Se cumplen treinta años del femicidio de María Soledad Morales en Catamarca, víctima de “los hijos del Poder”

Ada Rizzardo, madre de la adolescente catamarqueña María Soledad Morales de cuya violación y asesinato se cumplirán 30 años esta semana, expresó su solidaridad con la mamá del joven bonaerense Facundo Astudillo Castro y le pidió que no «claudique» ni «tenga miedo» en su búsqueda de la verdad y pedido de Justicia.

 

Ada Rizzardo expresó que acompaña «a todas las madres que pierden a sus hijas o hijos» y dijo que siente «tristeza» al ver los casos que ocurren en todo el país.

 

«Hoy me toca desearle un consuelo grande y enviarle mucha fuerza a la mamá de Facundo, que la veo a través de los medios cómo lucha para saber la verdad. Quiero decirle que no hay que claudicar, que hay que seguir», dijo Ada.

 

«Yo sé que la resignación a una mamá no le puedo pedir, porque no hay ninguna para una madre, porque la herida queda para siempre, para toda la vida. El calvario que lleva la familia es muy pesado, es una cruz muy pesada que se lleva de por vida», agregó.

 

Ada le pidió a las familias que sufren la muerte de un hijo o una hija «que luchen, que no claudiquen, que no tengan miedo, que denuncien, que no se queden callados, que exijan».

 

«Yo les deseo desde la distancia a todas esas mamás que luchen con la misma fuerza que lo hice yo, para que se haga verdaderamente justicia», expresó la mujer.

 

“Mi hija María Soledad merece que le pidan perdón”

Ada Morales está por cumplir 72 años y no abandona la lucha para que se haga justicia por el asesinato de su hija, consciente de que la muerte de María Soledad la hiere con un dolor insanable, pero con la certeza de que al mismo tiempo permitió descorrer el velo sobre la violencia de género, despertar a una sociedad sumisa y denunciar el abuso del poder político en la provincia.

 

 

«Siempre me pregunto de dónde saqué tanta fuerza. De Dios, de la luz divina, de mi hija que siempre me ayudó a transitar todo, y son los que me dan la fuerza suficiente para defender a mi hija», reflexiona Ada en su casa, la misma que tenía pegada en la puerta de madera un afiche en blanco y negro en la puerta, con la foto de su hija con la leyenda: «Catamarca, ayúdame».

 

Ada repite que nunca los condenados le pidieron perdón, al contrario. «Mi hija merece que le pidan perdón por lo que le hicieron», afirma, y denuncia: «La mataron dos veces, física y moralmente, cualquiera decía de ella cualquier cosa. Cosas espantosas que buscaban justificar lo que pasó». Saca fuerzas desde su religiosidad y de su madre italiana, que dice que siempre la acompaña desde que le enseñó a rezar.

 

Caso María Soledad: los únicos detenidos fueron Guillermo Luque y Luis Tula, hoy libres. 

 

Su esposo, Elías, murió hace 4 años y la acompañan 6 hijas. Todavía llora y tiene la voz quebrada por momentos al otro lado del teléfono fijo. No usa celular. «Yo llevo un dolor muy grande en el alma cuando nos enteramos de la triste noticia de mi hija y lo llamaron a mi esposo, que estaba en el colegio. Recibí la noticia y él vino y me dijo: ‘Vos cambiate, quedate lista, que ya vuelvo para llevarte a la morgue para el reconocimiento’. Y cuando vuelve, la imagen de su rostro jamás me la voy a olvidar», recuerda.

 

María Soledad estaría por cumplir hoy 48 años. «Nunca me dejaron despedirla, nunca me dejaron volver a verla. Yo pedía que me dejaran tocarla, pero Elías me dijo: ‘Quedate con la imagen de esa noche, quedate tranquila, es ella'», evoca Ada. El cuerpo estaba tan desfigurado que su esposo buscaba preservarla. Elías estaba acompañado de un policía. «Ese tipo me impidió como mamá ver a mi hija, pero ese dolor quedó siempre en mi alma».

 

       Una red de encubrimiento impidió que fueran presos otros «hijos del Poder», además de Guillermo Luque.

Martha Pelloni: “Fue el primer femicidio que se hizo público”

La religiosa, promotora de las Marchas del Silencio que dieron visibilidad y relevancia pública al asesinato de María Soledad, señaló que ese movimiento fue generado por sus compañeras de escuela y por la potencia del dolor que sentían.

