Reflexión del Pastor David Decena: «La iglesia que Dios busca VI- Filadelfia, la iglesia fiel»

La fidelidad es la constancia y firmeza en lo que sentimos, creemos, o nos hemos determinado. Si somos de esta manera para con Dios, tenemos garantizada una vida espiritual estable y en crecimiento. Si somos así con la gente, tenemos garantizadas relaciones sanas y duraderas. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios.

 

Apocalipsis‬ ‭3:7-13‬ ‭NTV‬. Estamos ante una iglesia que no recibe quejas por parte de Jesús sino tan solo el reconocimiento de sus virtudes, algunas promesas como recompensa, y un solo consejo en base a lo que antes les marcó. ¿Es la iglesia perfecta? ¡No lo creo! Pero Jesús les expresó su amor y aprobación de manera explícita.‬‬‬‬‬‬‬‬

 

Lo que más resalta de la iglesia de Filadelfia es su fidelidad, por eso Jesús resaltó su obediencia al “mandato de perseverar”. La fidelidad es la constancia y firmeza en lo que sentimos, creemos, o nos hemos determinado. Si somos de esta manera para con Dios, tenemos garantizada una vida espiritual estable y en crecimiento. Si somos así con la gente, tenemos garantizadas relaciones sanas y duraderas.

 

Ahora bien, la experiencia demuestra que ser seguidor de Jesús no garantiza fidelidad. Desde que soy pequeño vi a muchos cristianos tirar la toalla por diversos motivos. Esta es una realidad muy triste, pero nada que Jesús ya no haya advertido, podemos ver distintos ejemplos de sus palabras (Lucas‬ ‭9:61-62‬ ‭NTV), sin ir más lejos, la famosa parábola del sembrador habla de esto (Mateo‬ ‭13:18-23‬ ‭NTV).

 

La fidelidad es una necesidad en los hijos de Dios. Necesitamos ser la tierra adecuada para que las palabras del Padre se siembren, y, para eso, debemos dar una respuesta a los problemas que nos quieren hacer renunciar a nuestra fidelidad. Si el que obtiene la corona de la victoria es el que permanece, desde el discípulo más nuevo, al más longevo, necesitan ser fieles porque la naturaleza de su Padre es la fidelidad.

 

Por eso Pablo le escribió a Timoteo: “Si somos infieles, él permanece fiel, pues él no puede negar quién es.” (2 Timoteo‬ ‭2:13‬ ‭NTV‬‬‬‬‬‬). ¿Cómo podríamos ser malos con un Padre tan bueno? Por eso, aprendamos algunas lecciones que nos deja Filadelfia sobre lo que Dios espera encontrar en nosotros.‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

 

1) Rendición: la fuerza de la Iglesia

“Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre,” les dijo Jesús. Pero la poca fuerza no fue un impedimento para hacer lo que tenían que hacer. En la vida de un cristiano pueden faltar muchas cosas, pero no puede faltar obediencia a Dios. Básicamente, de eso se trata seguir a Jesús.

 

Pero, ¿qué está detrás de la obediencia? Nada más y nada menos que la rendición. Cuando hablamos de rendirnos hablamos de una actitud de entrega a Dios que desecha hacer todo con las fuerzas propias, para hacer todo con las fuerzas que vienen de Dios.

 

La vida cristiana no se vive con nuestras fuerzas humanas, que son limitadas, sino con la gracia de Dios que opera en nosotros cada vez que nos rendimos. Esta es la fuerza de la iglesia. Esta es la clave que nos permite fluir en lo sobrenatural sin dificultades.

 

Cuando tenemos una iglesia totalmente rendida ¡tenemos fuerza multiplicada! A mayor obediencia, mayor poder. El desafío que cada uno debe asumir de manera personal es atreverse a vivir como Jesús vivió. Él fue “obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!” (‭Filipenses‬ ‭2:8‬ ‭NVI).‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

 

2) Retener: el desafío de la Iglesia

“Yo vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite tu corona”, fue lo que Jesús les aconsejó. Como vimos en la introducción, muchos al principio viven su fe con mucha euforia, pero al no echar raíces, o verse agobiados por las circunstancias, tiran todo por la borda.

 

El desafío es llegar al final de la carrera, y para eso, examinar las intenciones de nuestro corazón, será fundamental. Por eso Pablo dijo en 1 Corintios‬ ‭10:12‬ ‭NVI‬‬‬‬‬‬“Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer” el foco de Pablo está en lo que pensamos. Nuestros pensamientos son el asiento de nuestras intenciones. Si nuestras intenciones no están vinculadas a lo que Dios nos dio para retener, tenemos un problema que nos dejará a mitad de camino. ‬‬‬‬‬‬

 

Dios nos dio promesas, esperanza, revelación, poder, amor y todo lo necesario para atravesar los desafíos de la vida. Pero solo si podemos retener estos elementos seguiremos avanzando. Si pensamos que está todo en orden y ya no hay nada por aprender o por cuidar, estamos en terreno peligroso. La caída viene a raíz del descuido de no aferrarnos.

 

Este pasaje también habla de la importancia de vivir con un sentido de urgencia: “Ya vengo pronto”. No sabemos el día ni la hora, y tampoco es de nuestra incumbencia. Pero el desafío de la iglesia es que nuestra fidelidad se manifieste estando siempre listos.

 

3) Beneficios: la victoria de la Iglesia

La mala teología reduce los beneficios de un hijo de Dios al más allá, cuando en realidad Él comienza a recompensarlo en el más acá. Recordemos que nuestra misión es traer el cielo a la tierra. Por eso Jesús dijo que “el que haya dejado casas o hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o bienes por mi causa recibirá cien veces más a cambio y heredará la vida eterna” (‭Mateo‬ ‭19:29‬ ‭NTV). Veamos tres beneficios de una iglesia fiel: ‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

 

•Cuando Jesús les envió esta carta a los filadelfios fue claro respecto a los beneficios de la fidelidad. Por eso arrancó adelantándoles que tendrían como recompensa una “puerta abierta” que nadie podría cerrar. La puerta abierta es una imagen profética de oportunidades únicas. ¡Eso es lo que Dios promete a los fieles! Por eso, no es en vano perseverar a pesar de las dificultades. Esta no es solo señal de oportunidad, sino de autoridad, porque el fiel tiene la capacidad de abrir toda puerta que se abre en el cielo y cerrar toda puerta que se cierra en el cielo. O sea, que si tenemos la garantía de puertas abiertas, ¡tenemos que salir a tomar autoridad!

 

•Ahora, veamos un segundo beneficio sobre los fieles. Jesús les dijo a los filadelfios: “Mira, a esos que pertenecen a la sinagoga de Satanás —esos mentirosos que dicen ser judíos y no lo son— los obligaré a que vengan y se postren a tus pies. Ellos reconocerán que es a ti a quien amo”. La fidelidad nos otorga el favor del Padre. ¡Y esto no es menor! ¿Cómo podemos creer que aquellos que nos han mostrado odio, nos han rechazado y hasta nos han perseguido puedan venir a postrarse a nuestros pies? ¡El favor divino nos otorga esta y otro tipo de victorias! El que camina con el respaldo del cielo, puede tener persecución hoy, pero verá que su Dios no lo deja jamás avergonzado. ¿Nos preocupa lo que dicen o piensan de nosotros los que no conocen a Jesús? Si estamos haciendo la voluntad de Dios, podemos tener la seguridad de que tenemos el favor de Dios garantizado.

 

• Como si todo esto fuera poco, Jesús les aseguró protección ante la gran prueba que el mundo iba a enfrentar. La prueba tenía el fin de identificar a los que pertenecen a este mundo. En otras palabras, ver quiénes no eran fieles a Dios. Como ellos ya habían dado claras señales de su fidelidad, Jesús les garantizó protección, y eso mismo tenemos nosotros a disposición. Esta es una promesa de parte de Dios. Por eso, ¡no temamos! Si Dios está con nosotros, ¿quién nos podrá hacer frente?

 

Conclusión:

Por último, ¿recuerdan a Ignacio de Antioquía? El mártir que escribió 7 cartas durante su viaje al martirio, en Roma. Una de ellas fue escrita a la iglesia de Filadelfia. Esta carta, redactada unos 15 años después de que Jesús enviara la carta que está en Apocalipsis a través del apóstol Juan, evidencia que la fidelidad no había terminado. Ignacio exalta la figura del pastor principal de Filadelfia, mostrándolo como un reflejo de la armonía y unidad que se respiraba en esta iglesia. Pero el mensaje principal de la carta apunta a cuidar esa unidad por encima de todo, porque el enemigo siempre está al acecho para hacernos caer a través de la infidelidad. Sería bueno terminar preguntándonos cada uno: ¿Cuán fiel le soy a Dios? Nuestro Padre, que todo lo ve, y nosotros mismos, sabemos la respuesta.

 

Que Dios te bendiga, te proteja de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor David Decena

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