La conmovedora historia de los caballos rescatados que fueron amputados y ahora caminan con prótesis

Las películas donde un caballo se rompe una pata muestran el mismo cruel final: un disparo acaba con su vida. No es sólo ficción, es lo que les pasó por siglos a los equinos que sufrieron una fractura, aunque a veces varíe la forma que toma la muerte: puede producirse con una inyección letal. Su tamaño y el costo económico de una posible recuperación, sobre todo cuando se trataba de animales utilizados en deportes o en la tracción a sangre, los alejaba de tener una segunda oportunidad.

 

“Ahora está cambiando el paradigma y se considera la amputación como una posibilidad real que puede ser exitosa desde lo quirúrgico, cuando antes parecía un salvataje de proteccionistas locos. Desde hace unos años se está cambiando la antigua creencia de que si se quiebran deben ser eutanasiados. Los caballos son individuos y hay que darles ese valor tratándolos como tal y dejar de considerarlos cosas”, dice Juan Núñez, médico veterinario a cargo de las cirugías en el Centro de Rescate y Rehabilitación Equino (CRRE).

 

La idea de amputar un miembro a un caballo lesionado para que una fractura no le signifique la muerte era impensada hasta 1981, cuando el veterinario norteamericano Berrie Grant demostró que un caballo amputado puede utilizar una prótesis y tener una vida plena. El primer equino que pasó por esa cirugía y recibió una prótesis fue Boitron, un Pura Sangre (SPC) francés que se lesionó el corvejón (la articulación que une las partes inferior y superior de la pata) durante un vuelo que lo trasladaba de Los Angeles a Chicago donde competiría en una carrera.

 

Esa lesión puso en peligro el suministro de sangre a la extremidad inferior, lo que generó más tarde que su pata trasera se necrosara al punto desprenderse. Allí llegó el veterinario, que con su equipo médico operó al animal y le preparó una prótesis. Alentados por esos resultados y los avances que lo sucedieron, sus colegas del Centro de Rescate y Rehabilitación Equina siguieron el camino quirúrgico para darles a los caballos lesionados una nueva oportunidad. Los resultados asombran.

 

 

La historia de los caballos que volvieron a galopar
El CRRE es una asociación civil sin fines de lucro que trabaja día a día en la rehabilitación de equinos maltratados, los cuáles son rescatados en situaciones de emergencia, negligencia o abandono y que, además, concientiza a la sociedad para poder erradicar la problemática de la tracción a sangre. Esta ONG estuvo al frente del rescate de los caballos hallados en el “campo del horror de Ezeiza”.

 

La primera en ser amputada fue Esperanza, una yegua que desde hace más de cinco años camina y galopa con una prótesis hecha a medida que fue adaptada a medida que crecía. Ella abrió el camino para que el CRRE se transforme en uno de los centros de ayuda para caballos lesionados más reconocidos de Argentina.

 

“A Esperanza la tenemos hace varios años. Fue rescatada por la ONG Perros de San Clemente del Tuyú y cuando llegó con nosotros ya había pasado mucho tiempo para sanar su herida. Esta parte de su historia comenzó cuando la quisieron robar junto a su mamá y quedó atrapada en unos alambres que la lastimaron mucho. A causa de esas lesiones perdió una pierna. En el momento que llegó a CRRE toda esa pata estaba necrosada y no había otra chance: amputarla o sacrificarla. Esto sucedió hace más de 5 años y nadie quería operarla. Entonces no había tantos caballos amputados y ni siquiera se intentaba hacerlo porque eran tiempos de soluciones fáciles: si un caballo se lesionaba la pata, se lo sacrificaba. Esa era la realidad, pero nosotros buscamos por cielo y tierra alguien que la operase hasta que dimos con Edgardo Di Salvo, el veterinario que la operó. Hoy, Esperanza lleva una vida normal”, contó Florencia Sampietro, presidenta del Centro de Rescate y Rehabilitación Equino.

 

El caso de Esperanza es uno de los más conocidos entre los seguidores del refugio. Gracias a un padrino conmovido con su historia, la potranca pudo tener una nueva vida. “Ese hombre donó el esqueleto de la pierna que le faltaba para que se le hiciera la prótesis. Esa fue la primera pierna ortopédica que tuvo. Luego hubo que hacerle varias más porque era una potranca cuando fue sometida a esa cirugía, a medida que iba creciendo había que adaptársela”, remarcó la mujer, que desde hace 7 años se dedica al rescate de caballos maltratados.

 

Al poco tiempo de la cirugía exitosa de Esperanza, el refugio recibió a Lilu, una yegua ciega. Una vez más, los animales demostraron el amor incondicional y solidaridad innata. “Esperanza quiso acompañarla al punto de convertirse en su punto de referencia. La amadrina, es su lazarillo. Tienen una relación maravillosa que nos demuestra que a pesar de que Esperanza tiene su propia discapacidad es capaz de ayudar a otros caballos”, dijo conmovida Sampietro.

