Coronavirus: el Centro de Rehabilitación del Ciego «Santa Rosa de Lima» se adapta a las exigencias de la nueva normalidad para continuar la tarea en cuarentena

El trabajo coordinado de más de cuarenta profesionales hizo posible que el Centro de Rehabilitación del Ciego “Santa Rosa de Lima” de Posadas, continúa su tarea a pesar de la imposibilidad del encuentro personal imprescindible para el tipo de atención que requieren las personas que asisten a la institución en tiempos «normales» y requiere de adaptación extra de manera especial, durante la cuarentena.

 

Más de un centenar de personas de entre 45 días de vida y más de 85 años asisten a la sede del Centro que depende del Obispado de Posadas y allí acuden con distinto grado de dificultades en la visión y algunas, completamente ciegas.

 

Con el acompañamiento de profesionales docentes, médicos, psicólogos, terapeutas, etc, las personas que allí asisten pasan por un proceso de habilitación o rehabilitación donde el objetivo es encontrar una solución para que las personas que dejan de ver o ven muy poco puedan tener una calidad de vida adecuada y así lograr manejarse de manera independiente.

 

Al frente del Centro, desde hace 37 años está el profesor Luis Viarengo, quien resaltó en esta oportunidad el gran trabajo que lleva adelante la institución para no perder el contacto con quienes habían comenzado su período de habilitación o rehabilitación en marzo y a una semana de ese inicio debieron suspenderlo debido a la pandemia de coronavirus.

 

 

La palabra clave es continuar…porque con la pandemia tuvimos establecer rápidamente contacto con las personas que estaban en rehabilitación y lo logramos en un 95 por ciento de los casos. No fue posible hacerlo con un pequeño grupo formado por personas que son de lugares distantes, donde no tienen internet o donde la señal telefónica no le permite el uso del WhatsApp de manera óptima”, comienza “Lucho” Viarengo.

 

En medio de la incertidumbre que generó el primer impacto del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), asegura que fueron “creciendo y estudiando la forma, buscando nuevas metodologías para sostener ese proceso que ya habían comenzado, para darle una continuidad” y a más de 100 días de la imposibilidad del encuentro, evalúa que los resultados son positivos, en el sentido de la continuidad lograda.

 

El trabajo en “tiempos normales”

Explica Viarengo que el objetivo central del Centro que dirige es “tratar que la persona ciega se desarrolle lo más que pueda y darle esa autonomía para que niños y jóvenes puedan tener una escolaridad integrada en cualquiera de los establecimientos más cercanos a su domicilio para que puedan estudiar”.

 

Búsqueda de autonomía y seguridad son aspectos importantes que adquieren con el transcurrir del trabajo de excelentes profesionales. “En el caso de bebés y niños, se trabaja con estimulación temprana y junto a la familia; con los jóvenes y adultos que pierden la vista o que están diagnosticadas que van a quedar ciega, el equipo de profesionales evalúa, arma el plan de trabajo respetando lo que le interesa a la persona y se lo orienta respecto de lo que le debe interesar y digo ‘le debe’ porque hay actividades que por ahí no les gusta mucho pero que son necesarias para manejarse independientemente y no sentirse como una carga para la familia”.

 

“Hoy, después de 37 años de trabajo en el Centro del Ciego, tenemos muchos egresados universitarios que terminaron su carrera. Esto nos demuestra que las personas que de pronto padecen una problemática seria en la visión que es posible aún sin ver, estar muy presente en la sociedad estudiando, trabajando, formando una familia, teniendo hijos. Después de la evaluación, el equipo de profesionales comienza a trabajar en función de resolver los problemas de la mejor manera posible”.

 

Habilitación y rehabilitación

Respecto de la diferenciación entre uno y otro concepto, explicó Viarengo que “las personas que se rehabilitan en el Centro del Ciego es la que tuvo visión o algún grado de visión en algún momento y la perdió. Se trata de rehabilitarla para que pueda desenvolverse en las cuestiones de la casa, en las actividades diarias que ya sabían hacer, pero ahora en su condición de persona ciega, manejando el bastón verde o el blanco, con la mayor seguridad posible”.  

 

En cambio, “la habilitación en cambio está dirigida a las personas que no tuvieron ninguna experiencia de visión y tienen que aprender de cero. Se da mucho en el caso de niños que van creciendo y uno le va enseñando de acuerdo a la etapa de la vida en la que va atravesando”.

 

Ante cada una de los diagnósticos con los que llegan las personas al Centro “Santa Rosa de Lima”, la evaluación que se realiza es la que determina el tipo de actividades según el grado de dificultad o de entrenamiento ya adquirido o por adquirir.

 

En tiempos normales, las personas llegan al Centro de Rehabilitación del Ciego porque necesitan aprender cómo manejarse de manera independiente y para ello existe una oferta muy importante para atender estas necesidades: orientación y movilidad, el uso del bastón blanco o verde de seguridad, actividades de la vida diaria, relativas a todas las personas sanas.

 

Además, se ofrecen distintos talleres como carpintería, pintura, arte y expresión, encuadernación; la biblioteca donde se distingue una parte para informática, otra para braille y audiolibros.

 

“Tiempo de no ver-nos”

Como ocurrió en el mundo entero y en todas las actividades, la del Centro se vio terriblemente afectada por la obligatoriedad del aislamiento que interrumpió la cercanía y la presencialidad necesaria para encarar en los grupos nuevos, el entrenamiento para la vida diaria.

 

Así, imposibilitados de sumarse a la virtualidad, una veintena de asistentes que comenzaban el 2020 con la ilusión de sumarse a las actividades vieron el proceso de admisión inconcluso. “Quedaron ahí, tratamos de mantener el contacto telefónico y esperando el regreso de la presencialidad, porque hay actividades iniciales que no pueden pensarse en la virtualidad. En esta etapa inicial es muy importante la cercanía, porque cualquier indicación tiene que ser dada de manera muy puntual, de lo contrario, si llegaran a realizar algún movimiento que le generara una dificultad, se generan consecuencias no deseadas para todos”, explica Viarengo.

 

Con quienes ya formaban parte de la comunidad educativa del Centro al menos desde el año pasado, “ los profesores con una exigencia muy importante, por el hecho de tener que estar cercano a los participantes, tratando de darle continuidad, en el caso de los talleres de arte y expresión, como carpintería, etc primero estuvieron  viendo qué podían hacer desde sus casas; les mandaban videos con instrucciones y con la ayuda de los familiares podían ir realizándolas.

 

En la descripción del trabajo realizado, Viarengo agrega: “Hubo un parate tan importante que las personas que tenían que continuar con los trabajos físicos adaptadas para estar en condiciones físicas de resolver sus problemas de movilidad, de seguridad espacial, los profesores trataban de darle las indicaciones para que continúen dentro de sus casas y cuando habilitaron la posibilidad de salir a las veredas, trabajaban en la manzana de su barrio, con las indicaciones de sus profesores”.

 

Además, “se organizaron encuentros de musicoterapia, encuentros virtuales de música, con las personas que tienen algún grado de visión se pudo hacer alguna videollamada”.

 

Viarengo finalizó evaluando que “en eso de estar cerca de los participantes, se cumplió como parte del trabajo de todo el equipo, somos 42 personas que trabajamos en las diferentes actividades, todas especializadas para el trato con personas ciegas o de baja visión, porque requiere de una preparación específica y eso, se le brinda a los asistentes”.

 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas