia intensiva provincial y el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA), de carácter nacional.

 

El equipo de Kicillof primero hizo un trabajo puertas adentro y le reclamó a los efectores (hospitales públicos y clínicas privadas) que fueran más eficientes con la carga de datos en el sistema nacional. Es por eso que en los últimos días se observó un efecto arrastre en los partes sanitarios. Sin embargo, en la provincia notaron que esa situación no resolvía el problema de fondo y que los números oficiales seguían distorsionados.

 

Kicillof decidió entonces cambiar la metodología del recuento y blanquear la situación, por lo demás delicada. Anunció así una nueva herramienta para el registro de fallecidos Covid-19 que cruza tres fuentes de información: el SISA, Sistema de Gestión de Camas (SIGEC) y el Registro de las Personas. «Fue un trabajo 100% provincial», dijeron en La Plata. Es decir, una decisión anunciada al Gobierno, pero unilateral.

 

 

En el Ministerio de Salud nacional se despegaron del desfasaje en el cálculo y se limitaron a señalar que «la notificación y carga de datos en el sistema nacional de vigilancia de la salud es responsabilidad de cada distrito». No asumieron como asunto propio ni el error inicial ni el sinceramiento de los números.

 

Con el nuevo sistema, la provincia pasó de 8.983 muertos a 12.566,un 40% más de lo que se pensaba. Esa circunstancia, no solo aumentó la tasa de letalidad del distrito de de 2,2 a 3,2%. La incidencia de los muertos de la provincia sobre la situación epidemiológica del país es tan importante, que los nuevos números modificaron las estadísticas nacionales.

 

 

A nivel país, las muertes totales pasaron de 15.208 a 18.791, un 22% más y la tasa de letalidad también aumentó, de 2,2 a 2,7%, si se toman los números del viernes, cuando se notificó el nuevo método de la provincia.

 

 

Las estadísticas ya no muestran a la Argentina en un lugar tan destacado en los ránkings mundiales como ocurría al principio de la pandemia. Alberto Fernández dejó de ponerle el rostro y la voz a los datos epidemiológicos desde el último anuncio de prórroga del DNU con las medidas sanitarias.

 

 

En diálogo con LA NACION, un importante funcionario del Gobierno justificó: «Siempre hay rezago en las cargas. Las defunciones son inmediatas, pero luego, por estar en pandemia, puede haber una demora para cargarlas en el sistema Covid. Pasa acá y en el resto del mundo, pasó en Europa también».

 

 

Exposición

El nuevo cálculo de muertes por Covid en la provincia, a su vez, expone el método en el resto del país. Así lo hizo saber ayer, de forma descarnada, el viceministro de salud bonarense, Nicolás Kreplak cuando dijo: «Ahora somos la única provincia del país con datos fehacientes».

 

En el Gobierno nadie quiso referirse ayer a esos dichos, que insinuaron posibles subregistros en otros distritos del país, y en definitiva, en el recuento nacional.

 

Un colaborador estrecho de Kicillof redobló la apuesta. «Ahora esperemos que el resto de las provincias y la Capital Federal sigan el mismo camino. A nosotros no nos pueden decir que ocultamos nada, se terminaron las dudas. La herramienta está a disposición de todos los distritos», dijo.

 

 

La Ciudad de Buenos Aires, sin embargo, ayer se mostró segura sobre su método y descartó un subregistro, más alláAyer, la oposición cuestionó duramente a Kicillof por la recategorización de los fallecidos por Covid. La presidenta de Pro, Patricia Bullrich, cuestionó: «Tras 6 meses nos enteramos que hay 3523 nuevos bonaerenses fallecidos. ¿Así tomaron decisiones? Han hecho un desastre en salud, economía, educación y libertad». El exministro de Salud y portavoz de la oposición en la materia, Adolfo Rubinstein, lanzó:»Después de siete meses esto es inadmisible».

 

 

Cerca de Kicillof replicaron: «Sabíamos que ciertos sectores de la oposición iban a usar esta situación para sembrar sospechas, pero preferimos ponernos al frente de la situación, transparentar todo lo que se hizo y cortar de raíz». de eventuales retrasos en la carga de datos.

 

 

 

Fuente: La Nación

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