 

Otro caso es el de Nerón, un pura sangre que fue entrenado para correr carrera hípicas, pero no llegó a hacerlo porque durante un entrenamiento se lesionó. “Es un potro de tamaño grande, que en edad de entrenamiento (a partir de los dos años) se rompió la pierna cuando lo estaban preparando para debutar como corredor: se fracturó en dos el metatarso y tenía otras fracturas en distintas partes de la pierna. No había forma de salvarlo ni de operarlo… Los cirujanos nos decían que ese tipo fractura no permitía ponerle una placa con clavos, por lo que se le puso un yeso temporal que no se fijó y la fractura se desplazó. Eso generó que se le pudriera el tejido y no quedó más que amputarlo”. El de este potro es uno de los casos más recientes.

 

Otro es el de Corsario, un caballo nacido en Entre Ríos que vivía con una familia cuando tuvo un accidente. “La familia era de bajos recursos y no lo podía ayudar cuando se accidentó, pero no lo querían sacrificar pese a que eso era lo que todos le decían. Fueron las chicas del grupo Mi reino por un caballo, de Paraná, quienes se contactaron con nosotros y nos preguntaron si los podíamos operar en Gualeguaychú, en mi casa”, recordó Florencia.

 

Corsario viajó desde Chajarí hasta Gualeguaychú y allí fue operado. El postoperatorio fue en el propio patio de la casa de la rescatista que está al frente del refugio dedicado a rehabilitar caballos con el objetivo de darles una nueva vida y alejarlos de ser considerados herramientas de trabajo o deportivas. “Cuando estuvo bien lo trasladamos al predio y ahora está en el nuevo espacio. Es un caballo que se re amadrinó con otro pura sangre de carrera rescatado que tenemos en el CRRE”, afirmó sobre la amistad que hizo el animal.

 

Piecito tiene solamente 7 meses y es cruza entre un caballo considerado “cuarto de milla” y una yegua criolla. Pese a su edad es de porte grande. “Tuvo una infección en el casco que subió por dentro sin que nadie pudiera notarla”, lamenta Sampietro al contar la historia del caballo, que pertenecía a una familia que criaba equinos para venderlos. “Un día lo pasaron por la manga de inspección y se le desprendió el casco… Entonces se dieron cuenta de que estaba todo podrido por dentro”, el hecho derivó en el llamado a una veterinaria, que se contactó con la ONG para alertó del caso del potrillo: sería sacrificado, algo que ella no quería hacer.

 

“Nos preguntó si lo podíamos ingresar a nuestro predio para darle una segunda oportunidad. El día que llegó lo apuntamos durante la madrugada porque tenía el casco tan mal que si no lo hacíamos rápido corría un serio riesgo de tener una infección generalizada”. En este caso, se le pudo salvar buena parte de la pierna, aunque perdió el pie completo.

Cuzco es otro de los rescatados y, a diferencia de los otros, todavía no está amputado. Su cirugía será durante este fin de semana. “Llegó desde Junín, donde unas señoras lo rescataron de ser sacrificado porque tenía toda una pierna infectada. Aparentemente se luxó con un alambre o una soga. A él habrá que sacarle toda la pierna va hasta el tarso, aproximadamente”.

 

Si bien estos casos son los más recientes y conocidos, no fueron los únicos. “Pepa, Alma y Valentino fueron amputados y se fueron en adopción”, recuerda Sampietro y cuenta que “estos caballos tienen el mismo mantenimiento que un caballo normal”. “Sus cuidados son los mismos e incluso algunos aprenden a levantar las patas para desvasarlos apoyándose en las prótesis. La única diferencia que puedo notar con un caballo que está a campo es que si llueve hay que cambiarle el vendaje que protege la prótesis y cambiar la media de silicona que le ponemos para que no se lastimen. Ese es el tratamiento hasta que se forma el muñón. Y obviamente hay que hacer el mantenimiento de la prótesis como cualquier aparato que está en contacto con el barro, la tierra y el agua… La realidad es que hacen una vida perfectamente normal y vuelven incluso hasta a galopar. Patean, se revuelcan, se paran solos y no necesitan que se les esté encima cuidándolos todo el tiempo”, explica Sampietro.

 

Cómo se amputan los miembros de un caballo

“Hay una creencia, sobre todo en Argentina, de que la cirugía es muy complicada, porque cuando se la intentó llevar a cabo hace años, no salió bien. Cuando no existían las prótesis había muchas complicaciones, porque aunque la cirugía fuera exitosa podían surgir otros problemas: se les caía el anca o ese tipo de cosas y el caballo no tenía buena sobrevida después de ser amputado”, contó el veterinario, que desde hace dos años está a cargo de las amputaciones y demás cirugías en el CRRE.

