Consciencia colectiva: infraestructura verde, corredores verdes

La provincia de Misiones, vista desde unos 300 o 500 metros de altura sobre el nivel del suelo, se muestra como un gran macizo verde, salpicado de pequeñas y medianas ciudades unidas por carreteras de asfalto o tierra.

 

Si se lograra imaginar, que esta provincia fuese una pieza de rompecabezas del gran mapa de América del Sur, más bien formaría parte de otros países, más al norte, más vegetales, más tropicales. Y es que la legislación de la provincia de Misiones, en conjunto con otras numerosas e importantes medidas, ha gestado y desarrollado políticas ambientales que delimitaron y controlaron desde hace décadas el uso de los recursos naturales y vitales, confiriéndole así características únicas que la distinguen de Argentina, y también de los límites de Brasil y Paraguay.

 

Además, que veamos continuos verdes y azules al mirar y admirar la geografía misionera no sólo responde a medidas ambientales, sino que también hay un antes y un después social, indígena, rural y urbano que integra intereses, derechos y formas de entender y desplegar la vida de cada integrante de la población misionera.

 

Aun así, en mayo del 2019, la Plataforma Intergubernamental de Ciencia-Política sobre Servicios de Biodiversidad y Ecosistemas (IPBES) publica un informe reconocido a nivel mundial sobre la pérdida de biodiversidad, donde se realizó la evaluación más completa 1.000.000 de especies en peligro de extinción entre otras cosas concluyendo en lo siguiente “La peligrosa pérdida “sin precedentes” del ecosistema     natural “Rápida” tasa de extinción de especies. Actual respuesta global insuficiente donde resulta inminente adoptar «cambios transformadores» tendientes a restaurar y proteger la naturaleza; destacando que la oposición al cambio puede ser superada por el interés público.”

 

En el informe se destaca el hecho de que estamos deteriorando las bases de nuestras economías, medios de vida, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida a nivel mundial y que ya no solo el efecto es sobre los ambientes y organismos de los cuales dependemos, sino que ya es evidente la situación sobre muchas comunidades, sin embargo y más allá de todo, también nos dice que no es demasiado tarde para hacer un cambio, pero sólo si empezamos ahora en todos los niveles, desde lo local hasta lo global.

 

“A través del “cambio transformador”, la naturaleza todavía puede conservarse, restaurarse y usarse de manera sostenible. Entendiéndose por cambio transformador a una reorganización fundamental de todo el sistema a través de factores tecnológicos, económicos y sociales, incluidos paradigmas, objetivos y valores”.

 

Empezar por lo primero, entender qué es y cómo funciona nuestro ambiente en el que día a día vivimos es fundamental para formar parte de este cambio transformador.

 

Vista del primer lapacho 2020 del departamento Candelaria, Misiones.

Los límites de los ambientes naturales (parques nacionales y provinciales, reservas, bordes de ríos y arroyos naturales), han sido desplazados por los ambientes rurales y los rurales a su vez vienen siendo desplazados, reducidos o eliminados por ambientes urbanos.

 

Los ambientes, paisajes o ecosistemas urbanos se han más que duplicado desde 1992 y, en ellos, ya no confluyen los elementos que por definición debería estar en el concepto de ambiente (lugar que coinciden: alimentos, espacio, oxigeno, energía, refugio, inspiración, paisaje).

 

Al considerar los elementos del ambiente y, suponer o imponer cambios o eliminación de uno o más elementos, en esta compleja trama, afecta todo el sistema y puede producir consecuencias negativas.

 

La deforestación, la invasión de hábitats de vida silvestre, la agricultura intensiva y la aceleración del cambio climático, han alterado el delicado equilibrio de la naturaleza que se profundiza en la vida urbana.

 

Dentro de las ciudades existen numerosas estrategias e instrumentos para implementar, que permiten dar una continuidad, a los ecosistemas rurales y naturales insertos tanto dentro, como en las áreas suburbanas e interurbanas constituyendo esas conocidas áreas metropolitanas.

 

De lo general a lo particular encontramos a las Infraestructuras Verde, las cuales están compuestas por el componente verde (agua, suelo, aire, flora y fauna), el componente gris (medio construido, edificios, calles, veredas, canteros luminarias) y, conectado todo esto los valores socio-culturales que dan (o no) ese ida y vuelta integrando los saberes, los usos y el disfrute en cada acción y en cada lugar.

 

El concepto de Infraestructura Verde en las Ciudades, impacta positivamente en la salud física y psicológica de la población y trata de, reproducir la naturaleza en un ambiente altamente modificado antrópicamente como lo son estas geografías reducidas y, de alta densidad poblacional.

 

Para ello el arbolado urbano se constituye en una de las principales herramientas, que permite integrar el espacio público al privado y viceversa, convirtiendo avenidas con altos contenidos de emisiones gaseosas contaminantes en verdaderos corredores verdes, posibilitando contar con servicios ambientales.

 

Barrio El Yerbal, de la ciudad de Posadas

Imitar lo que pasa en la naturaleza, fomentar y desarrollar los corredores verdes urbanos en las ciudades para que aumente y se conserve la biodiversidad, uniendo diferentes áreas o ambientes urbanos, es altamente positivo en una carrera para compensar los desequilibrios producidos por la actividad humana.

 

Tener en cuenta los corredores de contaminación para diseñar los corredores verdes, y así compensar o mitigar el deterioro de la calidad del aire en la CIUDAD, la continuidad del verde en avenidas, calles y sus veredas, plazas, paseos, parques, márgenes de arroyos, establecimientos públicos y educativos, armonizando con la cotidianidad del vecino.

 

Entonces cada árbol cuenta, sé parte de los cambios transformadores.

 

 

 

 

(*) Escriben: Mgter. Lic. Anahí Fleck  / Ing. Agr. Jorge Escalante 

@AnahiFleck

 

PE

 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas