Publican una carta para que «no queden impunes» las denuncias contra el sacerdote trasladado a Iguazú, Raúl Sidders

La nota fue firmada por 100 alumnos, exestudiantes y sus familiares y docentes del colegio San Vicente de Paul en La Plata donde el cura presentaba funciones hasta ser enviado a la diócesis en la ciudad de Misiones, por una acusación formal y penal en su contra por abuso sexual realizada por una exalumna de esa institución.

 

Cien estudiantes, exalumnos, padres y cuerpo docente del colegio San Vicente de Paul en La Plata se unieron para redactar y firmar una carta abierta para que “no queden impunes” las denuncias por abuso sexual contra el sacerdote Raúl Sidders, quien supo ser rector y docente en esa institución entre 2002 y 2020 y recientemente fue trasladado a la Diócesis de Puerto Iguazú donde recibió el apoyo del Obispado de esa ciudad.

 

En el escrito, las cien personas solicitan que “a raíz de las denuncias públicas por abuso sexual contra el cura Raúl Sidders se investigue su accionar dentro de esta institución, en la que cumplió funciones entre los años 2002 y 2020, sometiendo a niñes y adolescentes a numerosas situaciones de acoso, abuso y violencias”.

 

“Los relatos que han circulado en medios de comunicación y redes sociales definen una serie de conductas coincidentes que retratan situaciones de acoso sexual y violencia psicológica, además de formas de expresión ofensivas y maltratos a menores de edad. En particular, los testimonios reinciden es destacar la intromisión en la intimidad sexual de les alumnes en el momento de la confesión y la incitación a determinadas prácticas sexuales, además del hostigamiento y el trato denigrante hacia mujeres y homosexuales”, continúa el texto.

  • El cura Raúl Sidders

 

En otro pasaje, se acusa  que  «el accionar, desde su lugar de poder como asesor espiritual, se complementaba con un sistemático condicionamiento al desempeño de les docentes al frente de los cursos, en especial en lo referente a educación sexual pero además en relación a diversas temáticas sobre las cuales impartía posiciones oscurantistas, agresivas y carentes de todo rigor científico. Se sumaba a ello un manifiesto desprecio hacia aquelles de familias de menores ingresos económicos. En ocasiones derivó en presiones al personal de la escuela y hasta en desvinculaciones de sus puestos de trabajo».

 

 

Por último, recuerdan que “Sidders ha sido trasladado a cumplir funciones como capellán de Gendarmería Nacional” en Iguazú, “donde está en contacto con menores de edad que asisten a comedores comunitarios”. “Ellos están expuestos ahora a las mismas situaciones que padecieron por casi dos décadas les estudiantes del San Vicente de Paul”, agrega.

 

“Por eso reclamamos que se investiguen las denuncias que se han realizado públicamente y se suspenda toda función en cargos de instituciones públicas o eclesiásticas. Quienes luego de años han podido vencer el temor, las presiones y procesar internamente lo que han padecido para formular acusaciones de notoria gravedad, merecen ser escuchados”, finaliza la carta.

  • La carta abierta

Una denuncia formal

 

Si bien el cura Raúl Sidders tiene varias acusaciones por acoso, abusos sexuales y misoginia, que se formularon a través de medios de comunicación y redes sociales, hace 6 días se formalizó la primera y-hasta el momento- única denuncia en la Justicia en su contra.

 

El pasado 20 de agosto una mujer de 27 años se presentó ante Juzgado de Garantías 2 de La Plata y denunció a Sidders por el delito abuso sexual agravado cometido contra ella cuando cursaba el nivel primario en el plantense y él era su docente.

 

Según la presentación, el sacerdote os hechos ocurrieron entre el 2004 y el 2007, entre los 11 y los 14 años de la denunciante.

  • Escraches a Raúl Sidders en la Plaza 9 de Julio de Posadas

 

Semanas atrás, la joven, cuya identidad se resguarda, denunció los abusos padecidos en el portal Prensa Obrera, que en días posteriores recepcionó el testimonio de otras víctimas.

 

«A partir de los 11 años empezó a acosarme. En invierno, adelante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías, y me hacía sentir su erección», relató la joven a Prensa Obrera.

 

Contó que el sacerdote, durante la confesión, «me preguntaba si sabía masturbarme y como le decía que no, me explicó con sus dedos, sin tocarme, cómo tenía que hacer. Me sugirió que lo hiciera pensando en él y que en la próxima confesión le contara cómo me había sentido».

 

Según relataron otros ex alumnos varones a Prensa Obrera, el sacerdote era conocido como «Frasquito», porque los obligaba a masturbarse para guardarse su semen en frascos.

 

  • La denuncia

 

El Obispado de Iguazú defendió a Sidders

 

Conocida la radicación de una denuncia penal en La Plata en su contra, el Obispado de Puerto Iguazú emitió un comunicado defendiendo a Sidders y catalogando como “fake news” las acusaciones. También pidieron recordar el principio de inocencia (nadie es culpable hasta que se demuestra lo contrario) y destacaron la actitud del acusado de “estar derecho y colaborar con la justicia para el pleno esclarecimiento de los hechos, reservándose el derecho de querellar judicialmente a los autores de la denuncia”.

  • El comunicado completo

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