Trabajadoras sexuales en Misiones: cómo atraviesa la pandemia uno de los sectores más vulnerables de la sociedad

La cuarentena por el coronavirus dejó sin su fuente de ingresos a decenas de mujeres que hoy viven gracias a subsidios nacionales y a redes de ayuda. Las chicas trans, las más afectadas.

 

El próximo sábado 20 de junio se cumplirán 90 días desde que el presidente, Alberto Fernández, decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio en Argentina por el coronavirus Covid-19. A lo largo de estos casi tres meses, la sociedad ha tenido que adoptar nuevos hábitos en sus vidas, en pos de avanzar hacia la tan mencionada “nueva normalidad”, como por ejemplo respetar el distanciamiento social.

 

Misiones es una de las provincias donde se puede observar un espejismo de lo que implica esta etapa. Con más del 90% de las actividades económicas habilitadas y funcionando, el movimiento en las ciudades es igual al que había previo al confinamiento. Los barbijos, el metro de distancia en las filas y los límites de personas en los comercios son algunas de las novedades del nuevo paisaje urbano.

 

Sin embargo, al igual que ocurre en todo el país, hay un sector invisibilizado históricamente que ha profundizado su crisis estructural durante la cuarentena. Se trata de las trabajadoras sexuales quienes dependen financieramente de un sector que radica mayoritariamente en el contacto físico y que tiene como escenario principal la calle.

 

“La industria del trabajo sexual es múltiple e involucra tanto a hombres como a mujeres. No necesariamente implica penetración. Hay quienes trabajan desde la casa, de manera virtual o solo hacen acompañamiento. Las más vulnerables son las que se paran en calle”, explicó la antropóloga y docente universitaria en la Universidad Nacional de Misiones (UNAM) Lucía Fretes, quien además es aliada en Misiones de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), un sindicato de trabajadores sexuales de Argentina que aún no tiene sede en la Tierra Colorada.

  • Lucía Fretes, foto: Facebook

En diálogo con Misiones Online, Fretes señaló que si bien no hay un registro oficial de cuántas personas ejercen el trabajo sexual en la provincia debido a su informalidad, en un relevamiento que hicieron en Posadas notificaron entre 38 y 50 mujeres que trabajan en calle. “Muchas de ellas pudieron acceder a algún tipo de subsidio nacional como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), pero diciendo que son masajistas, tarotistas u otra profesión”, agregó.

 

La entrevistada afirmó además que no recibieron denuncias de trabajadoras por intentos de por falta de pagos de alquileres como si ha ocurrido en otros distritos, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires.

 

Mujeres trans, las más afectadas

 

Dana Valiente se ha convertido en una de las voces más representativas de la comunidad LGBTI. Es presidenta de la organización “De la calle a la dignidad”, una ONG que luchas entre otras cosas por la ley de cupo laboral trans.

  • Dana Valiente

Dana evidenció que las trabajadoras sexuales trans son las que más sufren con esta cuarentena por pertenecer a un grupo social históricamente excluido. Así lo demuestran los datos. Según el último proyecto nacional de ley de cupo laboral trans presentado este año en el Congreso nacional, el 98% de las personas trans están excluidas del mercado laboral formal por prejuicios y discriminación. “En Misiones, el 91% de las chicas trans caen en la prostitución por la falta de oportunidades y el 100% trabaja de manera informal”, detalló la referente social.

 

“Las mujeres trans en estado prostituyente la están pasando mal. Tengo un registro de 40 que no pueden trabajar por la pandemia y estamos ayudándolas”, sostuvo.

 

En Misiones, el 91% de las chicas trans caen en la prostitución por la falta de oportunidades

Dana Valiente, militante social

 

Ante la imposibilidad de percibir su único ingreso, Dana señaló que las mujeres trans en Misiones la están sobrellevando gracias a las redes de ayuda y a los subsidios nacionales.

 

“Hemos recibidos módulos alimentarios de Nación y lo distribuimos. Algunas pudieron acceder al IFE y a otras compañeras las hemos podido inscribir al programa nacional Potenciar Trabajo”, indicó.

 

Sexo virtual

 

Una modalidad que creció durante la cuarentena fue la del sexo virtual, a través de varias formas como el sexting, las videollamadas o la venta de fotos eróticas.

 

Lucía Fretes sostuvo que a través de un relevamiento que hicieron en sex shops de Posadas notaron que hubo aumentos de pedidos y de ventas de juguetes sexuales y de accesorios. “Esto nos hace pensar que hay ciertos sectores que pudieron pasar a la alternativa de videollamada o de exposiciones diferentes”, analizó.

 

Sin embargo, la antropóloga quien también se desempeña como profesora en la Universidad Nacional de Misiones (UNAM) advirtió que no todas las trabajadoras pueden acceder al sexo virtual.

 

“Primero necesitas ciertas condiciones materiales como una buena conexión a internet. Después también hay una cuestión de conocimientos. Las que trabajan en calle principalmente están acostumbradas a recibir dinero en efectivo y no saben por ahí como usar Mercado Pago. También hay una cuestión de confidencialidad”, consideró.

 

Prostitución: ¿trabajo o explotación?

Días atrás en la página web del registro para trabajadores de la economía popular del Ministerio de Desarrollo Social, lanzado días atrás por el ministro Daniel Arroyo, fue posible seleccionar la opción «Trabajador sexual» como respuesta a la categoría ocupación. Pero unas horas después el formulario fue dado de baja. Esta situación reavivó un viejo debate en el colectivo de mujeres. Por un lado, están quienes se manifiestan favor del reglamentar y darle un marco legal al trabajo sexual con normas que protejan a quienes lo ejerzan, brindándoles condiciones dignas de empleo (obra social, salario mínimo, etc) y poniendo el foco en que sean los clientes los que cuiden a los y las trabajadoras y no al revés.

 

En el grupo anterior se encuentra Lucía Fretes. “Si como Estado le estamos dando soluciones a un montón de actividades que están paradas, como Estado deberíamos atender a este grupo (trabajadoras sexuales). No discriminándolo y diciéndole sos víctima cambia de trabajo. Ellas no quieren cambiar de rubro. Quieren que se las reconozcan. Que no se las persiga. Hoy muchas tienen miedo de darme su dirección para llevarle módulos alimentarios porque saben que son perseguidas como si hicieran algo malo. Mientras siga siendo clandestino, deja o permite muchas cosas que no son buenas”.

  • La prostitución no está penalizada en Argentina, siempre que se ejerza de forma voluntaria

 

Por otro lado, dentro del feminismo muchas mujeres tienen una postura abolicionista. Se oponen a considerar a la prostitución como trabajo y la consideran como un tipo de violencia contra las mujeres. Sostienen que no es una elección libre, sino que está directamente relacionada con una necesidad económica y añaden que únicamente la ejercen aquellas personas que no tuvieron oportunidad de elección como mujeres de clase baja, trans, travestis. “Es una violación consentida”, sostuvo Delia Escudilla quien trabajó como prostituta y hoy impulsa la abolición del trabajo sexual.

 

Las trabajadoras sexuales no quieren cambiar de rubro. Quieren que se las reconozcan. Que no se las persiga

Lucía Fretes, antropóloga y aliada de AMMAR en Misiones

 

En ese último sector está Dana Alegre: “La prostitución no puede ser trabajo autónomo, no puede ser trabajo de la economía popular como lo quisieron instalar. No conozco a una prostituta que esté orgullosa de serlo. Si consideramos a la prostitución un trabajo, también estaríamos protegiendo a proxenetas. Para las personas travestis y trans es la única opción de supervivencia, no es una elección”.

 

LD

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