Primavera de la construcción dispara la demanda de ladrillos en Misiones, el abastecimiento no alcanza y las listas de espera para comprarlos llegan a noviembre

La escasez de ladrillos acompaña la ya conocida explosión que lentamente se inició en este «mayo de pandemia» para el rubro de la construcción, sostenida por datos registrados desde distintos ámbitos en Misiones y en el país, acrecentada a nivel local por el tándem fronteras cerradas-cepo al dólar.

 

“No hay precio ni hay ladrillo” es la precisa explicación de un vendedor en un corralón de Posadas para graficar el momento. En El Porvenir II, barrio San Isidro, la Cooperativa de Trabajo “Ladrilleros Unidos Nuestra Señora de Itatí Limitada” la lista de espera llega a fin de noviembre y no dan abasto.

 

La conocida fábrica de ladrillos cerámicos “García”, con planta en el kilómetro 1359 de la Ruta 12, en proximidades de Candelaria trabaja a 30 por ciento de su capacidad instalada debido a problemas técnicos en sus maquinarias, las que solo se fabrican en Brasil. “En febrero estábamos por cerrar”, sostiene Raúl García, al frente de la firma que fabrica todos los tipos de ladrillos cerámicos que requiere el mercado, casi tres meses después, con la reapertura de la actividad exceptuada del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) decidieron continuar y a buen ritmo viven esta “primavera” que comenzó en mayo para la construcción.

 

Alberto Rojas, constructor, habla en medio del sonido incesante de obras que no paran de crecer. Buscador incansable de mejores precios y calidad, brinda un panorama general del rubro desde las obras privadas, que es donde más se nota el salto por estos días. “Se consigue a buen precio, pero hay que andar”, dice y en ese andar se incluye “para conseguir y para conseguir a buen precio”.

 

Todos coinciden en un hecho que no es novedoso: la gran demanda que existe en materiales de construcción y principalmente, ladrillos. También en el hecho de que a partir del endurecimiento del cepo interpuesto para la compra de dólares en el país, “la gente redirecciona sus ahorros a la compra de ladrillos”.

 

En menor medida, también se atribuye el fenómeno a la imposibilidad de cruzar las fronteras para comprar en Brasil o en Paraguay e incluso la imposibilidad de viajar al exterior de vacaciones… En cualquier caso, todos buscan ladrillos: comunes, cerámicos, de a cientos o de a miles.

 

Pedidos y plazos extendidos

“Está a 32 pesos cada ladrillo cerámico, puesto en obra; si no, a 30 pesos cada uno, si se retira en el lugar”, aclara Zunilda Mabel Recalde, integrante de la Cooperativa de Trabajo “Ladrilleros Unidos Nuestra Señora de Itatí Limitada”, situada en El Porvenir II, San Isidro, al sur de Posadas.

        Ladrillos: en El Porvenir II, San Isidro, la cooperativa ladrillera no para de producir.

 

Los precios señalados refieren al ladrillo cerámico de 12x18x25, “el más requerido por los compradores”, según precisa y el que extiende las anotaciones de pedidos que van más allá de noviembre y abre un panorama que se presenta alentador, pero que incluso para los más optimistas, “no va a durar mucho”, considerando que “no se puede guardar ladrillos en el colchón”, al aludir al relato sobre la posibilidad de ahorro conocida en el país cuando de dólares se trata.

             Ladrillos: la demanda actual genera lista de espera y se extiende hasta noviembre en San Isidro.

 

La misma cooperativa, donde sus 30 socios alternan en sus tiempos de trabajo debido a las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus, vende también ladrillos “comunes” a 12 pesos la unidad si se retira en el lugar o a 14 cuando es puesto en obra. “En el interior se llega a vender a 6 pesos con cincuenta ($6,50) la unidad, pero cada uno tiene que traer por sus propios medios”, afirma Zunilda, mientras continúa con sus labores.

 

Unos kilómetros más al norte de la Capital Provincial, en la zona de Santa Ana, cerca de una decena de familias viven de la fabricación artesanal de ladrillos. Luisa Lezcano forma parte de una de esas familias. Sostiene que hoy están con mucha actividad, pero que dan cuenta de la demanda.

 

Los precios de este tipo de ladrillos, requeridos sobre todo para las remodelaciones o construcciones menores familiares, son: 9 mil pesos el millar si el comprador lo retira “en la boca del horno” y sube a 11 mil, “puesto en obra”.

