Cambio climático y COVID-19: «Es urgente enfrentar la emergencia y avanzar hacia un nuevo estilo de desarrollo más sostenible e igualitario»

Así se refirió la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, sobre el impacto ambiental del estilo de desarrollo imperante hace que peligre el bienestar de buena parte de la humanidad y, en algunos casos, la supervivencia. Por ello, se requiere hacer transformaciones profundas en el paradigma de desarrollo y en las inversiones que lo hacen posible.

 

Las declaraciones de la funcionaria fueron realizadas este viernes, en el marco de la presentación virtual de un nuevo libro publicado por la CEPAL. «La emergencia del cambio climático en América Latina y el Caribe: ¿seguimos esperando la catástrofe o pasamos a la acción?» fue presentada en una conferencia en la que António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas (ONU), envió un mensaje para la ocasión.

 

“El trabajo que se presenta da cuenta de más de una década de investigación, seguimiento y construcción de propuestas. Articula una mirada desde lo regional al más grande de los desafíos globales de nuestro tiempo, el cambio climático; y como siempre, lo hace recogiendo de los propios países sus diagnósticos, sus necesidades, el seguimiento de sus propias respuestas, al tiempo que imagina y propone caminos de acción más ambiciosos y devela la urgencia de respuestas mayores”, afirmó Guterres. Y agregó que “el libro aporta de manera destacada al conocimiento disponible tanto para los responsables de diseñar y ejecutar las políticas públicas como para el conjunto de nuestras sociedades, protagonistas indispensables de un cambio en los patrones de producción y consumo que ya no puede seguir esperando”.

 

 

En el encuentro intervinieron también Teresa Ribera, vicepresidenta Cuarta del Gobierno de España y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico; Horst Pilger, jefe de la Sección de Cambio Climático y Medio Ambiente de la Dirección General de la Cooperación al Desarrollo de la Comisión Europea; Alfonso de Urresti, Presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales del Senado de Chile; y Kishan Kumarsingh, Jefe de la Unidad de Acuerdos Ambientales Multilaterales del Ministerio de Planificación y Desarrollo de Trinidad y Tabago y Copresidente del Grupo de Trabajo Especial sobre la Plataforma de Durban para una Acción Reforzada.

 

Participaron también Andrea Meza, directora de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica; Adriana Lobo, Directora Ejecutiva del Instituto de Recursos Mundiales de México y Colombia; João Carlos Ferraz, académico de la Universidad Federal de Rio de Janeiro; y los coautores del libro Joseluis Samaniego, Director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL; Wilson Peres, Oficial Superior de Asuntos Económicos, y José Eduardo Alatorre, Oficial de Asuntos Económicos de la Unidad de Economía del Cambio Climático de la Comisión regional.

 

La publicación hace una revisión exhaustiva de los efectos de la emergencia climática en la región de América Latina y el Caribe y de las políticas para enfrentarla. Presenta propuestas de acción para un nuevo modelo de desarrollo más sostenible y más igualitario, en consonancia con la reflexión de largo plazo de la CEPAL y la Agenda 2030. Además, plantea lineamientos imprescindibles para reactivar con igualdad y sostenibilidad.

 

El libro afirma que las actuales crisis sanitaria y climática son parte de un modelo de desarrollo insostenible, asociado a una tasa declinante de crecimiento de la producción y del comercio, que ya antes de la crisis mostraba un sesgo recesivo y el desacople del sistema financiero. Es un modelo vinculado a una elevada desigualdad con el predominio de las élites, es decir, de la cultura del privilegio, y basado en grandes externalidades negativas como las emisiones asociadas al cambio climático, que rebasa umbrales ambientales globales y con vulnerabilidades sistémicas que han sido evidenciadas por el COVID-19.

 

 

Advierte que el eje de la negociación internacional y de las políticas nacionales es la lucha por repartir, transferir, minimizar, eludir y dimensionar la carga de la externalidad.

 

En ese sentido, señala que el Acuerdo de París definió la carga planetaria respecto a las emisiones de carbono y estableció presupuestos nacionales voluntarios de carbono mediante Contribuciones Determinadas Nacionalmente un poco más ambiciosas, aunque insuficientes, entre otros progresos. Sin embargo, implicó un retroceso frente a la diferenciación de responsabilidades entre países, lo que agudiza la tensión centro-periferia. “El presupuesto remanente para la periferia puede ser insuficiente para las necesidades del desarrollo”, precisa la publicación.

 

El libro expresa que América Latina y el Caribe es una región extremadamente vulnerable al cambio climático, a causa de su dependencia de actividades muy sensibles al clima, su poca capacidad adaptativa y su exposición a diversos fenómenos hidrometeorológicos extremos.

 

Precisa que entre 1970 y 2019, América Latina y el Caribe fue afectada por 2.309 desastres naturales, de acuerdo con las cifras del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED, por sus siglas en inglés). Estos eventos causaron 510.204 muertes, 297 millones de personas afectadas y más de 437 mil millones de dólares en daños.

La publicación dedica un capítulo especial a los casos de Centroamérica y el Caribe, dos subregiones que destacan por su gran vulnerabilidad al cambio climático y por su reducida participación en la generación de emisiones, y cuyas particularidades climáticas, geográficas y socioeconómicas justifican su análisis por separado. Para el caso del Caribe, el documento analiza la iniciativa de la CEPAL para el canje de deuda por adaptación al cambio climático.

 

Durante el lanzamiento, Bárcena  destacó que, ante los efectos ya ineludibles del cambio climático, una de las prioridades de la región es aumentar la resiliencia y la capacidad de adaptación de la sociedad, así como explorar las sinergias existentes entre los procesos de adaptación y los demás objetivos de desarrollo.

Precisó que América Latina y el Caribe ha adquirido compromisos de adaptación y mitigación cuyo cumplimiento será imposible sin un cambio estructural. Para ello, la CEPAL identifica políticas para sectores estratégicos que reducen emisiones, crean empleo y potencian inversiones, y permiten enfrentar la reactivación con equidad y sostenibilidad para avanzar hacia un nuevo estilo de desarrollo.

 

Estos motores sectoriales del cambio estructural son las energías renovables no convencionales, soluciones basadas en la naturaleza, la economía circular y reciclaje, ciudades inteligentes, infraestructura sostenible y resiliente, el consumo menos contaminante y la economía del cuidado, explicó.

 

La alta funcionaria de las Naciones Unidas agregó que la respuesta a la pandemia del coronavirus (COVID-19) es una oportunidad para avanzar hacia un gran impulso para la sostenibilidad.

 

“Necesitamos un nuevo estilo de desarrollo alineado con la Agenda 2030, creemos que es urgente un estado de bienestar en una nueva ecuación con el mercado y la sociedad. Se requieren estrategias sostenidas en el tiempo. Esta es una tarea política para viabilizar la propuesta técnica y darle lugar a la ciencia. Finalmente, necesitamos instituciones y coaliciones que formulen e implementen las políticas, requerimos pactos a nivel global, regional, nacional y local. El horizonte es la igualdad, el cambio estructural progresivo es el camino y la política, el instrumento”, cerró.

 

 

CP / PE

 

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