Caña con ruda: “La vacuna de los pobres” que con tres tragos ayuda a pasar el invierno y espantar los males espirituales

Caña con ruda, una tradición cuyo origen se pierde en el tiempo y en la geografía se recrea cada primer día del “mes de los males”, agosto, época en que en el hemisferio sur se enfrenta con las más bajas temperatura y con ellas, las enfermedades propias de este ciclo natural que en numerosas culturas intentan disipar con la prevención y la ingesta de tres sorbos del preparado que se ganó un lugar en prestigiosa vidriera de la Ciudad de Buenos Aires, con marca misionera y sabor litoraleño.

Javier Vera – Radio Libertad

 

La escritora misionera Julia Norma Catalano sostiene en su libro “Caña con ruda” que la mezcla de alcohol y hojas: «Es un remedio ecológico, es un popular sortilegio de este tiempo. Circula como el rumor, seduce porque es el emergente de lo que la gente cree y autojustifica cada uno a su manera».

 

La tradición milenaria

“No se trata de ponerle ruda a la caña y ya está”, dice un conocedor de las tradiciones que -asegura- viene del otro lado de la frontera delimitada por el río Paraná en el nordeste argentino. Para que surta efecto, sostiene esa misma tradición “hay que macerar un gajo de ruda durante, por lo menos, un año”. Y claro… “tiene que ser ruda macho”.

 

Costumbre arraigada en culturas tradicionales que reproducen preceptos a partir de la taxonomía de las plantas y distinguen a la “ruda macho” (Ruta chalepensis) como “fuerte y de mayor tamaño” y la “ruda hembra” (Ruta graveolens) como “más florida y alegre”. Las dos variedades de la misma planta tienen sus diferencias en hojas, tallos y tamaños y de ahí, tal vez, la asociación con los géneros binarios que fueran socialmente aceptados como únicos hasta no hace mucho tiempo atrás, pero para derribar muros y descontruir relatos hay que saber que…

 

La ruda o Ruta es una planta que incluye cerca de 60 especies cuyo origen se disputan distintos autores, culturas y relatos; pero los datos de la botánica establecen que es originaria de la región del Mediterráneo y el sudeste de Asia y pertenecen a la familia de las rutáceas. Tienen un aroma fuerte y particular y aunque la tradición popular la distinguen por género, en realidad es una planta hermafrodita (tiene órganos masculinos y femeninos) de diferentes especies. Las variedades más conocidas son:

-Ruta graveolens (ruda hembra) originaria del sur de Europa, es una planta perenne, arbustiva que tiene cinco pétalos.

-Ruta chalepensis (ruda macho) es más alta, puede llegar a alcanzar un metro de alto y hojas más grandes.

 

Ruta graveolens (ruda hembra) y Ruta chalepensis (ruda macho)

Las propiedades de la caña con ruda

“Si se mantiene durante un año, pasan las propiedades medicinales de la ruda al líquido, en este caso la caña” (bebida alcohólica producida a partir de la caña de azúcar); es un antiparasitario muy bueno, por eso los abuelos los tomaban en agosto, lo que hoy se consigue con un montón de fármacos, ellos lo conseguían con la ruda”, explica desde la calma de su sillón don Raúl, hombre cuyo origen se vuelve incierto, entre tantas anécdotas de viajes y aventuras.

 

Como él, otros mayores intentan convencer a los más jóvenes que activa la circulación de la sangre, mejora el rendimiento cerebral, mejora la vista, mejora la memoria, regula el intestino, aporta flora intestinal, previene el resfrío, aleja los malos espíritus, cura “brujerías”, atrae la buena suerte…

 

Algunos antecedentes

En la tradición cristiana aparece en la Biblia, precisamente en el evangelio de San Lucas 11,42, como mención de uso alejado de la fe y asociado con ceremonias y rituales. En Roma, Plinio “El Viejo” la recomendaba para la vista. En la Edad Media la gente “rica” cargaba con un ramito cuando salía a las calles para que no se les subieran “los piojos de los mendigos”. La medicina natural de los siglos XVI y XVII la usaban como antídoto contra el veneno de hongos, serpientes y otros animales ponzoñosos.

 

Fue llamada la “Planta del Perdón” porque decían que quien la tomaba perdonaba las traiciones y los malos sentimientos. Los chinos también le atribuyen características benéficas, la usaban para contrarrestar los efectos de la fiebre palúdica y los malos pensamientos.

 

Los magos celtas consideraban que la ruda era una verdadera defensa contra hechizos y trabajos maléficos; solían usarla para las bendiciones y la sanación de los enfermos. Y ese mismo carácter sagrado tuvo para los egipcios, hebreos y caldeos, quienes afirmaban que la planta de ruda era un don de los dioses.

