Ronald Koeman, es el nuevo DT de Barcelona y Messi

Josep María Bartomeu dijo que el holandés Ronald Koeman es quien encabezará el nuevo proyecto deportivo del primer equipo. Aseguró que no viven una crisis institucional sino deportiva.

El presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, confirmó hoy en una entrevista con el canal oficial del club que el holandés Ronald Koeman será el nuevo entrenador del Barcelona tras la salida de Quique Setién luego del histórico 2-8 ante el Bayern Munich.

El funcionario, cuya figura también está fuertemente cuestionada a partir del estrepitoso fracaso del equipo en UEFA Champions League, explicó además que la reestructuración del club, que tras echar a Setién también le abrió la puerta de salida al director deportivo del equipo, el francés Eric Abidal, implicará el final de ciclo de muchos de los futbolistas del plantel y se refirió a las elecciones que se celebrarán en el club a partir del próximo 15 de marzo.

También se refirió al presente de Lionel Messi, en derredor de quien surgen trascendidos de un profundo análisis de su carrera y fundamentalmente de su futuro mientras varios clubes de Europa se mantienen atentos a cualquier idea de salida del argentino.

«Messi quiere terminar su carrera en el Barça, lo ha dicho muchas veces. He hablado con Koeman y me dijo que Messi es el pilar de su proyecto. Él tiene contrato en el Barça hasta 2021, lo sabe él y lo sabemos todos. Hablo regularmente con Messi y sobre todo con su padre y ellos saben que hay un proyecto, que llegará un nuevo entrenador y que cuenta con él».

 

Quién es Ronald Koeman, el nuevo DT de Barcelona

Minuto 112 de partido. Barcelona y Sampdoria no se sacan ventajas en la final de la Copa de Europa en el mítico estadio de Wembley, en Londres. Hristo Stoickhov toca para Eusebio, que se atolondra y se topa con la marca del Giovanni Invernizzi. El italiano cae y el español le sigue dando a la pelota, rival en el piso mediante. El árbitro cobra retención: tiro libre en la puerta del área.

Ronald Koeman, líbero de Barcelona, cruza toda la cancha para hacerse cargo. Stoickhov toca para José Bakero, que la para mientras Koeman inicia su carrera para sacar un fierrazo que se clava en el palo izquierdo de Gianluca Pagliuca. El por entonces holandés -ahora neerlandés- defensor no puede evitar las lágrimas. Minutos después, Barcelona concretaba su primera Copa de Europa de la historia tras perder las finales de 1961 y 1986.

Con el gol más importante de la historia de Barcelona en sus espaldas, Koeman llega al club catalán en medio de una convulsión pocas veces antes vista, culminada con el 2-8 ante Bayern Munich en un año repleto de polémicas, que derivaron en el despido de dos entrenadores (Ernesto Valverde y Quique Setién), la convocatoria a elecciones en 2021 y la rescisión del secretario deportivo (Eric Abidal) este martes.

La prensa local alega que el neerlandés de 57 años es el indicado para hacerse cargo de un vestuario repleto de egos. Incluso nombres del tamaño de Sergio Busquets, Luis Suárez o Jordi Alba estarían entre los candidatos a salir para «renovar» la cara del club.

Koeman y una imagen que se volvió eterna.

A pesar de tener una ligazón irrompible con las influencias tácticas de Johan Cruyff, DT y creador de aquel «Dream Team» culé de los ’90 de Michael Laudrup y Josep Guardiola entre otros, no podría decirse que Koeman es un dogmático del «tiki-taka». Por caso, en sus inicios como entrenador, compartió cuerpo técnico como Mourinho, a la postre un símbolo del fútbol pragmático.

Las polémicas de Koeman no se limitan a un episodio. Quizá el más conocido se dio unos meses después, en la Eurocopa de junio de 1988, celebrada en Alemania Federal. La cita era entre los locales y Holanda, por semifinales. La rivalidad entre las escuadras era tal que se lleva un capítulo entero en el libro «Fútbol contra el enemigo», del periodista Simon Kuper. El capítulo se titula «Fútbol como guerra».

Los ánimos naranjas estaban caldeados antes del encuentro, por la final perdida por la Naranja Mecánica en el Mundial de 1974 y por los 32 años sin victorias en duelos entre sí: tres empates y siete triunfos germanos. Pero sobre todas las cosas, según relata Kuper, por el pasado bélico de la Segunda Guerra Mundial: Alemania ocupó por cinco años durante el conflicto el territorio de un país que se recuerda a sí mismo como parte de la resistencia a los nazis, de acuerdo al autor.

La tensión era tal que los holandeses tuvieron que cambiar de hotel para no compartir sitio con los locales. El antecedente de que, durante el certamen de 1974, el diario alemán Bild puso un cronista en la puerta de la concentración naranja a la espera de escándalos tampoco ayudaba. En aquella previa setentosa, se llegó a publicar que se lo vio a Cruyff ingresando al hotel con «champagne y chicas desnudas».

En 1988 en Hamburgo, 60 mil espectadores. La leyenda cuenta que había seis mil entradas para los holandeses, pero que el 75 por ciento del estadio era naranja. Que fue baile visitante, que los alemanes se dedicaron a «patear holandeses» y que, a los 87, una definición desde el piso de Marco van Basten puso el 2-1 para los suyos (previos goles de penal de Lothar Matthäus y Koeman).

El partido ya había terminado pero los vencedores estaban furiosos. Es que los alemanes no los habían saludado tras el pitido. El único que lo hizo fue el volante Olaf Thon, quien incluso cambió camisetas con Koeman, algo de lo que luego se arrepintió. De cara su gente y ya en cuero, el defensor rubio tomó la camiseta de Thon y se la pasó por la cola. Una postal para la posteridad.

Polémicas aparte, Koeman fue un jugador excepcional. «Fue vital como el líbero que se sentía cómodo al meterse en el mediocampo. Tenía un toque fantástico. Con uno de sus pases podía poner a todos los delanteros jugando mano a mano, con ese solo pase, y ahí aparecía el ritmo real del juego, todo tipo de posibilidades se abrían», lo definió Cruyff.

De padre y hermano futbolistas (Erwin, su hermano, también fue parte de la coronación holandesa en 1988), Koeman supo ganar más allá de la camiseta de turno: campeón continental con Barcelona, PSV y su Selección. Pero como entrenador, sus ánimos se calmaron y sus vitrinas son un tanto menos vistosas: ligas neerlandesas, copas locales varias y una Copa del Rey con Valencia en 2008.

Tras un buen paso por la Premier League (en cuatro temporadas entre Southampton y Everton no bajó nunca del octavo puesto y clasificó en tres ocasiones a la Europa League) le llegó la oportunidad en la selección de su país, para refundar al equipo tras quedar afuera del Mundial de Rusia 2018. En poco más de un año, sin grandes nombres y con muchos jugadores de proyección, como Frankie de Jong (ahora en Barcelona), depositó a Países Bajos en la final de la Liga de Naciones de la UEFA, donde cayó con Portugal (1-0). Su táctica favorita: 4-3-3 y presión en la salida rival. Es decir, preferencia por piernas frescas y jóvenes.

Tales credenciales recientes caen como anillo al dedo del Barça, necesitado de renovar un plantel al que ya le pasó su mejor versión. Un ídolo del club parece ser el indicado para semejante tarea, por lo menos en la visión de los dirigentes, quienes ahora tendrán que hacer todo lo posible por retener a Lionel Messi.

 

 

Fuente: TN/Página 12

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