Coronavirus en Estados Unidos: proponen campañas masivas para acostumbrar al uso de tapabocas

Hay resistencia por parte de un sector de la población de utilizar la protección recomendada por los infectólogos, mientras se disparan los casos. 

Numerosos estudios muestran que los tapabocas mantienen a todos a salvo. Además, protegen a otras personas si estás infectado pero no lo sabes; eso incluye a las personas que son asintomáticas y las que llegarán a desarrollar síntomas más adelante. Y sí, los tapabocas también ofrecen algún nivel de protección a quien los usa, aunque eso varía con el tipo de tapabocas. Benjamin Hoffman, director médico del Centro de Seguridad Tom Sargent del Hospital Infantil Doernbecher en Oregon, dijo que, para ayudar a las comunidades a pensar en los tapabocas, “el objetivo es hacer hincapié en su uso para los que ya están haciendo lo correcto y ayudar a convencer a aquellos que no se han decidido”.

Las campañas para que la gente use preservativos, cascos al andar en bicicleta y cinturón de seguridad implicaron dar un paso más. Las tres implican algún sacrificio de comodidad y conveniencia personal, sacrificios que parecen triviales para algunos y nada triviales para otros. Y así como necesitamos usar el cinturón de seguridad cada vez que estamos en el auto, aunque no esperemos chocar, necesitamos usar tapabocas en público, aunque no creamos que nosotros o las personas que encontremos estén infectadas del coronavirus. Comencemos con los preservativos, pues claramente son la mejor analogía: usás preservativos para protegerte a ti mismo, pero también para proteger a tu pareja. Michelle Ybarra, presidenta y directora de investigación del Centro para las Investigaciones Innovadoras de Salud Pública, dijo que, con el tiempo, “hemos hecho un buen trabajo convenciendo a los adolescentes” de que la “idea de que puedes hacer una selección serológica” —o determinar si una pareja sexual tiene VIH por su aspecto— no es cierta. Preguntar a las parejas sexuales si tienen infecciones de transmisión sexual tampoco es una buena estrategia; la gente puede estar infectada y no saberlo.

Con el coronavirus, Ybarra dijo que “hay personas, no sabemos cuántas, que son asintomáticas o muy levemente sintomáticas, y podrían andar infectadas por ahí sin saberlo”.

Frederick Rivara, profesor de Pediatría en la Universidad de Washington, y codirector de formación troncal del Centro de Prevención e Investigación de Lesiones de Harborview, dijo: “Lo que aprendimos de la historia del casco de ciclismo fue que el enfoque de la campaña era tratar de hacer que suficientes personas usaran cascos para que las personas que no los usen parezcan inadaptados”. La idea era que los grupos lo hicieran juntos: escuelas y grupos comunitarios que compraran cascos o realizaran actividades relacionadas con el uso de cascos. Por otro lado, dijo, con los cascos de ciclismo, el énfasis estaba en la autoprotección, mientras que, con los tapabocas, se le pide a la gente que proteja a los demás.

“Lo que tenemos que hacer con los tapabocas es normalizarlos lo suficiente para que la gente que no los use sea la excepción, en lugar de que ocurra lo contrario”, dijo Rivara. “Los nenes harán lo que sus padres, lo que la comunidad, lo que sus compañeros”, dijo Hoffman. Todo se trata de “normalizar el comportamiento, aceptar el comportamiento, ayudar a que el niño entienda la importancia de la utilidad. Los niños hacen lo que deben, harán lo adecuado si tienen un ejemplo que seguir”. La normalización fue la estrategia más importante para promover el uso de preservativos durante la epidemia de VIH, dijo McDevitt. Sin embargo, tomó algo de tiempo, y debemos aplicar esas lecciones rápidamente si vamos a beneficiarnos de los tapabocas. “Usa tu tapabocas, úsalo adecuadamente”, comentó. Hay que usar la aplicación positiva: “Hagámosles cumplidos a las personas cuando usen tapabocas”. ¿Y si no lo hacen?

“Hacer preguntas puede ser muy positivo: ‘Me doy cuenta de que no usás tapabocas. ¿Necesitás uno?’; ‘Me da curiosidad que no usés tapabocas’. En vez de decir: : ‘Ponete tapabocas. ¿Qué te pasa?’”. Señaló que, incluso con la normalización del uso de preservativos, no hay un cumplimiento del cien por ciento. “Es un modelo de reducción de daños en el que la meta es hacer que tantas personas como sea posible tengan tantas herramientas como sea posible para estar tan seguros como sea posible, con tanta frecuencia como sea posible”.

Fuente The New York Times y TN

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