Semana Mundial del Ambiente: «La tierra habla, la tierra que en el año 2020 podemos escuchar»

Esta catástrofe a nivel mundial causada por un inesperado virus COVID-19 que dejó a la humanidad paralizada, días tras días, abriéndose camino al paso del tiempo.

Sin tener más herramientas que las de viralizar lo que años tras año los especialistas, investigadores, ambientalistas, venían observando y desde épocas del inicio de la revolución industrial, con el progresivo aumento de la sobre explotación de los recursos finitos (agotables) para abastecer un consumo cada vez más desmedido, revolucionado, apresurado, en evolución constante, sin poder detenerse hasta hoy, donde nos encontramos aislados dentro de nuestro propio sistema.

 

La naturaleza a encontrado su lugar y el tiempo a dado un giro de 180 grados. Ahora, somos nosotros los que tenemos que adaptarnos, reconstruirnos y hacernos conscientes de nuestras propias limitaciones y responsabilidades, en un planeta donde el equilibrio de su ecosistema es fundamental para la supervivencia de la especie humana, tanto como para generaciones presentes y futuras. Tenemos que estar seguros de ser parte del todo y no dueños de todo.

De que no estamos solos, somos parte de un sistema perfecto entre equilibrios que se manifiestan entre otros seres vivos y no vivos, de un planeta que sabe permanecer en el tiempo tras años y años de adaptación a las diferentes inclemencias causadas por el paso del tiempo, diferentes eras donde la evolución fue paulatina y natural.

Hasta que llegó el Siglo en el que el hombre sin límites y falto de conciencia irrespetuoso hacia la misma cultura humana y su entorno, donde vive y se desarrolla, logró ser parte de los cambios irreversibles en el medio ambiente, calentado el planeta por la constante y nefasta emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), provocando el calentamiento global.

 

Este calentamiento trae aparejado el Cambio Climático, el acelerado cambio del clima, por consecuencia, catástrofes naturales, inundaciones, incendios forestales, desertificación, sequías, pérdida de biodiversidad, derretimiento de los glaciares, enfermedades, epidemias, pandemias, hambre, guerra, desigualdad.

 

Los cambios antropogénicos, lo que no pudimos sostener pero si podemos revertir. Tras años de experiencia, como gestora ambiental nunca percibí, como en estos tiempos de aislamiento y reflexión, la necesidad social de reconocerse parte del sistema natural de la vida y comprometerse, sentirse responsables.

 

Sabemos que tenemos la necesidad, aunque quizás no podamos revertir nuestra forma de consumo, pero si nos debemos la oportunidad de hacernos cargos, de ver de qué manera hacerlo en forma responsable, devolviendo al ciclo los recursos que pueden ser reutilizados sin tener que sobreexplotar más para obtener más, preservando los recursos hídricos, forestando, planificando ciudades inteligentes, en la búsqueda del bien común pero como eje principal midiendo y mitigando las consecuencias de cada acto que impacte directa o indirectamente en el ambiente.

 

Una experiencia muy significativa en este tiempo de aislamiento fue encontrarnos con más de 360 personas formando parte de un taller lanzado en las redes sociales durante esta cuarentena obligatoria, de forma gratuita, sobre compostaje domiciliario y huerta en maceta. Como organización, Huella Verde, nos vimos sobre pasados, pero con la enorme dicha de compartir la experiencia desde otras ciudades, todos buscando y compartiendo la necesidad de ser parte de este despertar.

 

El taller teórico práctico con Certificación Huella Verde online, fue uno de los mayores desafíos por parte de todos los voluntarios,  ya que quisimos ser parte del proceso de evolución consciente, intercambiando experiencias, ideas, emociones, alegrías, al ver crecer la huerta propia: un zapallo, un tomate, un banano, un ajo, zanahorias, todo en un huerto domiciliario. Sentirlos ser parte fue una enorme satisfacción y sin dudas todos aprendimos, nos contuvimos a través del aprendizaje consciente, a través de la educación ambiental que logró ser una vez más diruptiva y emocional para que pueda perdurar en el tiempo mas allá del conocimiento adquirido.

 

Es por ello que desde Huella Verde celebramos el Día Mundial del Ambiente este 5 de junio 2020, aún en tiempos de pandemia más comprometidos, sabiendo hacia dónde vamos y está vez, ya no tan solos.

 

 

 

(*)Por Romina Schewzow

Huella Verde, Programa de Certificación de Buenas Prácticas y Consumo Responsable

 

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