 

Después de recorrer mucho, Alberto Rojas, constructor, coinciden en que los precios del mercado en Posadas guardan relación con los señalados más arriba. “Se consigue a 12 o 14 pesos la unidad de ladrillo común y entre 30 y 35 pesos por unidad el ladrillo cerámico de seis agujeros”, señala.

 

Cerámicos industriales

Una de las casas con sucursales en todo el litoral, debido a las restricciones tiene su capacidad de atención saturada y envía al interesado directamente a su página web, donde el panorama es poco alentador: “Agotado” y “No disponible” son las palabras que se repiten y que reflejan la escasez del producto en la plaza.

 

Si bien la calidad y el tipo de ladrillo son los utilizados más precisamente en grandes obras y no tanto en construcciones particulares menores (que es donde se constata la explosión en este momento de pandemia), los precios son muy superiores a los que se ofrecían en diciembre o en febrero último, antes de que el coronavirus revolucionara todos los órdenes de la vida pública y privada.

 

Desde la fábrica cerámica “García”, admiten una “demanda importante”, aunque no están produciendo en la medida que podrían, debido a maquinarias que están rotas, señala Raúl García y eso obliga a tener en marcha solo una línea de producción.

 

Para dar respuesta a la demanda deberían realizar inversiones que no están en condiciones de hacer. “De a poquito, vamos haciendo a pulmón, lo que se puede, para dar respuesta a la demanda: elaborando, reponiendo y poniendo a punto la fábrica”.

 

En cuanto a los precios, sostuvo García que se venía de “seis años durante los cuales no se podía tocar los precios de los ladrillos porque los mercados no consumían prácticamente nada. En este momento, el más utilizado que es el de 12x18x25, que es el que más se consume, retirado de planta, está a precio de empresa a 26 pesos más impuestos a salida de horno. El precio final en la casa de quien está construyendo, estaría mucho más caro”, explica el industrial.

 

Admitió que el precio de la unidad, cuando se trata de ladrillos de 18x18x25, de 16 agujeros, utilizados para paredes exteriores, cara perimetral, hoy supera los 50 pesos. “Pero son ladrillos que se usan para la parte perimetral de la casa y por ejemplo, aunque algunos usen ladrillos livianos, el Iprodha por ejemplo, usa el de 16 tubos, porque es más aislante, más térmico y más reforzado”, explica García.

 

Según precisó, para la parte interior de la casa se utilizan “ladrillos de 12”, que revocados alcanzan a 15 centímetros. Todas, variaciones que hacen al precio final del producto, según el mercado de la construcción.

 

Capacidad de producción artesanal superada

“Gracias a Dios hay mucha demanda, aumentó notablemente pero el olero artesanal no tiene capacidad de mucha producción”, admite el secretario general de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina, Eugenio Cantero.

 

“Así como queman, se vende todo y vuelven a preparar… es todo un proceso y la capacidad de cada olero, en el mejor de los casos, es de unos 7 mil ladrillos por mes y eso depende del factor climático, si llueve si hay sequía”, agrega.

                 Ladrillos: la producción artesanal se realiza en condiciones adversas en toda la provincia.

 

En producción, en Posadas, hay en promedio más de 200 ladrilleros artesanales y en toda la provincia son 363 los que integran el sindicato que dirige Cantero.

 

En cuanto a los precios, señaló que en toda la provincia, los mil ladrillos comunes se vende a 9 mil pesos.

 

Según Cantero, las posibilidades de aumentar la producción y las condiciones de trabajo de los oleros depende de desembolsos de la Nación y del establecimiento de políticas públicas que les permita instalar lo necesario para el sector. En este sentido recordó que en la Legislatura misionera existe “un proyecto de ley, pero sin presupuesto”, donde se establece la posibilidad de convenios con el Iprodha, para que se utilicen los ladrillos artesanales en las bases de las viviendas construidas por el organismo provincial, pero nunca avanzó su tratamiento ni su definición.

 

Si el pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) por parte del Gobierno Nacional influyó en las ventas o la imposibilidad de cruzar la frontera e ir a comprar todo en localidades vecinas de Brasil o Paraguay, ejercieron algún tipo de influencia para que se disfrute hoy de esta explosión de venta, poco importa para quienes producen pero mucho cuenta para repensar las “desescaladas” o las reaperturas paulatinas de actividades y pasos fronterizos. Mientras tanto, el dólar más caro y el cepo hacen su trabajo para que los misioneros “ahorren en ladrillos”… o tal vez, las “praias” prohibidas se transformaron en una piecita más o un quincho en el patio de atrás.

 

Como fuera…la primavera para el sector llegó en mayo, se afianza en septiembre y vislumbran un verano de posibilidades.

 

 

 

 

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