Tres películas de Netflix que ponen a la justicia en la mira en tiempo de reformas

En estos días que se debate en nuestro país este tema, dos películas argentinas y con la participación de la misionera Yanina Ávila, sirven como ejemplo de aquello que debería cambiar.

 

Esta semana los recomendados del streaming que te ofrecemos vienen con la índole justiciera. Se trata de tres películas que nos exhiben el mundo como es y como no debería ser y ponen a la justicia en el banquillo de los acusados.

 

Pero, además, lo hacen con una calidad cinematográfica notable. Vamos de lleno a detallarlas.

 

Crímenes de familia

La película es de Sebastián Schindel, se estrenó hace una semana en la plataforma de Netflix y se ha convertido en tendencia de visionados. Tiene con qué.

 

Primero un elencazo que se pone al hombre este filme con una destreza notable: Cecilia Roth, Miguel Ángel Solá, Benjamín Amadeo (que sorprende en este personaje), Sofía Gala Castiglione y la misionera Yanina Ávila.

 

Dos historias de dos crímenes en el seno de una familia de clase alta de Recoleta. El del hijo de los ricos, el de la empleada cama adentro de esos ricos que se miden y se van contando en paralelo en los tribunales argentinos y puertas adentro de ese núcleo familiar.

 

En la película la justicia corrupta, desigual, patriarcal y en deuda es la gran protagonista y esta tesis está tan claramente exhibida que cada escena te pone los pelos de punta.

 

Notable es este thriller judicial (género muy difícil de lograr con acierto) que se postula como la película más ambiciosa y rigurosa desde lo formal de Schindel (”El patrón, radiografía de un crimen”, “El hijo”).

 

Una especie de familia

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Película del talentoso Diego Lerman (”Tan de repente”, “Refugiado”, “La mirada invisible”) que tiene sus años -es de 2017- y también podés ver por Netflix se ofrece como una suerte de contracara, o de otra arista relacionada con “Crímenes de familia”.

 

Malena es una médica de 38 años, de clase media, de Buenos Aires. Y viaja a Misiones para recibir al bebé que ella estaba esperando para adoptar.

La esperanza de la maternidad se convertirá, en ese viaje, en un tránsito oscuro, repleto de obstáculos legales y morales que la modifican completamente. A ella y a la mamá que entregará a su hijo porque no puede criarlo.

 

Otra vez la justicia devela sus rasgos más miserables. Otra vez las mujeres sometidas a las leyes de un sistema que las destaza como a ganado.

 

En esta película la actriz Bárbara Lennie lo es casi todo: el alma y el cuerpo del filme, sus climas, sus atmósferas, sus tiempos y espesura. Pero está acompañada de un casting sólido encabezado por Daniel Aráoz y Claudio Tolcachir. En este film tambien participa la misionera Yanina Ávila.

 

Multipremiado filme de Lerman que sostiene la tensión y se va oscureciendo a medida que avanza la acción. El fuera de campo es el gran recurso cinematográfico como elemento narrativo y la fotografía extraordinaria que tiene apuntes memorables, como la escena de inicio del filme y también sus imágenes finales.

 

El silencio de otros

Vamos ahora al documental, también en Netflix, y con el espaldarazo productor del inmenso Pedro Almodóvar.

 

“El silencio de otros” se llama esta película de Almudena Carracedo, Robert Bahar que revela la lucha silenciada, ignorada, despreciada por la sociedad española de las víctimas del régimen de Franco.

 

Hoy, ellos siguen pidiendo justicia junto a la querella argentina que lleva adelante la jueza argentina María Servini de Cubría, para instalar los crímenes de lesa humanidad en los tribunales internacionales.

 

Pero el status quo español, resiste, no quiere. Y el documental es un desgarrador testimonio, uno por uno, de cómo los propios españoles se niegan a reconocer un pasado repleto de muerte, tortura, niños apropiados y desaparecidos. Un “pacto del olvido” sobre los crímenes que padecieron que te hace mirar, y comprender, a la España actual.

 

Premiado en Berlín, en los Goya, y otros prestigiosos festivales internacionales, este documental, que llevó seis años de rodaje, es tan potente testimonio que podemos dejar de lado sus desprolijidades cinematográficas para centrar la mirada en lo que vale como documento: la denuncia del horror.

 

 

 

 

Fuente: Los Andes

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