Santo Tomé: logró comprarse una bicicleta vendiendo churros cocinados por su mamá

Nelson tiene 11 años y cursa sexto grado donde es escolta de la Bandera Argentina. “Es todo un emprendedor”, cuenta su mamá que cocina 70 churros por tarde y luego él luego los distribuye entre los vecinos del barrio, siempre bajo la mirada de sus padres y hermanos. Hace dos años, juntó latitas que veía tiradas, las cambió por dinero y así consiguió los productos para festejar su cumpleaños número 9.  


 

La tarea escolar ya hace varias horas está hecha. Mientras en la cocina su mamá termina los últimos detalles, él sale de su baño y empieza a prepararse para la ocasión. Afuera, los vecinos ponen a calentar el agua para el mate, para que cuando llegue el momento de recibirlo todo esté preparado. Es un barrio tranquilo, al sur de la ciudad, donde todos se conocen y no hay lugar para los secretos.

 

Cuando el sol empieza a caer, es la hora señalada. Nelson agarra los churros y como cada tarde sale a distribuirlos por las casas cercanas, donde lo esperan puntualmente. Hogar tras hogar, familia tras familia la canasta se va volviendo más liviana hasta quedar vacía. Siempre tiene que estar a la vista de sus padres o hermanos. Si hay que ir un poco más lejos a llevar un pedido, su padre abandona el trabajo y lo acompaña. Al finalizar el recorrido, aún hay tiempo para jugar hasta que el sol termine por desaparecer en el horizonte.

 

 

Nelson tiene 11 años y es un vecino más de Santo Tomé, Corrientes. Vive junto a sus padres y sus 5 hermanitos en el Barrio 26 Viviendas al sur de la ciudad. Cursa sexto grado en la Escuela Primaria 311 y sus buenas calificaciones lo llevaron a convertirse en escolta de la Bandera de Argentina, aunque por la pandemia del coronavirus Covid- 19 todavía no tuvo la oportunidad de ocupar ese lugar.

  • Barrio 26 Viviendas

 

– “Mami, ¿qué puedo hacer para comprarme una bicicleta nueva?”, le preguntó un día a su mamá.

– “Si queres podemos hacer churros para que lo vendas en el barrio”, le respondió ella.  Y él aceptó la propuesta.

 

Las tareas están bien marcadas. Nelson a la mañana realiza los quehaceres de la escuela y a la tarde distribuye en el barrio los churros que cocina su madre.  Todo el dinero de las ventas es suyo y los guarda en una cajita bajo llave.

 

El “joven vendedor” no tardó mucho en hacerse de clientes fijos y logró comprarse su tan ansiada bicicleta, en cuotas que aún están pagando. Sin embargo, la producción de churros sigue sin dar tregua ninguna tarde.

  • Nelson

 “Él tiene muchos proyectos y sueños. Es todo un emprendedor”, cuenta Mirian, mamá de Nelson. “Le gusta emprender y nosotros lo apoyamos”, añade Marino, su padre.

  • Nelson vendió su primera bicicleta y usó el dinero para comprar la nueva

Cada tarde, Nelson sale con 70 churros de su casa y vuelve sin ninguno. “Tenemos más pedidos, pero no lo podemos realizar porque solamente tenemos una cocina normal. Nos gustaría conseguir una freidora para vender más”, cuenta su padre.

 

 “Él tiene muchos proyectos y sueños. Es todo un emprendedor»

Mirian, mamá de Nelson

 

El protagonista de la historia luce tímido a través del celular dialogando con Misiones Online. Usa oraciones cortas para cada respuesta. A su temprana edad, ya sueña con ser contador en el futuro. Antes de la bicicleta, ya se había pagado su cumpleaños juntando latitas que luego las vendía en la ciudad brasilera de Sao Borja, que limita con Santo Tomé.

 

Para su cumpleaños número 9, él empezó a juntar latitas de cervezas vacías que encontraba cuando salíamos. Nosotros en ese momento teníamos auto y lo llevábamos a Sao Borja donde vendía las latas en una planta de reciclaje que le pagaban más que acá (Santo Tomé). Y con esa plata fue comprando las cositas para su celebrar su cumpleaños”, recordó la mamá.

 

 

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