Corrientes: llegaron desde Buenos Aires para trabajar, se quedaron varados y ahora se enteraron que esperan un bebé

Vanesa y Jonathan son de Buenos Aires. Llegaron para trabajar en la temporada y por la cuarentena se tuvieron que quedar. Gracias a la solidaridad de la comunidad hoy alquilan, tras pasar varias noches en la calle, pero todavía se encuentran en situación de vulnerabilidad.


Un matrimonio de Buenos Aires llegó a Corrientes en enero con la esperanza de trabajar en la temporada estival y, justo cuando debían regresar a su ciudad de origen, se vieron obligados a quedarse por el aislamiento preventivo. Vanesa y Jonathan, varados en la provincia vecina, ahora se enteraron que serán papás.

 

Todos los días salen a vender roscas y tortas fritas en diferentes puntos de la ciudad, pero están buscando un trabajo más estable o bien elementos para fortalecer su emprendimiento debido a que el dinero no les alcanza para subsistir.

 

Vinimos en la temporada a probar porque en Buenos Aires no conseguíamos trabajo. Nos dijeron que en la costa se vendía bien el chipacuerito, así que empezamos a hacer contactos y trabajábamos ahí sin problema. En esos momentos yo no sabía que estaba embarazada, me enteré a mitad de marzo, pero cuando nos quisimos ir se nos re complicó porque ya estaba todo cerrado. Al principio nos agarró desesperación, no podíamos irnos. Hicimos dedo, pero no hubo caso. Dormíamos en la garita de Ruta N° 12, en el control policial, gracias a una colchoneta que nos regaló una vecina”, relató Vanesa.

 

Jonathan comentó: “Los primeros meses dormíamos y cocinábamos en la playa. Es feo quedarse en la calle, por eso también si nos queda mercadería compartimos con un señor”.  Según precisó ella, tuvieron siempre una mano amiga a su lado, muchas personas se acercaron y colaboraron con lo que necesitan.

 

Con diferentes rostros, la solidaridad estuvo presente desde el primer momento, y la labor diaria más el aporte de diferentes personas les permitió conseguir un lugar para vivir.  “De a poquito con la plata que fuimos juntando de la venta de rosquitas conseguimos alquilar, pero nos cobran 6.500 más la luz que tenemos que juntar. Agradezco la ayuda de todos. Ahora mi marido está buscando trabajo de lo que sea. Sabe de electricidad, pintura, ayudante de albañilería o delivery porque también nos regalaron una bicicleta”, agregó Vanesa.

 

Si bien trabajan en la venta de panificados dulces, los gastos diarios son un desafío constante. “Lo que cocinamos sirve para el día a día, nada es fijo. Hoy está todo caro, además cocinamos con los mejores productos porque queremos vender algo rico”, afirmó la pareja.


Fuente: El Litoral

A.B.V.

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