Especial Misiones Online (Cap.VIII): La relación entre Belgrano y Artigas que llevará a los misioneros a luchar contra el creador de la bandera

El vínculo entre Manuel Belgrano y la provincia de Misiones nunca volverá a tener la cercanía que tuvo durante la campaña al Paraguay, pero sí seguirá latente a partir de un proceso más general: la relación entre Belgrano y José Artigas, el Protector de la Liga de los Pueblos Libres. Misiones, a la sazón integrante de la Liga artiguista, será parte de esa relación entre dos de los principales próceres rioplatenses. En este artículo veremos cómo ese trato se irá desgastando con el paso del tiempo, hasta romperse por completo, y la semana que viene nos detendremos en una historia prácticamente desconocida: la del día en que las tropas de Andresito pelearon contra las de Belgrano.

 

En cierta forma, focalizar la mirada en la historia del vínculo entre Belgrano y Artigas es una forma de acercarse a la revolución y la lucha independentista. El desgaste, la distancia y el conflicto armado entre ambos, es una imagen de las contradicciones que tuvo aquel proceso del que se surgió nuestro país. Como en otros casos del pasado, el punto de partida para esta historia es la confluencia política ante un objetivo común. Pero una vez que ese objetivo se logra, emergen las diferencias, los conflictos y las luchas intestinas que caracterizarán a buena parte del siglo XIX en la Argentina.

José Gervasio Artigas, Protector de la Liga de los Pueblos Libres, óleo de Juan Manuel Blanes.

Primero, aliados

Al producirse la Revolución de Mayo, el nuevo gobierno patrio salió a buscar aliados por todo el territorio del antiguo virreinato del Río de la Plata. En el capítulo dos del especial de Misiones Online vimos que Misiones fue pionera en adherir a la Primera Junta, pero que no ocurrió lo mismo en otros escenarios. Uno de ellos era Montevideo, en donde los realistas no solo controlaban la ciudad fortificada, sino que dominaban la navegación del Río de la Plata y sus afluentes, el Uruguay y el Paraná, gracias al poderío de su escuadra.

 

La proximidad del foco contrarrevolucionario de Montevideo era un tema prioritario para el gobierno porteño. Sin posibilidades de obtener apoyos en la ciudad, la atención se posó en la campaña Oriental, en donde una población heterogénea se mostraba más predispuesta a la prédica patriota. Allí, además, se encontraban algunos líderes de experiencia militar, los que podrían desempeñar un importante papel en la lucha por la conquista de Montevideo. Uno de ellos era José Artigas, por entonces jefe de Blandengues, cuyo predicamento sobre la población rural parecía ir más allá de lo que su función militar podría significar.

 

Si bien los orientales recién proclamarán su rebeldía el 28 de febrero de 1811, en el “Grito de Asencio”, los contactos entre porteños y orientales se iniciaron desde el mismo 25 de mayo. La cercanía entre el ala más radicalizada de la Primera Junta, representada en su secretario Mariano Moreno y los vocales Belgrano y Juan José Castelli, y Artigas fue estrecha. Para los porteños no quedaban dudas de que Artigas era él hombre para liderar la revolución en el actual Uruguay.

 

Mariano Moreno, pintura de Pedro Subercaseaux Errázuriz

 

En el artículo 2° del “Plan de Operaciones”, presumiblemente redactado por Moreno, se plantean diversas acciones “en cuanto al medio más adecuado y propio a la sublevación de la Banda Oriental” (ver nota relacionada: El Plan de Operaciones: ¿mito o realidad?). Entre ellas, “sería muy del caso atraerse a dos sujetos” a los que se destaca “por sus conocimientos, que nos consta son muy extensos en la campaña, como por sus talentos, opinión, concepto y respeto”. La referencia era para el capitán de dragones José Rondeau, futuro Director Supremo, y Artigas. Para el primero, se recomendaba el mando de la infantería, para el segundo, el de la caballería.

 

En el verano de 1811 Artigas viajó de incógnito a Buenos Aires, en donde recibió apoyo por parte de Moreno. La colaboración entre Buenos Aires y Artigas será intensa en aquellos meses iniciales del proceso revolucionario, algo que redundará en la victoria del oriental en la batalla de Las Piedras, el 18 de mayo de 1811. Apenas unos días antes, el 5 de ese mes, Rondeau había suplantado a Belgrano en el mando de las tropas porteñas en la Banda Oriental. A su regreso del Paraguay Belgrano fue nombrado para el comando de dicho ejército, cargo que ocupó por brevísimo tiempo, pero que le permitió establecer una muy amena relación con Artigas. Claro que no fue más que un suspiro, pronto los caminos de ambos se irían a bifurcar hasta terminar en la guerra.

 

Luego, enemigos

Las diferencias ante nuestros protagonistas no surgieron de inmediato, sino a consecuencia de la lucha entre la Liga de los Pueblos Libres y el Directorio de Buenos Aires. En breve resumen, digamos que todo comenzó en octubre de 1811, cuando el Primer Triunvirato firmó un armisticio con Montevideo, por el cual se le entregó a los realistas el control sobre toda la campaña oriental y parte del actual Entre Ríos.

 

La respuesta de la población y de Artigas fue el famoso “Éxodo Oriental” y una indisimulable frustración ante el acuerdo de cúpulas alcanzado por Buenos Aires. Dos años después, los diputados orientales serían expulsados de la Asamblea del Año XIII, bajo el argumento de irregularidades en el proceso de elección. El formalismo ocultaba un motivo de fondo: Artigas había instruido a sus representantes a impulsar la declaración de la independencia, la organización de una República federal, el fin del monopolio comercial porteño y el retiro de la capital fuera de Buenos Aires. Demasiado para la elite capitalina. La ruptura se materializó en la primera batalla en la historia de la larga guerra civil argentina (ver nota relacionada: La primera batalla de la guerra civil fue en Misiones), contemporánea a la expulsión de los diputados orientales.

 

Detalle de la obra “El Éxodo del Pueblo Oriental”, de Guillermo C. Rodríguez.

 

Después, lo conocido. La Liga de los Pueblos Libres formalizó su independencia el 29 de junio de 1815, en el Congreso de Arroyo de la China, mientras que el resto de las provincias lo hizo un año más tarde, el 9 de julio, en Tucumán. Para entonces, el conflicto entre la Liga y Buenos Aires iba en aumento y es a partir de allí que Belgrano asume una postura de crítica personal hacia el liderazgo de Artigas y su proyecto alternativo.

 

¿A qué se debió la tensión entre ambos? ¿Qué le criticó Belgrano a Artigas? Y, en última instancia, ¿por qué Belgrano no logró comprender o visualizar en forma distinta a cómo lo hiciera la elite porteña al proyecto artiguista, cuyas bases sociales eran de un profundo humanismo? Al respecto hay varias respuestas posibles.

 

En primer lugar, que Belgrano no pudo sustraerse de su pertenencia ideológica a la elite liberal y moderna ni a su origen porteño. En vez de procurar una postura intermedia, como la que propuso San Martín, Belgrano se aferró a su núcleo de pertenencia, cuyos liderazgos estaban en una guerra abierta y total contra el artiguismo. Como dijo alguna vez Pacho O’Donnell: “Belgrano era un porteño”.

 

En segundo plano, que para mediados de la década la forma de gobierno monárquica se había consolidado como la mejor alternativa entre los sectores dirigentes revolucionarios. Incluso Belgrano la propondrá ante el congreso de Tucumán, como vimos en la nota anterior de esta serie. Mientras, Artigas sostendrá con firmeza la organización republicana del país, ideario que expresó en las Instrucciones del Año XIII y que mantuvo durante toda la década.

 

La realidad es que, de aquella confluencia inicial para combatir a los realistas de Montevideo, la relación entre Belgrano y Artigas viró hacia un enfrentamiento cada vez más intenso, en el que los misioneros también serán protagonistas. Actores de la disputa del drama de la guerra, soldados en el campo de batalla y protagonistas de aquel día, en que las tropas de Andresito lucharon contra las de Belgrano.

 

Manuel Belgrano, retrato de Francois Casimir Carbonnier.

 

(*) Por Pablo Camogli 

 

(*) Camogli es licenciado en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo y magister en cultura guaraní-jesuita por la Facultad de Arte y Diseño de Oberá. Además, es autor de 8 libros sobre historia argentina para las editoriales Aguilar y Planeta y es autor de manuales escolares para editorial Kapelusz. Actualmente dirige el sitio www.misionestienehistoria.com.ar

 

 

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