La navegación por el río Paraná y un breve recuerdo de los 17 Puertos de Misiones

A comienzos del siglo XX hubo 17 puertos entre Posadas y lo que es hoy Puerto Iguazú. En el extremo suroeste, la capital de la provincia, y Puerto Aguirre en la punta de la picada costera del Paraná a Cataratas del Iguazú.

 

El debate se instaló en estos días gracias a una rica publicación en Facebook de la página “Eldorado en el Recuerdo”. El aporte de otros participantes del foro enriquece, en cada caso, una historia aparte. Por ejemplo, recuerdan su infancia en el Puerto de Eldorado arrojándose por un tobogán desde lo alto de la barranca al río, montados en los raídos de yerba mate.

 

Entre los puertos autorizados, que no pasaban de 8 por el 1.800 y pico, y los que funcionaban de hecho, llegaron a ser 17, además de Posadas y Puerto Aguirre. Esto es lo que testimonian antiguos vecinos que alguna vez llegaron a viajar -o lo hicieron sus padres- por el Alto Paraná en barcos de las compañías de Barthe, de Nuñez y Gibaja, de Mihanovich y da tantos otros domadores del caudaloso río.

 

El historiador Aníbal Cambas recordó la epopeya de los navegantes del Paraná. Lo hizo en una conferencia que pronunció en 1946 y que tituló “Recuerdos de nuestra navegación fluvial”.

 

Cambas mencionó puertos importantes que en el siglo XIX sobrevivieron a la expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII. Estos eran “Candelaria, entonces floreciente Capital de la provincia cristiana, (que) tuvo su puerto sobre el río Paraná, lo mismo que Santa Ana, Loreto, San Ignacio Miní y Corpus.

 

“Y aún el punto del actual emplazamiento de nuestra Ciudad, denominada ya ‘Rinconada de San José’, había servido según indica todas las inferencias, de puesto de embarque con un buen potrero de piedra, que más tarde aparecería corno la ‘Trinchera’, de la que aún quedan restos en nuestro perímetro urbano”, dijo el historiador Cambas en su clase magistral del ’46 que luego fue impreso en un fascículo.

 

“Nuestro pueblo es hijo del río”, dijo Cambas entonces. Recordó a Sebastián Gaboto quien, subiendo desde el Río de la Plata, fracasó en su travesía ante las dentelladas de piedra de los saltos del Apipé. Replegó sus velas y regresó a las barrosas aguas del “Mar Dulce” como lo llamó Solís.

 

El mapa que Roberto Gutiérrez publicó en la página de Eldorado, como miembro de ese foro de historia y nostalgia eldoradenses fue el arranque para la discusión sobre la cantidad de puertos.

 

Luego, en otra página similar llamada “Posadas del ayer” se abrió la búsqueda de un dato más preciso. En este sitio, un mapa ubica los 17 puertos, más los de Posadas y Puerto Aguirre, en lo que hoy es Puerto Iguazú.

 

Hay que tener en cuenta además, que la vitalidad de la navegación por el Alto Paraná misionero también incluía a Paraguay, con 9 puertos aguas arriba desde Encarnación hasta Tacurú Pucú frente a la actual Foz do Iguazú.

 

La lista de los puertos argentinos sobre el actual territorio de Misiones, que anteriormente continuaba a territorios nacionales, es interesante. Allí están en el mapa de “Posadas del ayer”, los de la capital misionera, Candelaria, Santa Ana, San Ignacio, Cazador, Mineral, Puerto Rico, Caraguatay y Montecarlo.

 

Desde el estratégico punto de Eldorado -unos 200 kilómetros aguas arriba de Posadas- figuran Delicia, Puerto Segundo, Bemberg (hoy Puerto Libertad), Bosetti y Puerto Aguirre. A ellos hay que sumar -con el aporte del mapa de Eldorado en el Recuerdo- los de Piray, Wanda, Mado y Victoria.

 

Por cierto que -sobre todo en Misiones- esta enumeración no constituye una ciencia exacta. Está sujeta a revisiones y a aportes. De hecho, en el trayecto de Posadas al Iguazú, muchos pobladores recuerdan que sus padres se arrimaban a la orilla o las barrancas del Paraná y hacían señas con alguna bandera blanca para lograr que algún transporte fluvial de pasajeros los subiera a bordo para llegar a destino.

 

Un viajero famoso, aunque niño aún, fue Ernesto Guevara de la Serna el futuro “Che” de la Revolución Cubana y de la frustrada campaña en Bolivia, donde murió en 1967.

 

Su padre, Ernesto Rafael Guevara Lynch, lo cuenta en su libro «Mi hijo el Che». Este hombre de la clase alta porteña vivía en su chacra de Caraguatay con su esposa Celia de la Serna. Cuando Celia quedó embarazada del “Che”, la familia se embarcó aguas abajo en búsqueda de mejor atención médica.

 

Contó Guevara Lynch que entonces debió apelar al “trapo blanco” en la barranca de la ribera para llamar la atención del “Anita Barthe” en el que llegaron a Rosario, donde nació Ernesto Guevara. Su meta era San Isidro, en el norte del Gran Buenos Aires, pero las contracciones urgieron a la mujer, quien dio a luz en la principal ciudad de Santa Fe.

 

“El Che pudo haber sido misionero, pero el único médico de la zona zona era un alemán de Montecarlo, pero se ‘empedaba’ (sic) los findes. Paradójico”, relató uno de los más lúcidos testigos de las tres cuartas partes del siglo pasado.

 

Así es la inagotable historia del Alto Paraná, que fue y sigue siendo leyenda aún inexplotada por la literatura nacional, aunque los escritores misioneros -incluidos historiadores como don Aníbal Cambas- han abrevado en ella sin agotar su tremenda energía .

 

 

Foto de portada: El bareco «Dolores Barthe» (Histarmar)

 

 

(*) Por Patricio Downes

Periodista y colaborador de Misiones Online

 

 

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