Día de la Agricultura Nacional: en Misiones destacan el valor de la producción familiar reconocida por ley

El 2 de julio en la Argentina se conmemora el Día de la Agricultura Nacional para recordar la sanción, en 1948, de la Ley de Arrendamientos y Aparcerías Rurales que posibilitó el acceso de muchos pequeños productores a la propiedad de la tierra y en Misiones, esta celebración se nutre con el condimento de una agricultura soberana pensada desde el núcleo familiar.

 

 

La provincia cuenta con una ley específica de Agricultura Familiar, sancionada el 10 de septiembre y promulgada el 2 de octubre de 2015, transformándose en una de las pocas en establecer “como modelo de desarrollo productivo, económico, social y ambiental a la agricultura familiar en toda su diversidad, la que es sujeto prioritario de las políticas y acciones que se ejecutan desde las diferentes áreas del Gobierno Provincial”.

 

De tal manera, tambié define a los actores responsables de llevar adelante esta actividad relacionada con los inicios mismos de la historia de la humanidad. En el artículo segundo de la ley VIII-N° 69 se considera específicamente que “agricultor y agricultora familiar son quienes llevan adelante actividades productivas agrícolas, pecuarias, forestales, piscícolas, hortícolas, avícolas, apícolas y otras, en forma directa y con el aporte mayoritario de mano de obra familiar, para autoconsumo y comercialización de la producción, en el ámbito rural, urbano, zonas periurbanas y las comunidades de pueblos originarios”.

 

Por instrumento legal se crea además la Secretaría de Estado de Agricultura Familiar, al frente de la cual está desde sus orígenes, Marta Ferreira.

En 2019 además la provincia también convirtió en ley el programa de Soberanía Alimentaria Provincial, creando de esta manera el marco legal para las acciones que ya se desarrollaban en ese sentido. El texto aprobado en la Legislatura misionera en septiembre del año pasado entiende como soberanía alimentaria “el derecho de los pueblos a producir y recibir alimentos nutritivos producidos a través de métodos sostenibles y saludables, así como el derecho a definir sus propias políticas y sistemas alimentarios y agrícolas”.

 

Desde este punto de vista, la Provincia prioriza “las economías de mercados locales, con la intención de fortalecer al pequeño productor al igual que a los consumidores, ya que la producción de alimentos, distribución y consumo están basados en la sostenibilidad ambiental, social y económica”.

 

“El comercio transparente que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, así como los derechos de las personas consumidoras para controlar su alimentación y nutrición” se fundamentos que buscan asegurar que los “derechos de uso y gestión de las tierras, territorios, aguas, semillas, ganado y la biodiversidad, estén en las manos de aquellos que producen los alimentos. La soberanía alimentaria da lugar a nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones, sostienen”, según se sostiene en los argumentos.

   

 

Una larga y rica historia

El camino largo para dignificar el trabajo de la tierra y con la tierra comenzó cuando el ser humano domesticó plantas y animales, continuó con el desarrollo y la difusión de técnicas para volverlos productivos, alrededor de 9.500 antes de Cristo (a.C).  Desde 1900, la agricultura en las naciones desarrolladas, y en menor medida la de las naciones en vías de desarrollo, experimentó un fuerte aumento en la productividad a medida que a la mano de obra humana se le sumó la tecnificación.

 

Sin embargo, la revalorización de las pequeñas parcelas, trabajadas por integrantes de una misma familia, nacidos y criados alrededor de los cultivos fueron el espíritu de algo que mueve en Misiones a miles de personas en torno de todo lo relacionado con la agricultura familiar y la actividad comercial de ella derivada: las ferias francas.

 

Un recorrido que comienza y termina con relatos de mucho sacrificio, generalmente en torno de una huerta y que fue destacado por la titular del área en la provincia:

 

 

“La Huerta es siempre mucho más que un espacio físico donde colocamos verduras. La huerta se sitúa en el patio, o en el balcón; el patio o balcón está en un barrio, ese barrio en un municipio, y éste, en una provincia, la nuestra».

“Circunscribir la huerta a un espacio y un territorio tiene sus implicancias: la familia. Esa huerta ubicada en un patio de una casa, de una familia, de un barrio, de un municipio, de una provincia, mi provincia; nos lleva a pensar que en el abordaje del armado de la huerta, debemos mirar más allá: la familia y su entorno. Entonces la huerta se transforma en un gran motor de transformación de las realidades de las familias, y esta transformación afecta al barrio y a todo su entorno”, precisa Marta Ferreira.

 

La huerta en contexto de pandemia

“Especialmente en estos últimos meses, con la pandemia, percibimos una demanda creciente de huertas, porque también el desafío es continuar aportado a la seguridad alimentaria. La Pandemia nos viene enseñando muchas cosas, como cuán importante es que cada uno de nosotros produzca algo de lo que consume en los espacios que disponga, por más pequeños que sean. La huerta nos devuelve el contacto con la tierra, con nuestras historias y saberes aprendidos de nuestros abuelos y nos lleva necesariamente a la cocina, lugar sagrado donde elaboramos en familia el alimento de cada día”, agrega.

Sobre este espacio, con protagonismo esencial durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio, Ferreira señaló: “En la cocina ensayamos variedades de menús a partir de lo cultivado en nuestros patios. Y entonces redescubrimos el amor a la cocina, que, entre otras cosas es amor por la alimentación.  La Pandemia también nos revela que tenemos muchas habilidades y que preparar la comida es la tarea más soberana que podemos hacer, y más aún si es a partir de lo que producimos».

 

Resaltó en este sentido la ministra el valor de la comida sana a partir del consumo de productos cercanos a sus lugares de orígenes y garantizados por un control y un compromiso a través de la comercialización regulada en las Ferias Francas.

 

“La huerta nos lleva a la cocina y ésta a la salud. Entonces practicamos unas premisas: hacer la huerta, cultivar verduras sanas, y cocinar con ellas, me aporta más salud. Entonces: Huerta + Alimento = Salud. Cuantas más huertas desarrollemos en nuestros patios y balcones, en las ciudades y en las colonias, tendremos más alimentos soberanos, más salud. Caminaremos firmemente hacia la Soberanía Alimentaria dando pequeños pasos cada día”.

 

ZF

 

 

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