 

Caña con ruda: “La vacuna de los pobres” que con tres tragos ayuda a pasar el invierno y espantar los males espirituales
Caña con ruda: “La vacuna de los pobres” que con tres tragos ayuda a pasar el invierno y espantar los males espirituales

 

En América, los indígenas agregaban esta hierba en sus hechizos de amor. Aseguraban además a las enamoradas que con apenas exponer unas pocas ramas a la luz de la luna y después entregárselas al ser amado, conseguirían conquistar su corazón.

 

Popularmente se usa con otras plantas para prevenir el mal de ojo y en las limpias espirituales.

 

Es conocida como una de las plantas mágicas muy poderosas, siendo muy utilizada desde la antigüedad como protectora contra todo daño, ataques psíquicos, envidia, trabajos de magia, etc.

 

Realza la luz interior de cada ser humano y los buenos sentimientos…pero eso sí, para que se produzcan todos estos efectos mágicos y curativos, la planta no debe ser comprada, sino “recibida como regalo o arrebata de alguna vereda descuidada”.

 

Caña con ruda, Patrimonio Inmaterial en Paraguay

El 29 de julio de 2019, la Secretaría Nacional de Cultura del Paraguay (SNC) declaró como “Patrimonio Cultural Inmaterial al Carrulim, mezcla de caña, ruda y limón, brebaje tradicional del Paraguay. Sus prácticas sociales inherentes se transmiten de generación en generación y son realizadas cada 1 de agosto para purificar la sangre y atraer la buena suerte, en el ámbito de los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo.”

 

 

Cañas “Cachapé”, la verdadera «poción mágica»

Ciencia, tradición y comercio son cuestiones que no se discuten en los alrededores de Posadas, donde desde hace más de tres décadas Cachapé es el icono de la tradicional caña con ruda en la Tierra Colorada. Elaborada en Garupá por la firma “Bebidas Misioneras”, fábrica de bebidas alcohólicas que provee de una gran variedad de productos a toda la región y a otras provincias como Córdoba y San Luis, amplió su mercado hasta lograr un lugar de destaque absoluto en una de las más tradicionales vinerías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

 

En la vidriera de Muñiz Vinoteca, en pleno microcentro porteño, el popular brebaje misionero se exhibe entre las primeras marcas, en esta casa que nació en 1923 en el barrio de Congreso. Como en Misiones “Cachapé”, la vinoteca que se animó a incluir en su oferta de venta directa y ahora de manera virtual, es una pyme familiar argentina de tradiciones y raíces españolas que se fue consolidando y fortaleciendo a lo largo de los años, hasta la actualidad, siendo dirigida por la tercera generación de la familia.

 

Caña «Cachapé» de Garupá al barrio «Congreso» en Buenos Aires

 

 

Carolina Muñiz explica que la casa se dedica “a la venta de bebidas y delicatessen nacionales e importadas, tanto para el ámbito particular, como para el empresarial”.

 

En Garupá, hace más de 30 años, las familias Vera y Rodríguez trabajaron juntas para poner en funcionamiento la fábrica de bebidas alcohólicas más grande de la provincia. Comenzaron con un emprendimiento de la industria vitivinícola que había llegado a la provincia cuando todavía no existía la ley de fraccionamiento de vinos en origen. De esta manera, se animaron a incursionar en la elaboración de bebidas alcohólicas dando origen a “Bebidas Misioneras”.

 

Efecto pandemia y frontera cerrada

En comunicación con Radio Libertad, Javier Vera, socio gerente de «Bebidas Misioneras SRL» se refirió a las consecuencias benéficas que tuvo el cierre de frontera obligado por la pandemia de coronavirus y a la ampliación del mercado de venta de la popular «Cañas Cachapé-la que tiene payé».

«Como todos los años, hacemos nuestro aporte, pero no fue fácil. Cuando trabajamos con esto, lo hacemos con anticipación, pero este año con las restricciones a la circulación no se pudo movilizar lo suficiente para conseguir la ruda que se consigue en el interior. Nosotros aportamos la caña y la gente la prepara como más le gusta» comenta Vera en la mañana fría que dos días antes del ritual hace prever un aumento de ventas segura en toda la región.

«Tenemos un slogan que es ‘la caña que tiene payé’ haciendo una correlación con la mística y la magia que tiene esa combinación con la bebida; pero cada uno le pone su impronta particular. Nosotros aportamos el trabajo y la buena onda. Le sumamos la suerte de trabajar desde hace algunos años con gente de Buenos Aires, Córdoba y San Luis que nos compra más que nada en esta época y tiene muy buena aceptación nuestro producto. Seguimos trabajando en eso para ampliar los horizontes, significa que lo que hacemos es bueno.

 

Resguardando las particularidades que hacen de «Cachapé» la mejor opción para espantar males y maleficios, Vera solo comenta algunos de los pasos en la elaboración del producto: «Se compra el alcohol la caña es una bebida hidroalcohólica hecha en base a caña de azúcar, nosotros hidratamos el alcohol, lo maceramos y eso tiene un tiempo de estacionamiento y luego se envasa en diferentes medidas».

 

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