La historia detrás del desguace del Museo de Odontología de la UBA: «La estética de la destrucción», señala  un profesional de prestigio nacional ante “el grave daño” provocado por la Facultad al patrimonio cultural de la Odontología Argentina

Esta historia comienza, de alguna manera, con el ex docente y prestigioso profesional de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (FOUBA), el Dr. Juan Carlos Trigo, quien décadas atrás había donado y prestado para enriquecer el Museo de Odontología y Centro de Estudios Históricos Profesor «Doctor Orestes W. Siutti» que funcionaba en la Facultad desde 1980. Se habían donados determinados materiales y aparatología logrados en su experiencia práctica y personal con el fin cultural y archivo. Fueron piezas entregadas que enriquecían la historia de la ciencia y de la construcción del conocimiento de la docencia y profesión de la Odontología Argentina.

 

Este fin de semana uno de sus hijos, el Dr. Fernando Gustavo Trigo, decidió publicar a través de sus redes sociales una carta abierta a la opinión pública y, también, para compartir su preocupación con la comunidad académica argentina, exponiendo por una parte una dolorosa y angustiante situación familiar que lo vincula al desguace del Museo de Odontología que fue «progresivo e inconsulto» desde 2017 en adelante, asevera el profesional. Y en consecuencia, la incertidumbre que aún en el presente tienen respecto al destino que dieron a todos los archivos, elementos y materiales que resguardaban en este espacio cultural.

El Dr. Fernando Trigo junto a último director del Museo de Odontología, Alberto José Olivan, y otros colegas

A la preocupación se sumó la “impotencia” que golpea a la familia frente a la falta de respuesta de las autoridades a tres años del  “desguace” realizado del Museo, ya que no responden por las vías institucionales y académicas al reclamo de devolución de sus donaciones. Aún no tienen información si se trató de un traslado del museo de la casa de estudios o si fue definitiva su destrucción, lo que implicaría un “grave daño” al patrimonio cultural, científico e histórico a consideración del Dr. Trigo en su carta pública.

 

El Museo fue construido con el esfuerzo de grandes maestros de la profesión, durante décadas y con el aporte de la comunidad académica y con fines educativos. El patrimonio histórico estaba constituido por más de 3 mil piezas, clasificadas en un nomenclador, de la siguiente manera: equipos, moblaje, piezas de estudio, instrumental, accesorios y materiales; documentos; publicaciones científicas; documentación ilustrada y grabada; arte y odontología; filatelia y odontología; entre otros varios materiales prestados para ser exhibidos y utilizados con el fin para el que fue creado. Poseían en el lugar muebles, aparatos e instrumentos de los siglos XVIII, XIX y XX.

 

“El reclamo comenzó hace algunos años en el Ministerio de Salud (Ref. Expte. 120020000017087-04-7). En tanto, en la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) ante el Dr. Héctor Álvarez Cantoni , con fecha del 17 de noviembre de 2016 (Legajo 0122005/000/6), realicé la petición de creación del Área de Prótesis Restauratriz Buco-Maxilo-Facial, sin respuesta hasta la fecha. No solo intentaron eliminar la actividad sino que también la historia”, expresó el profesional.

 

Además, en paralelo suspendieron las actividades culturales que desarrollaba el Museo de Odontología, a través de los años  y luego del fallecimiento del Dr. Teobaldo Mari, quien fuera presidente del Ateneo Odontológico de Cultura.

 

“Terminan con esta actividad con personería jurídica que nucleaba a varios profesionales destacados. Luego los reclamos se sumaron al nuevo decano, el Dr. Pablo A. Rodríguez, siempre en defensa del patrimonio histórico, científico y cultural de la Odontología en la Argentina, pero ya nada quedó en la sede de la facultad, nada es lo que era. Y nunca tuvimos una explicación,  no sabemos si han destinado los elementos, materiales y archivos hasta algún otro depósito, ni que piensan hacer con ello”, detalló el Dr. Trigo, a quien lo moviliza esta situación por su rescate personal de elementos y acervos familiares que lo unía a este espacio institucional y de valor histórico.

