Programas del INYM generan mejores condiciones de trabajo y yerbales más eficientes

El cultivo de yerba mate tiene más de cien años de historia en la tierra colorada, pero hace apenas tres décadas que la innovación tecnológica se hizo presente en herramientas del sector productivo, primero de la mano de inquietos emprendedores y luego con el respaldo del INYM, a partir de su creación en el año 2002.

 

“Las nuevas cosechas”, como bautizamos al sistema que incorpora tecnología a las tareas de poda, carga y traslado de la materia prima, llegaron para quedarse. Hoy, el trabajo en gran parte de los yerbales se hace con tijeras electrónicas, guinches de carga, carritos de arrastre y camiones acondicionados para el traslado de hoja verde a granel.  Son parte del escenario desde el 2010 a través del Plan de Mejoramiento de la Cosecha, y los Programas de Tijeras Automáticas, y de Adaptación y Equipamiento para Vehículos de Carga, todos implementados por el INYM para mejorar las condiciones de trabajo de los tareferos y la eficiencia de las plantaciones.  Como complemento, la Institución también puso en marcha el Programa de Motoguadañas y Motosierras.

 

 

“Para nosotros es una satisfacción acercar estos implementos a los productores, y lo hacemos con la mirada puesta en todo el sector, porque la yerba mate es eso: nos une, y necesitamos que desde la plantación hasta el envasado haya eficiencia y calidad”, expresó Juan José Szychowski, presidente del INYM, en un encuentro el lunes 3 de agosto en Jardín América, donde 11 productores accedieron a tijeras electrónicas, dos a motoguadañas y dos a motosierras. “Así como estamos entregando herramientas, también estamos viendo cómo mejorar la calidad y abrir nuevos mercados para el sector industrial, cuidando al consumidor”, agregó.


Resultados en el terreno


Los testimonios de los productores ratifican esos conceptos. “Un buen corte cambia la brotación de la planta”, resume Héctor Tabaczuk, quien decidió adquirir la segunda tijera electrónica para utilizar en la poda de las 35 hectáreas que tiene con yerba mate en Jardín América. “Hace cinco años llevé la primera tijera, también con el programa del INYM, y la verdad es que se nota la diferencia, los resultados están en las plantas que vuelven a crecer más sanas”,  dijo.

 

 

Para la familia Hrinczuk, la tijera electrónica es una de las piezas fundamentales para lograr efectividad en el manejo sustentable de las 30 hectáreas de yerba mate que tienen en Campo Viera, con plantaciones que datan de 75, 40 y 20 años y donde se cosecha un promedio de 7 mil kilos de hoja verde por año. “Desde el año 1983 no pasamos el tractor en el yerbal para cuidar el suelo,  también tenemos cubiertas verdes de invierno y de verano y la limpieza se hace con motoguadaña”, contó Alejandro, de 66 años.  “Pero además, desde el 2013 cortamos sólo gajos de dos años, y dejamos el 35 por ciento en la planta; eso hasta hoy lo hacíamos con serrucho, ahora nos estamos llevando una tijera automática”, agregó su hijo Felipe, al tiempo que anunció que “se está fabricando un guinche para raídos” que se incorporará a la estructura de trabajo.

 

“Para nosotros esto es espectacular”, resumió Mario Ramírez, quien se dedica a la tarefa desde hace 23 años.  “Antes teníamos tijera manual y serrucho, sin protección en las manos, y eso es agotador; ahora con la tijera electrónica se trabaja tranquilo todo el día, sin ese cansancio extremo que teníamos, y el rendimiento es mayor, lo cual también es bueno porque cobramos por tonelada de hoja verde cosechada”.

 

Juan Carlos Haasis, de Montecarlo, se llevó dos tijeras electrónicas. “Una es para mi hijo y la otra para mi, que en mi caso ya es la segunda que adquiero y la verdad es que el cambio es total, no tiene comparación una cosecha con el viejo sistema y una cosecha con estas herramientas porque el corte es muy bueno, la brotación viene mejor y el tarefero también también trabaja mejor”, indicó este productor. “Fui el primero en mi localidad en incorporar camión con grúa, y carritos de arrastre y descarga automática; felizmente podemos ver que hoy son más los que se animan a este cambio”, expresó.