 

La vieja creencia que tenía a la eutanasia como única opción comenzó a cambiar en el mundo y, lentamente, la idea también se instaló en Argentina, donde los veterinarios plantean en tema y se capacitan para conocer nuevas técnicas y perfeccionarlas. “Creo que ahora está cambiando el paradigma y se está viendo que amputar y darle al animal calidad de vida es una posibilidad real y que se puede tener éxito. Pese a eso, la gente sigue creyendo que los caballos son simples bienes materiales, con un valor monetario, que si no rinden se descartan. Pasa con los caballos usados en la tracción a sangre como con uno de polo o de carreras… Si el dueño considera que ya no le sirve más para correr y deja de tener valor económico tratan de sacar dinero a través de su venta para la faena. Es lamentable que pese a haberlos tenido mucho tiempo, cuando se lesionan no puedan darle la atención necesaria para que viva normalmente”.

 

Respecto a la cirugía, Nuñez indica que “hay un paciente ideal para este tipo de intervenciones: son importantes el tamaño, la edad, que la lesión no está infectada, que el caballo sea tranquilo porque tiene que tolerar la cirugía y el postoperatorio, que sean los miembros posteriores. Pero con la cirugía al pura sangre demostramos que también se pueden operar a un caballo de 500 kilos, siempre y cuando las cosas se hagan muy bien. Con esto me refiero al pre operatorio, al postoperatorio, la anestesia y la analgesia porque todo es muy importante”.

 

La cirugía lleva una hora y media aproximadamente pero a veces surgen complicaciones y se demora. Lo que está implementando Núñez es que cuando se termine la última dosis de anestesia y el caballo esté listo, pueda pararse con la ortopedia puesta. “Cuando el caballo se da cuenta de que tiene un miembro fantasma, que no tiene una pata, a veces puede ponerse agresivo, por eso intentamos es que se recupere de la anestesia directamente con la prótesis puesta, para evitar que al intentar pararse se caiga o choque el muñón”, contó y agregó que en otros casos, los animales son reposados sobre un arnés o malacate que cuelga del techo para que quede apoyado sin lastimarse.

 

 

Como veterinario, Nuñez alienta a sus pares para que consideren la técnica que evita la eutanasia. Para él, “la calidad de vida que tienen es muy buena y lo único que hay que tener en cuenta es que siempre va a ser un paciente, por lo que hay que estarles encima y cuidarlos. Si un propietario quiere a su caballo y se lesiona puede ayudarlo a mantenerse vivo y feliz. La amputación es el paso previo a la eutanasia, es la última decisión que se puede llegar a tomar cuando hay heridas sin irrigación, problemas en el hueso que se ven en placas, cuando el hueso está expuesto o cuando nos damos cuenta por ecografía que está inviable. Primero se evalúa poner tornillos o enyesar”, reflexionó el veterinario del CRRE.

 

Además, comparó el tipo de lesiones según el uso que se le haya dado al caballo o en caso de maltrato. “Algunas ocurren frecuentemente en los caballos de carrera o en el polo. Los caballos ingresan a las carreras entre los 2 y 6 años y a esa edad tienen determinada predisposición a lesionarse por la exigencia física que los predispone a una fractura. En el caso de los caballos de carro que andan la calle pueden ser pisados por autos, el peso que cargan afecta sus columnas y patas. Muchos son petisos y están predispuestos a lesiones por las posturas al llevar un carro”. Otras lesiones ocurren en los campos abiertos, donde los caballos quedan atrapados en alambrados y se lastiman al punto de perder nervios o tejidos.

 

La primera opción es la cirugía o el yeso y cuando nada de eso funciona, en los casos de lesiones serias e irreversibles, se llega a la amputación. Es la última instancia. “Siempre hay que agotar todas las instancias antes de tomar la decisión”, afirma el veterinario Juan Núñez. El veterinario resalta que el detrás de escena de las amputaciones está en el equipo necesario para ayudar a la recuperación del caballo.

 

Actualmente, han avanzado mucho en la técnica de cirugía: “Empezamos a practicar una técnica que implica cortar los nervios, estirarlos bien y cortarlos antes del muñón. Esto hace que los nervios no queden debajo sino por encima del muñón y cuando el caballo pisa o tiene la prótesis no se los presiona”.

 

Cómo ayudar a los caballos amputados

CRRE busca personas que amadrinen o apadrinen a los caballos, que al recibir esta intervención necesitarán materiales quirúrgicos y de curaciones como vendaje (se les hace con una venda especial anti adherente), apósitos, cambric, algodón (para que no se lastime después, cuando se forma el muñón), medias especiales para personas amputadas de silicona por dentro.

 

Además, necesitan un autoclave para esterilizar material quirúrgico, anestesia inhalatoria, construir un box para volteo y otro para recuperación de anestesia y una camilla de cirugía especializada.

 

Todos los caballos amputados pueden ser adoptados de manera responsable, al igual que cualquier caballo rescatado. Para donaciones o por adopciones puede ingresar a la página del Centro de Rescate y Rehabilitación Equino.

 

Fuente: Infobae

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