 

“Lo que quiero hoy es recuperar los materiales que mi padre en principio, y que también en lo personal años después he cedido, y aún nada se me ha reintegrado. Entre estos elementos que tiene un valor familiar muy profundo y que nos angustia, es no poder recuperar un busto en reconocimiento de mi padre que se lucía en el Museo y que resguardaba sus cenizas. Mi padre falleció en 1996. Esto implica además un dolor personal, una angustia prolongada, y una falta de humanidad por parte de las actuales autoridades que no dan respuestas ni se hacen responsables de la situación”, precisó el Dr. Trigo, en una entrevista con Misiones Online.

 

Ausencia de gratitud y buen trato

Toda la familia de Fernando Trigo estaba vinculada a la UBA, la madre y sus dos hermanos también son profesionales de Odontologías. Hay valores humanos que son intangibles, inmensos, profundos, que guardan sentimientos personalísimos, y por ello pueden ser difíciles de transferir en su real dimensión en importancia a otras personas o instituciones. Sin embargo, Fernando Trigo, hijo del prestigioso profesor argentino de la FOUBA, de un pionero y maestro de muchas generaciones de profesionales en la disciplina de prótesis buco máxilo facial como fue el Dr. Juan Carlos Trigo, intentó por todas las vías institucionales y de diálogo hacer escuchar su reclamo de reintegro de las piezas aportadas, y ante la falta de respuesta a tres años del progresivo desguace del Museo, decidió contar su preocupación al mundo a través de internet con un reclamo público hacia el trato que recibe desde la casa de estudios.

 

“Este Museo fue desguazado sin aviso ni explicación alguna a todos los que contribuyeron durante varios años en este espacio para preservar la memoria histórica de la profesión”, asevera el docente. En la actualidad, el Dr. Trigo dirige el primer centro odontológico especializado en rehabilitación protésica de alta complejidad, CEMFYR, que permite la atención de pacientes que requieren tanto de las prácticas odontológicas más comunes y habituales, pero sobre todo, los que requieran de la principal especialidad del centro, la prótesis restauratriz buco-máxilo-facial.

 

“Da mucha impotencia la falta de respuesta del  actual decano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), después de casi tres años, aún no responde a mi solicitud de retirar o recuperar el material propio, perteneciente al acervo familiar iniciado por mi padre, quien fuera además profesor de la facultad y que había aportado en comodato para el fin de ser exhibido en el Museo”, explicó en sus redes sociales el profesional, quien es miembro de la Asociación Odontológica Argentina (AOA).

 

Este sábado, decidió difundir una de las tantas cartas presentadas con su advertencia, en este caso un antecedente de reclamo ante la Academia Nacional de Odontología en 2019, para que la institución interviniera para frenar lo que consideraba un atropello y daño a la cultura e historia de la Odontología Argentina. (Ver Noticia Relacionada: La Estética de la Destrucción)

 

Sin embargo, tanto esa nota, como todos los amantes y colaboradores del Museo de Odontología de la FOUBA siguen aún esperando una respuesta de las autoridades de la UBA. El Dr. Fernando Trigo es director del CEMFYR, egresado de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires. Especialista en Prótesis Restauratriz Buco-Máxilo-Facial. Profesor y Dictante del Curso de posgrado de la especialidad – AOA “Asociación Odontológica Argentina”. Odontólogo asociado al Departamento de Imágenes, Hospital Italiano. Miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía y traumatología Buco-maxilo-facial. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Rehabilitación de la Cara y Prótesis Buco-Maxilo-Facial. Ex jefe de trabajos Prácticos a cargo de la sección de Prótesis restauratriz Buco-maxilo-facial, Catedra de cirugía III, Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires. Ex miembro del área de rehabilitación protésica, servicio de cabeza y cuello- Hospital “María Curie”. Ex miembro del Equipo de cirugía de base de cráneo. Dr. González Aguilar. Hospital María Curie”. Concurrente a varios congresos Nacionales e internacionales relacionado con la disciplina restauratriz en carácter de conferencista. Es director del Centro de fusión científico artístico en CABA.

 

“Sin diálogo ni consenso, la FOUBA avanzó en la modernización destruyendo varias áreas de valor, entre ellas, el Museo”

 

En la arquitectura y proyecto de modernización ejecutado por el ex decano de la FOUBA, Héctor Álvarez Cantoni, y la gestión que le precedió con el actual decano Pablo Rodríguez, no hubo un “criterio conservador”, señaló Trigo.

Consideró, por otra parte, que no se trata tampoco de acciones aisladas. “Todo responde a un modelo y una práctica sistemática de una manera de hacer política. Esto se refleja en la práctica cada vez más deshumanizada en la salud bucal en general, donde los negocios predominan en los tratamientos y, esto, conlleva a una desigualdad cada vez mayor en la atención de la salud odontológica por los costos. Se excluye a muchas personas de un adecuado tratamiento por los costos que implican los implantes y las nuevas técnicas de reconstrucción computarizada, por lo tanto, privando de otras alternativas para una mejor calidad de vida. Pero ya no se forma a los profesionales para los tratamientos alternativos que hay vigentes y que existen antes de llegar a decidir por el “sencillo” implante dental, como además erróneamente se escucha decir y repetir publicitariamente”, sostiene el especialista.

 

Con esta mirada crítica, el Dr. Trigo no solo cuestiona el desguace del Museo de Odontología, sino la política y el mensaje del poder que predomina en la sociedad y se inculca en los futuros profesionales que transitan su formación académica por la casa de estudio.

 

El profesional debe ser uno de los mejores especialistas argentinos y de mayor en la rehabilitación protésica buco-maxilo-facial, sin embargo, fue despedido de la FOUBA en forma abrupta, incluso al día siguiente de haber presentado un proyecto para crear una especialización en la materia que dictaba. “Fue el 5 de junio de 2017, una semana antes de dar mi clase anual -como era habitual- a todas las comisiones sobre la especialidad de Prótesis Restauratriz, cuando me comunicaron y fui separado en forma intempestiva -y sin recibir explicación alguna- por el nuevo titular de Cátedra de la asignatura de Cirugía III, Dr. Sergio Luis Gotta”, recordó el profesional.

 

Si bien realizó su descargo en tiempo y forma con la presentación de video testimonial y carta documento sobre el hecho irregular acontecido,  hasta el momento no logró obtener contestación alguna a su planteo por los canales administrativos e institucionales correspondientes.

 

El arte y la odontología

Por otra parte, el Dr. Trigo complementa sus habilidades con el arte, es escultor. Pero los talleres que dictada en la facultad también fueron eliminados de las propuestas. “Los sigo dictando a los talleres para los profesionales que quieran mejorar en el manejo de las manos al momento de atender a los pacientes. El arte es un camino que permite mayor eficiencia en la atención del profesional. Siempre me dediqué al arte y la ciencia, es una combinación emocional que recomiendo a todos mis alumnos”, asevera Trigo.

 

Pero su mayor pesadilla comienza en la misma época con la gestión del decano Álvarez Cantoni, que implementa -según describe el Dr. Trigo- la cultura del descarte, de la ausencia absoluta del respeto por los antecesores, del olvido de los grandes maestros, de la comercialización de la salud bucal con una mirada de negocio y no de interés de la salud pública y la mejora de la calidad de vida de las personas. “La inequidad social, la desigualdad para acceder a los tratamientos odontológicos, son cada vez más notorios, y nada se hace para revertir esta política del poder y el mercado dominante de la industria de los implantes dentales en los últimos años. Es a esto a lo que defino como la estética de la destrucción”, precisó Trigo.

 

“En las cosas antiguas que tiraron a la calle, se encontraban algunas muy valiosas para la educación en historia de los estudiantes, para dar a conocer desde dónde parte la evolución de la odontología en la argentina. No sabemos nada de qué destino tuvieron o tendrán. Por ejemplo, los primeros sillones odontológicos llegaron de Alemania (marca Ritter) y estos se perdieron con el Museo, algunos pocos cedidos a alguna institución, otros lo llevaron de recuerdo y la mayoría  arrojados a los contenedores a la calle”, describió el profesional.

 

Fotos testimoniales del desguace

 

Los grandes cambios realizados en la FOUBA, fundamentados en la modernización y en esa fantasía de que todo será mejor con las nuevas tecnologías, desvalorizando a quienes nos precedieron, aplicando cambios en forma deshumanizada y sin consensuar con la comunidad académica, fueron algunos de los sucesos que despertaron los cuestionamientos del Dr. Trigo con la gestión. “Se arrasó con un proceso de modernización, donde la política juega un rol preponderante en la universidad liderada por una elite que impone una idea de que no podes ir contra los negocios y el poder”, asevera el profesional.

Esto se agudizó en el gobierno de Mauricio Macri, y desde entonces se registraron una cadena de tragedias.

 

Escultura del Dr. Ricardo Guardo y escultura del Dr. Juan Carlos Trigo, desaparecidas de la FOUBA.

El Museo de Odontología fue creado durante el decanato del Dr. Lionel Raúl de la Serna. Fue inaugurado el 30 de diciembre de 1980, cumpliría 40 años de servicio público a la Educación Superior, la Historia y la Ciencia. La base de este patrimonio fue la donación de la colección del Dr. Orestes José Siutti, cuyos hijos habían donado al Museo más de 600 piezas. El Museo contenía una nómina de las donaciones y de los donantes, las primeras con número de catálogo, fecha y procedencia.

 

Entre las piezas más importantes que figuraban en los registros de la colección, figuraban dos gabinetes dentales construidos en nogal, uno de 1900 y otro de 1880; una colección de instrumentos antiguos, llaves de Garengeot (siglo XVIII); pelícanos (siglo XVII); piezas de anatomía patológicas; un cráneo del siglo XVII; aparatos de rayos X, dos de ellos de 1915; un sillón odontológico portátil de 1895; una dentadura inferior, tallada en marfil, que perteneció a Eduardo Newbery, hermano del héroe de nuestra aviación; aparatos y elementos para anestesia general; diploma de Dentista del Dr. Nicasio Etchepareborda, primer catedrático de la Escuela de Odontología, obtenido en la Escuela Dental de París, en 1882. La Biblioteca posee libros antiguos, varios de ellos de más de cien años, entre ellos un tratado de cirugía de 1779, etc.

 

En cuanto a los materiales que Fernando Trigo reclama su restitución, se encuentra: una vitrina con elementos histórico-culturales; mascarillas faciales de pacientes con pérdida de sustancia, con encerados y con prótesis; oculares, óculo-palpebrales, nasales, aurículares. Una prótesis de mano y antebrazo totalmente articulada; prótesis de PVC caracterizada de mano; modelos de estudio en yeso de pacientes con FLAP; escultura del Dr. Ricardo Guardo; escultura del Dr. Juan Carlos Trigo; escultura del Dr. Mariano Moreno, dos caballetes de escultura; horno de Galvanoplastía donado al Dr. Juan Carlos Trigo por la firma Tandanor (Catedra de Cirujía III), entre otros.

 

“El Museo cumplía un rol de fortalecimiento e intercambio en la comunicación con todas las entidades, docentes y profesionales de odontología de todo el mundo. Estaba afiliado al ICOM, Comité Argentino del Consejo Internacional de Museos: y a todas las entidades de la museología”, valoró durante su gestión el director, el Dr. Orestes W. Siutti, nombre que llevada el museo. Durante varios años, se editó una Revista Científica de difusión internacional (1980-1991) en el Museo, y se resguardaba una colección única de revistas argentinas de odontología, desde el año 1898, hasta el momento del cierre, contando con más de 160 títulos.

 

El Museo recibía visitas tanto individuales como guiadas en grupo. Los alumnos de la carrera tenían la oportunidad de conocer sus instalaciones y apreciar el valor de sus piezas históricas. También brindaba una importante colaboración a los profesores y docentes de las cátedras, que solicitaban periódicamente informes sobre diversos temas relativos a la Historia de la Odontología o a hechos y personas de la Facultad, en sus distintas épocas. Para estos fines, el Museo contaba con un amplio archivo bibliográfico que cubría una diversidad de asuntos históricos de todo el mundo.

 

Estaba ubicado en el gran «hall» de la Facultad, y contaba con varios ambientes, un local para la planta principal, una habitación contigua como sala de diplomas y biblioteca; un depósito en el sector A; un archivo histórico en el B; dos modulares con sillones, moblaje y otros elementos; y más de 14 transparentes para exhibiciones diversas.

 

 

Por Patricia Escobar 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas