El director técnico de Boca, Miguel Russo, volvió a dirigir la práctica y arma el equipo para la Copa Libertadores

La buena noticia para Boca es que su director técnico, Miguel Russo volvió a dirigir la práctica después de haberse aislado de manera preventiva, ante varios positivos de coronavirus en el plantel y arma el equipo para la Copa Libertadores.

 

El DT había estado guardado dos semanas ante los casos de coronavirus en el plantel, se hizo presente otra vez. Y hasta estudia viajar a Paraguay, pese a los consejos en contrario.

 

Dos semanas pasó sin los suyos. Aunque estuvo día a día conectado, vía Zoom, con charlas grupales, con indicaciones individuales. Aislado por integrar un doble grupo de riesgo para el virus pero cerca del pulso de un plantel como el de Boca, finalmente Miguel Ángel Russo pudo estar al frente de las prácticas del equipo en Ezeiza para comenzar a darle forma a su idea para el juego ante Libertad del jueves.

 

Con cuidados lógicos. Con una distancia justa: la suficiente para que un grito o indicación se escuche con firmeza más allá de un tapaboca de por medio. Con una carpa sanitaria de ser necesaria para alojarse allí, en donde también puede seguir a través de cámaras todos los movimientos del equipo. Incluso en el primer piso del complejo, en donde en tiempos normales funcionaba el comedor, puede mirar con detenimiento y en altura los bloques de trabajo de sus jugadores.

 

Pero a Russo le gusta estar en el campo de juego. Hombre de experiencia, de trayectoria pero esencialmente conocedor del Mundo Boca, sabe que en este club los gestos simbólicos pueden ser hasta más poderosos que las decisiones de fondo. Por eso, de hecho, todavía medita la posibilidad de viajar a Paraguay con el plantel pese que la recomendación de la CD y del Consejo de fútbol es que permanezca en el país, que evite los viajes a Asunción y Medellín y que deposite en Leandro Somoza y Mariano Herrón la posibilidad de llevar adelante los partidos. Russo igual quiere estar.

 

El armado del equipo será la cuestión. Y salvo por Wanchope Ábila (lesionado), el chico Obando (se recupera de un contagio) y Sebastián Villa (por la situación procesal que lo deja siempre en una incógnita para cada movimiento), el técnico tiene a todos sus jugadores a disposición, aunque lejos del ideal de la preparación que todos se imaginaron. Es cierto: puede la jerarquía individual pesar en este tipo de encuentros, pero la desventaja con la que llega Boca ante su rival es difícil de equiparar.

 

Si observa que sus jugadores responden desde lo físico y no presentan molestias, Russo puede optar por un once con la base del último campeón de la Superliga.

 

Con Andrada en el arco, Buffarini, López o Zambrano, Izquierdoz y Fabra; Salvio, Campuzano, Pol Fernández; Tevez y Soldano. El sitio vacante por el carril zurdo puede ser de Cardona o de Gonzalo Maroni si el técnico mantiene la matriz ofensiva, pero aparece una alternativa: Nicolás Capaldo. El volante puede aportar músculo y pulmones a la mitad de la cancha junto a Campuzano y así, que el lado izquierdo lo tome Pol, como ya hizo en Racing y Godoy Cruz.

 

 

Fuente: Clarín

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