No hay lugar para vos en el mundo 

Son interesantes los debates filosóficos de este tipo, ya que dependiendo de los lentes con los que miremos la vida la respuesta puede cambiar. Así que, antes que nada, quiero dejar clara la posición desde la que escribo esta nota: En el mundo presente, la vida se resume en una lucha diaria de cada uno por ganarse un lugar. Para hacerlo, las personas competimos entre nosotras de forma permanente. La posición que cada uno logra, debe ser revalidada día a día pues hay otros que la desean e intentarán tenerla. Esta dinámica desarrollamos las personas a lo largo de toda nuestra vida.

Por lo que nadie tiene un lugar asegurado más allá de lo que puede representar un espacio en una familia bien establecida, pero fuera de eso, en la sociedad, los negocios o el poder, cada uno deberá realizar su propia conquista. Algunos contarán con alguna ayuda, otros deberán iniciar desde la nada misma, pero ningún destino está escrito y los resultados pueden ser de los más variados, la realidad está llena de ejemplos.

 

COVID-19 y la mala suerte de que te vaya mal

 

Dicho lo anterior en la introducción, quiero entrar a esta parte de nuestro recorrido por el campo de las ideas, con una propuesta incómoda. Hablemos de la mala suerte. Si bien es un debate que puede ser aburrido ya que se corre peligro de entrar en los trillados conceptos de: “la suerte no existe”, “suerte es para los improvisados”, “deséame éxitos no suerte”, y otras ideas de intercambio popular; yo quisiera hacer el intento de abordarlo brevemente en el marco teórico que nos convoca.

Podemos hablar de mala suerte cuando hablamos de un evento fortuito totalmente externo a nosotros y que escapa totalmente a cualquier posibilidad de intervención, pero que nos afecta. Los efectos del Coronavirus podrían ser entonces, un golpe de mala suerte para muchos.

Por culpa de la pandemia podremos seguramente enumerar un sin fin de consecuencias negativas que habrán impactado en nuestros proyectos, sin embargo, habrá también un sin fin de razones que explicarían nuestra “mala suerte”, que en realidad son fruto de nuestro mal liderazgo y no de otra cosa, ni siquiera del Covid-19.

 

 Una cosa es la mala suerte y otra cosa tu falta de estrategia y liderazgo

Con mi afirmación no quiero sonar duro, ni inflexible, ni arrogante, es más, me gustaría que puedas ver mi rostro amigable y mi sonrisa como si estuviera frente a vos en un simple intercambio de opiniones, sin juicios ni condenas, sino simplemente hablando de ideas.

Es que es tanta la gente que se vive quejando las 24 horas de la mala suerte o del país en que nos toca vivir, que pareciera ser que nosotros no tenemos ninguna responsabilidad sobre nuestra vida y nuestros proyectos.

Sin embargo, lamentablemente, toda la responsabilidad es del líder. Del líder depende todo, de principio a fin. Es el líder el que debe interpretar los escenarios sociales, las estructuras de poder, los tiempos que corren y que vendrán, y tomar decisiones en función a preservar a su gente y sus proyectos.

 

El algoritmo lo reconfigura todo cada mañana

Nadie debe estar más atento a los cambios de todos los días que los líderes, desde una familia, la empresa, una ciudad o un país. Son los líderes los que deben estar atentos a los cambios y prepararse, preparar a sus equipos y sus proyectos para las distintas variables y posibilidades. Podemos vivir acontecimientos de mala suerte, pero tenemos que estar preparados. Nos puede golpear, un poco más, un poco menos, dependiendo de muchos factores, pero no nos va a derrumbar.

Un líder no puede estar cómodo, necesita repensar su estrategia todos los días, entrenarse para lo que se viene, capacitar a su equipo, prepararse para lo que podría pasar por más descabellado que parezca; pensar en un Plan A, Plan B, Plan C, Plan D; etcétera. Es la responsabilidad del líder hacerlo.

Al hablar de esto no puedo evitar pensar un ejemplo maravilloso que nos da la naturaleza. El Castor, un animalito muy simpático capaz de modificar su entorno, no solo corta los árboles con sus dientes, sino que también construye complejas casas y modifica los cursos de los ríos.

Pero su principal virtud es construir varias entradas a su casa, de forma que si lo persigue un depredador o cualquier otra razón externa lo obstaculiza, siempre tiene otra opción para entrar o salir.

Y vos… ¿Cuántas salidas o entradas de emergencia tenés en tu negocio? ¿Cuántas entradas de ingresos por si perdés una, tenés otras?

 

El peligro es la muerte

 

Este es el peligro de no contar con una estrategia de largo plazo. Uno de los principales problemas de las empresas, la política y los proyectos en general es que carecen de estrategia. No podemos hablar ni siquiera de problemas de mala comunicación, ventas, procesos, capacitación, ni de ninguno de los que podrían ser problemas comunes de las organizaciones.

Hablamos de que no tienen una estrategia, y muchos líderes ni siquiera se cuestionan esto, ni siquiera saben lo que es ni de lo que se podrían salvar si la tuvieran.

Una estrategia es, precisamente, lo que te puede salvar la vida ante lo inesperado, ante lo fortuito, ante una crisis o ante la mala suerte.

La estrategia mira lejos, mira amplio, mira profundo y mira alto. La estrategia anticipa, es precavida, se prepara y le puede salvar la vida a tu empresa, a tus proyectos y a los tuyos. Nadie más que el líder tiene esta responsabilidad,  si no lo hace el líder nadie lo hará.

 

Bienvenido al Club de la Buena Suerte

Y entrarás al club de los que tienen “buena suerte”. La gente te mirará y dirá qué suerte que tiene este, seguro anda en algo raro, o le ayuda el suegro.

Pero en realidad lo que estará ocurriendo es que te volverás un líder profesional, que estudia mientras otros miran fútbol, que mientras otros disfrutan un fin de semana largo vos estarás trabajando anticipando trabajos “por las dudas”, mientras otros estarán gastando recursos en contratar todo el tiempo personal nuevo, vos estarás conociendo a las personas que ya tenés a tu lado para poder capitalizarlas al máximo posible y que sean parte real del proyecto y no un recurso.

Mientras otros estarán gastando vos estarás invirtiendo, mientras otros estarán “chineando” vos estarán cuidando tu matrimonio y tu familia, mientras otros estarán cultivando las apariencias vos estarás cultivando tu vida interior para tener raíces y consistencia para resistir las tormentas.

La gente dirá que es buena suerte. Digamos que sí. Y digamos gracias, a la vida y a Dios, por la salud y por la oportunidad.

*Sergio López – [email protected]

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