 

La religiosa Martha Pelloni, exrectora del Colegio del Carmen y San José donde hace 30 años asistía María Soledad Morales, dijo que el crimen de la adolescente fue el «primer femicidio que se hizo público» y que las Marchas del Silencio que ella lideró se iniciaron «porque el dolor era muy potente» y había «mucho miedo porque se estaba encubriendo».

 

Si bien Pelloni vive actualmente en la localidad bonaerense de Santos Lugares y Ada Rizzardo, madre de María Soledad, sigue en su Catamarca natal acompañada por sus seis hijos y varios nietos, ambas permanecen unidas por un mismo sentimiento y mantienen un contacto frecuente.

 

La profesora y religiosa Pelloni contó a Télam que, al conocer «la dimensión del asesinato de María Soledad, que en realidad fue el primer femicidio que se hizo público» no han «parado» para pedir condena para los responsables del crimen.

 

«Fue un destape el haber podido denunciar públicamente. El haber logrado esas marchas fue muy importante porque lo único a lo que le tienen miedo quienes están en el poder y tienen que ejercer justicia, es a la presión social», aseguró.

 

Pelloni (79), recordó que la primera marcha, en realidad, fue salir «a rezar a la Catedral (ubicada al lado de la Casa de Gobierno catamarqueña) porque no se podía estar en el colegio, eran intolerables los sentimientos que había con la policía adentro de la escuela buscando interrogantes».

 

La monja añadió que «las marchas se iniciaron porque el dolor era muy potente en las alumnas, quienes estaban en los preparativos de la semana del estudiante» y eso motivó que «todos los estudiantes de Catamarca se sumaran».

 

«Luego quedaron fijas los días jueves y la sociedad empezó a sumarse porque ya se entrevió que había una participación de chicos de la noche, de clase media alta, del poder, del dinero y de la droga», sostuvo la monja, quien rememoró que «a María Soledad la drogaron, además de haberla violado».

 

Según Pelloni, entonces «había mucho miedo porque se estaba encubriendo, la policía callaba o se metía adonde no debía meterse».

 

«El encubrimiento no se investigó por decisión política, puedo asegurar que tuve las pruebas y algunas cosas me las llevaré a la otra vida porque no se puede decir todo lo que uno sabe con la maldad y la traición con las que se ha obrado, sobre todo en las decisiones políticas», afirmó.

 

La docente añadió que en su momento culpó «al gobierno de (el presidente Carlos) Menem, al de Catamarca y a las instituciones, que eran totalmente cerradas porque no había prensa que respondiera a la investigación de María Soledad» en la provincia, ya que, remarcó, «era un feudo».

 

En tanto, Pelloni dijo que con la familia de la adolescente quedaron amigos y siempre ha regresado a la provincia.

 

Al respecto, Ada Rizzardo de Morales contó que hasta el día de hoy mantiene contacto fluido con la religiosa al señalar que «siempre nos hablamos, ella nunca nos abandonó, siempre firme defendiendo la vida por sobre todas las cosas como lo hace ella. Estoy agradecida».

 

También recordó a las ex compañeras de su hija, quienes fueron las mentoras de las marchas del silencio.

 

«Siempre hasta el último día de mi vida les voy agradecer a las ex compañeras de María Soledad, que no tuvieron miedo, que enfrentaron al poder salieron a marchar a la calle. La hermana Martha no se los permitía en ese momento, porque tenía miedo de que les pasara algo y les dijo que marchen pero en silencio. Ellas le dijeron ‘sí hermana, todo va hacer en silencio’ y con apenas 17 años salieron, pidieron justicia en silencio, sin violencia», recordó.

 

Para Ada Rizzardo, «las marchas del silencio son un ejemplo, ha sido para el mundo un ejemplo de lucha y de buscar verdad y justicia de lo que había pasado con María Soledad».

 

En esta línea, la madre destacó a las mujeres que salen a reclamar por sus derechos a quienes calificó de «valientes».

 

«Yo veo hoy a las mujeres luchando para que nunca más se repitan casos lamentables en nuestro país y la verdad que son valientes. Ojalá siempre lo hagan sin violencia, las veo y les digo que sigan luchando por los derechos de la mujer», concluyó.

 

 

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