Análisis semanal: Alberto Fernández busca instalar la agenda de la recuperación a pesar del fuego amigo y Herrera Ahuad consolida su imagen a fuerza de gestión

Pico de contagios, pico de tensión interna, pico de hartazgo social, pico de caída económica. Exhibiendo similar virulencia, el Coronavirus y el kirchnerismo duro pusieron al presidente Alberto Fernández ante la necesidad de aplanar varias curvas al mismo tiempo.

 

El programa para la recuperación de la economía que va tomando forma y que desde el oficialismo bautizaron Plan Post Pandemia, una renovada apertura al diálogo y una inminente –aunque probablemente parcial- reestructuración de la deuda son las cartas en las que Alberto Fernández  confía para retomar una agenda más esperanzadora y abrir “la etapa de la recuperación”.

 

El problema para el presidente es que no todos dentro del Frente de Todos –con perdón de la rima involuntaria- están convencidos de la necesidad de abrir el diálogo. Especialmente cuando ese diálogo incluye a actores en quienes el nucleo más duro del heterogéneo armado oficialista ve a un enemigo.

 

 Como si no tuviera suficiente con arbitrar entre la urgencia sanitaria, las necesidades de la economía y el fastidio que acumula la gente después de cuatro meses de cuarentena, el presidente debió soportar el cascoteo mediático de figuras orgánicas e inorgánicas del kirchnerismo disconformes con algunos gestos de moderación política del Primer Mandatario.

 

Movido tal vez por las encuestas que lo mostraban perdiendo imagen o por propia convicción política, el Presidente busca recrear el perfil de mesura que lo llevó a combinar altos niveles de aceptación popular con el respaldo de una parte considerable del establishment empresarial.

 

Pero cada gesto dialoguista del mandatario fue seguido por una andanada de “fuego amigo”. Los mismos que se enamoraron del Alberto que anunció la expropiación de Vicentin como una gesta patriótica, se desencantaron con el Alberto que compartió escenario virtual con empresarios del Grupo de los 6 en un atípico acto por el 9 de Julio. Desde esa óptica, la convocatoria presidencial a un acuerdo amplio para reactivar la economía castigada por la pandemia, sonó como una traición.

 

Su propia vice, Cristina Kirchner, salió a marcarle la cancha con un tuit en el que recomendó efusivamente la lectura de una editorial publicada en Página 12 en la que el periodista Alfredo Zaiat cuestionó abiertamente la convocatoria “al mundo empresario concentrado” que “desde hace más de 40 años ha intensificado el combate contra el proyecto de desarrollo nacional que hoy aspira a desplegar el frente político que gobierna”.

 

Bastante más explícita, Hebe de Bonafini lamentó la “flojedad presidencial”, calificó a los representantes del Grupo de los 6 como “saqueadores” e incluso los responsabilizó por los secuestros perpetrados durante la última dictadura.

 

 

En otro episodio de moderación, Alberto reconoció que cometió equivocaciones en el manejo de la situación de Vicentin. “Creí que estaba mucho más asumida la situación de crisis, y que cuando anunciara que el Estado iba a ayudar a recuperar a la empresa iban a salir todos a festejar, porque estábamos recuperando una empresa importantísima en la Argentina”.

 

Inmediatamente la senadora Anabel Fernández de Sagasti, muy cercana a Cristina, salió a aclarar que la expropiación era la única alternativa para evitar el colapso de la cerealera.

 

Después al presidente se le ocurrió correrse de la doctrina kirchnerista al plantear su preocupación por posibles atropellos a los derechos humanos en Venezuela. Esta vez el encargado de marcarle los límites del campo de juego fue el locutor uruguayo Víctor Hugo Morales que en una de sus acostumbradas diatribas mediáticas consideró vergonzosa la postura manifestada por el mandatario.

 

Cansado de tanto fuego amigo, Alberto llamó a la radio, pidió aire y se encargó personalmente de bajarle el tono a las críticas del conductor radial.

 

Plan de salida

 

A dos semanas y media del retorno a la “fase 1”, el Presidente consensuó junto a los mandatarios de Ciudad y Provincia de Buenos Aires –Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof- la flexibilización del aislamiento en esos territorios.

 

Con un nuevo record de contagios diarios registrado el día anterior al anuncio, resulta difícil justificar la medida desde el punto de vista sanitario y aunque los mandatarios no lo reconozcan explícitamente, las razones hay que buscarlas en la necesidad de sacar del freezer a la economía y en el fastidio social después de 120 días de cuarentena.

 

Siguiendo una línea argumental que por momentos sonó contradictoria con la medida que se estaba anunciando, los tres mandatarios admitieron que la epidemia está lejos de ser controlada, aseguraron que seguirían muy de cerca el nivel de ocupación de camas en hospitales y sanatorios y advirtieron que en cualquier momento podría volver todo atrás.

 

El enfoque de la nueva etapa de la cuarentena, explicitado en un comunicado con la firma del Jefe de Gabinete Santiago Cafiero, es apelar a la “responsabilidad social individual” de la que dependerá la posibilidad de seguir flexibilizando la cuarentena.

 

Cafiero anticipó además el advenimiento de “la etapa de la recuperación”, que desde el Gobierno nacional esperan propiciar a partir de un programa de corte keynesiano que –prometen- traería incentivos especiales para las economías regionales.

 

“Habrá medidas impulsadas por el Estado nacional para todo el país, pero también tiene la particularidad de que yo quiero que construyamos un plan de salida región por región, porque me interesa atender a la particularidad de cada región”, anticipó Alberto en la misma conferencia en la que anunció la nueva etapa de la cuarentena.

 

“Habrá medidas impulsadas por el Estado nacional para todo el país, pero también tiene la particularidad de que yo quiero que construyamos un plan de salida región por región, porque me interesa atender a la particularidad de cada región”, anticipó Alberto en la misma conferencia en la que anunció la nueva etapa de la cuarentena.

 

El desafío para el Gobierno será sostener, mientras sigan siendo necesarios, programas de contención como la IFE, el aporte salarial ATP o el Plan Alimentar, al mismo tiempo poner en marcha un plan para la reactivación que requerirá altas dosis de inversión del Estado y todo sin comprometer un mínimo equilibrio fiscal.

 

En ese contexto hay dos proyectos en agenda legislativa que el Gobierno pretende sancionar cuanto antes: la extensión de la moratoria, cuyo tratamiento en comisiones ya está avanzando en Diputados y la ley de emergencia para el turismo.

 

Además se analiza una reforma transitoria en la ley de quiebras que establezca condiciones más favorables para las empresas en crisis. El tema sin embargo, podría generar rispideces con el arco sindical.

 

Cita con los bonistas

 

El otro gran tema que debe resolver el Gobierno nacional si pretende iniciar un proceso de recuperación de la vapuleada economía es la renegociación de la deuda pública, especialmente de la que está bajo jurisdicción extranjera.

 

Analistas de casi todas las consultoras especializadas del país coinciden en que la última oferta argentina, en la que el país resignó –respecto a su oferta inicial- unos 15.000 millones de dólares en ahorro de capital e intereses acumulado a 2028, dejó un escenario muy propicio para un acuerdo porque acortó mucho las diferencias respecto a las propuestas que antes habían puesto los acreedores sobre la mesa.

 

Alberto Fernández y Martín Guzmán

 

Sin embargo, el rechazo de los dos principales grupos de bonistas y las declaraciones públicas tanto del presidente como de su ministro de Economía, Martín Guzmán –que asegura que ahora sí Argentina llegó a su límite- dejan un signo de interrogación abierto respecto no solo al resultado final, sino a la duración de la negociación.

 

Algo que dan por sentado los entendidos en la materia, es que aunque la nueva oferta argentina no haya sido aceptada de manera inmediata por los principales acreedores, sí servirá para evitar acciones más agresivas por parte de los bonistas en caso de que los plazos de negociación se vencieran sin que el Gobierno consiguiera el respaldo de las mayorías especiales necesarias.

 

Alberto Fernández tendrá esta semana una oportunidad de seguir acercando posiciones cuando participe del Council of the Americas, ámbito en el cual podrá interactuar con los principales popes de Wall Street.

 

Para propiciar ese diálogo, el presidente accedió a responder preguntas de los asistentes al encuentro, un gesto inusual para ese tipo de convocatorias que fue interpretado como un gesto de buena voluntad por la comunidad financiera.

 

Otra muestra del optimismo que impera en el mercado respecto a la posibilidad de un acuerdo con los bonistas fue el exitoso canje de deuda en dólares bajo jurisdicción local que se concretó en los últimos días.

 

Economía cambió 4.109 millones de dólares de títulos cuyos pagos habían sido postergados hasta el 31 de diciembre por nuevos bonos en pesos ajustados por inflación. Así el Gobierno logró reducir una parte importante de la carga de vencimientos en dólares que tenía que afrontar en 2020.

 

Gobernador con imagen en alza

 

Mientras la pandemia y sus múltiples consecuencias están haciendo mella en la imagen de las principales figuras de la política que deben enfrentar la responsabilidad de gobernar en un contexto desfavorable, la imagen positiva del gobernador misionero Oscar Herrera Ahuad sigue creciendo, así lo revela la última encuesta realizada por la consultora cordobesa CB que mensualmente elabora un ranking de gobernadores.

 

 

En mayo Herrera Ahuad ocupaba el quinto lugar, en junio ascendió al cuarto y en la edición de julio se ubicó en el segundo puesto con una imagen positiva de 67%. En la provincia supera por 7 puntos porcentuales a Alberto Fernández, por 16 puntos  a Cristina Kirchner y por 40 puntos al expresidente Mauricio Macri.

 

Los tres gobernadores peores calificados de éste mes fueron Alicia Kirchner de Santa Cruz (35,1%), Mariano Arcioni de Chubut (36,8%) y Jorge Capitanich de Chaco (40,0%).

 

El Presidente registra su imagen positiva más alta en Santiago del Estero (79,4%) y la más baja en Mendoza (41,2%). Donde más aumentó su imagen positiva respecto al mes anterior es Santa Fe (+ 4,2 puntos), mientras que en Ciudad de Buenos Aires es donde más bajó su imagen positiva con respecto a junio (- 7,4 puntos).

 

Las explicaciones para el crecimiento de la figura de Herrera Ahuad en la consideración popular están en una gestión exitosa de la emergencia sanitaria que llevó a Misiones a estar entre las cinco provincias con menor cantidad de contagios confirmados a pesar de correr con la desventaja de tener una extensa frontera con Brasil, principal foco de coronavirus en Sudamérica.

 

Otro aspecto muy valorado de la gestión del gobernador es que consiguió avanzar en la reapertura progresiva de distintos sectores de la economía sin que ello implique un incremento en la cantidad de contagios.

 

La pandemia tampoco consiguió bajar el ritmo de la gestión de gobierno. En un mismo día Herrera Ahuad puede estar a la mañana participando en un acto en San Pedro, al mediodía inaugurando viviendas en Itaembé Guazú y por la tarde hablando en videoconferencia con el  presidente.

 

En lo que representó una novedad importante para el desarrollo del comercio electrónico, algo en lo que el sector privado de Misiones viene bastante rezagado,  el viernes el gobernador presentó la plataforma E-Mis (Emprendurismo Misionero) que apunta a que los emprendedores puedan contar con una herramienta para comercializar sus productos y darlos a conocer de manera online, sin costo de promoción. Es una especie de Mercado Libre misionero que comenzó a inscribir interesados desde el primer minuto.

 

El Gobernador destacó que “es parte de la visión estratégica de la provincia, relacionada con la idea de Carlos Rovira, de tener preparadas las herramientas necesarias que son utilizadas en mayor medida en tiempos como este, pero que Misiones ya aplica a las diferentes actividades del sector productivo en la provincia”.

 

En la semana también estuvo recorriendo los parques provinciales para avanzar en la flexibilización del turismo interno; hizo entrega de un subsidio de 10 millones de pesos a los bomberos voluntarios; supervisó avances del Plan de Modernización del Registro de la Propiedad; otorgó un incremento de las pensiones para ex combatientes y veteranos de Malvinas; visitó la nueva planta que generará energía a partir de biomasa en Cerro Azul; y firmó un convenio para obras de infraestructura en Misiones con el ministro de turismo de la Nación, Matías Lamens.

 

La estrategia de Misiones para contener el avance del coronavirus con casi el 90% de los rubros trabajando, reactivando la obra pública, la industria, el agro y el comercio es mirada con creciente atención no solamente por las demás provincias sino también desde el exterior.

 

Con un sistema de salud fuerte y una estrategia agresiva que implicó a todos los niveles de gobierno pero coordinada por el gobernador y el presidente de la Legislatura, Misiones consiguió resultados que la distinguen en un tiempo de emergencia mundial.

 

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