Crisis climática: advierten que la pandemia no frenará la suba de la temperatura global

Mientras los países debaten sobre lo que vendrá cuando pase la pandemia generada por el Covid-19 en el planeta, las anomalías en las temperaturas no dejan de suceder: una inminente ola de calor se apodera de Europa, la Argentina tuvo el marzo más cálido en 60 años y en el Ártico anuncian que se registraron 38ºC, un calor que se asemeja a una playa del Caribe. Queda claro: la crisis climática no se detiene por el coronavirus, incluso su efecto en el calentamiento global sería nulo.

Así lo explica la científica argentina del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera de la UBA y autora del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), Inés Ángela Camilloni: “El cambio climático es un problema acumulativo. El dióxido de carbono se sigue acumulando en la atmósfera [esto es lo que genera el efecto invernadero]. Entonces si hay menor actividad productiva puede ir más lento o más rápido, pero se sigue acumulando. El efecto de la pandemia va a ser nulo”.

La científica explica, sin embargo, que la crisis provocada por el Covid-19 dejará algunos aspectos positivos: “Una de las cosas que dejará es la importancia de la ciencia local para dar respuestas serias y que es necesario el trabajo conjunto con la política. Entonces, siguiendo esa lógica queda claro que la pandemia no puede postergar la acción climática. Si la ciencia dice que es urgente y que se necesita una transformación muy grande, es porque es así. No hay tiempo que perder. El mensaje es que no sobra tiempo”.

El IPCC, compuesto por cientos de científicos alrededor del mundo, ha dado varias recomendaciones para intentar detener el aumento global de la temperatura promedio en 1.5ºC, una suba que dejaría a salvo a los ecosistemas más frágiles del planeta. “Tenemos que llegar a compensar lo que estamos emitiendo con nuevos sumideros, hasta que no se llegue a ese punto no podemos estabilizar los valores. No hay compensación posible si seguimos sumando combustibles fósiles al consumo de energía, es urgente aumentar la instalación de renovables”, agrega Camilloni.

La científica explica que se denomina nuevos sumideros a políticas de reforestación (plantar donde antes había especies) o aforestar (sumar nuevas plantaciones); sin embargo, tiene un alcance limitado porque no puede hacerse en todo el mundo. Otras técnicas que se analizan son la generación de biomasa para producción de energía y la captura de dióxido de carbono.

En el mismo sentido, el secretario general de Naciones Unidas dijo hace 48 horas: “No existe una buena razón, por ejemplo, para que ningún país incluya el carbón en sus planes de recuperación de Covid-19. Este es el momento de invertir en fuentes de energía que no contaminen, no causen emisiones, generen empleos decentes y ahorren dinero. Las Naciones Unidas están firmemente comprometidas a liderar la renovación”.

El tema es que mientras siguen las declaraciones políticas, las anomalías climáticas persisten.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunció este martes que se encuentra verificando los informes de una posible nueva temperatura récord en el Ártico de 38ºC reportada en la ciudad rusa de Verkoyanks el 20 de junio pasado.

En Siberia se vive una prolongada ola de calor acompañada de un aumento de la actividad de incendios forestales. La OMM asegura que el Ártico se está calentando al doble del promedio mundial, y de una manera muy rápida.

Las temperaturas anuales del aire en la superficie durante los últimos cuatro años, de 2016 a 2019, han sido las más altas registradas. Además, el volumen de hielo marino del Ártico en el mes de septiembre de 2019, después de la temporada de fusión, ha disminuido en más del 50% en comparación con el valor medio para 1979-2019.

Siberia ha sido testigo de un calor excepcional, con temperaturas de hasta 10 grados por encima del promedio en mayo y el mayo más cálido registrado en todo el hemisferio norte y, de hecho, en el mundo.

“Los peores escenarios de calentamiento muestran una suba de 10ºC para la región de Siberia a fines de siglo. Ese cálculo estaba hecho teniendo en cuenta que los niveles de emisiones continuaran como hasta ahora”, detalla Camilloni.

Las altas temperaturas previstas pueden conducir a la continua degradación del permafrost y la erosión costera. La reducción en la extensión del hielo marino y la degradación del permafrost en la tundra puede crear dificultades para especies como osos polares, caribúes o ballenas.

El descongelamiento del permafrost también tiene implicaciones para la estabilidad de las estructuras construidas allí, así como para la posible liberación de metano, un poderoso gas de efecto invernadero. “Hay definitivamente una conexión entre el cambio climático y el calor. Acabamos de tener los cinco años más cálidos en la historia. En el caso de los incendios, hay múltiples factores que influyen en su aparición”, dijo Claire Nullis.

El marzo más cálido en 60 años

En la Argentina la crisis climática muestra sus mayores consecuencias en la retracción de glaciares y en los cambios en las precipitaciones. “La Argentina no es la región de la Tierra con mayor calentamiento. Y sigue la tendencia de que los otoños tienden a ser más cálidos. En términos de temperatura lo que más impacta en ese aumento es la retracción de glaciares y la lluvia y la variabilidad de las lluvias”, explica la científica.

Fuente Infobae

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