 

 

“Ese es el gran objetivo”, enfatizó Nelson Dalcolmo, director por la Producción en el INYM. “Que el productor vaya incorporando poco a poco todas las herramientas de innovación que le permiten hacer más eficiente su yerbal y trabajar en mejores condiciones”, continuó, al tiempo que ponderó el rol de Eduardo De Coulon “que viene generando estas herramientas, precursor en el nuevo  sistema de cosecha, y viene apoyando  los programas del INYM, desde Corresponsabilidad Gremial hasta el Plan Estratégico” del sector.


Tijeras, guinches y carritos


A través del Plan de Mejoramiento de la Cosecha, creado por el INYM en el 2010, un total de 293 guinches de carga  y 658 carritos de arrastre forman parte de los trabajos en los yerbales.

 

 

Para facilitar el acceso a estas herramientas, el INYM reconoce parte de los cotos, con un valor de hasta 128.000 pesos del total del costo de guinche y 4.200 pesos en el caso del carrito de arrastre.

 

En el marco del Programa de Tijeras Electrónicas, hasta la fecha se entregaron más de 500 para podas de formación, de cosecha y de rebaje, contribuyendo a mejorar la calidad del corte de la rama y el cuidado de cada planta, lo que redunda en cosechas más abundantes según se pudo evidenciar en yerbales donde es habitual su uso. En este caso, el INYM reconoce hasta 56.000 pesos por herramienta.

 

En la misma línea, está vigente el Programa de Motoguadañas y Motosierras, orientado a la limpieza y/o rebaje de las plantas de yerba mate, de las cuales ya se entregaron 1025 en el marco del programa. Aquí, el Instituto absorbe hasta el 50 por ciento del valor de cada herramienta, con topes máximos de reconocimiento de $21.840 para las motoguadañas y de $14.000 para motosierras. Está destinado a quienes cosechen hasta 60 mil kilogramos de hoja verde por año.


Eduardo, el precursor


La primera tijera eléctrica en el sector yerbatero desembarcó en estas tierras hace 28 años. Fue de la mano de Eduardo De Coulon, quien la “descubrió” en Europa mientras recorría exposiciones de innovación y cuando volvió a Jardín América no dudó en incursionar en el mundo tecnológico para volcarlo al sector productivo.  En la actualidad, son más de 5 las marcas disponibles en el mercado, y cualquiera pude formar parte del programa del INYM.

 

“La tijera fue creada en 1984 por Daniel Delmas en Francia, y fue en ese Continente donde la conocí. Cuando regresé, me puse a investigar el proceso de la yerba mate y cuando vi cómo se cosechaba, me acordé de esa herramienta.  No dudé: mi suegro me prestó dinero y traje la primera tijera, hace 28 años, y a partir de su éxito, no paramos de buscar, crear y probar nuevas herramientas”, resumió el  ingeniero agrónomo.

 

El uso de este implemento “generó replantear todo el sistema de trabajo de la cosecha”, continúo De Coulon. “Nos dimos cuenta que la quebranza era físicamente muy exigente y que el 70 por ciento de los accidentes estaban en la  carga de raídos. Así surge el guinche, que es un invento nuestro; la quebradora, que creamos en el 2006, hace 14 años; la jaula para traslado a granel en camión, y los carritos, cuyo diseño trajimos de otro lugar”, detalló.

 

Eduardo De Coulon estuvo siempre movilizado por la inquietud de cómo hacer de la cosecha de yerba mate un trabajo atractivo, y que convoque a realizar la poda adecuada, de tal forma que la brotación se manifieste con fuerza y sin contratiempos. “Si le damos al cosechero una ponchada y un machete, va a hacer lo que ese machete le permita hacer y va a terminar el día muy cansado, ni hablar de cómo terminará la semana. En cambio, si recibe elementos para cosechar con menos dificultades, el resultado será totalmente otro”, reflexionó.

 

 

Sobre los costos de la adquisición de las herramientas, De Coulon ilustró el caso de la tijera electrónica: “Nuestro costo de cosecha, con estos elementos, es un 20 o 30 por ciento menor que el promedio, y utilizándola se lograr una producción del 10 por ciento más que el promedio, entonces podemos decir que ‘en un año se paga sola. Tenemos muchos ejemplos, el de Mateo Froelich, por ejemplo, que en el 97 vendió 23 mil kilos de yerba y compró con ese dinero su tijera; eso hace 23 años, todavía la tiene”.

 

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