Parejas en crisis: querer separarse en cuarentena

El aislamiento nos encuentra juntos las 24 horas. Reflexiones si sentimos que no va más.

 

La cuarentena, inevitablemente, funcionó como un examen para aquellas parejas​ que están en convivencia. De repente les tocó vivir una situación de vacaciones (24 horas juntos) pero con un ambiente de rutinas, poca diversión, falta de desconexión y nada de tiempo personal ni de intimidad, además del añadido de la tensión por no llegar a final de mes en algunos casos, por las noticias alarmantes de todos los días…

 

En esta situación, muchas relaciones llegaron al punto en que sus miembros (o uno de ellos) se plantearon si realmente esto es lo que querían, si es la relación que desean o prefieren tomar la decisión de la separación.

 

Para llegar a esa conclusión lo primero que recomiendo es hacer una lista de aquellos aspectos que son consecuencia del confinamiento y aquellos aspectos que ya formaban parte antes de la relación y que ahora se acentuaron. Porque en algunos casos quizás es simplemente la situación límite del confinamiento la que ha provocado ciertas discusiones y tensiones en casa.

 

Si la conclusión es que nos dimos cuenta que no es el tipo de relación que queremos, que necesitamos espacio y no queremos seguir con esa persona, el siguiente paso será ver si la otra persona siente lo mismo y podemos tomar la decisión de mutuo acuerdo o nos toca afrontar la separación solos.
Para llegar a este punto, lo mejor es intentar plantear una conversación en la que se hable de cómo nos sentimos en la relación, de ver el nivel de consciencia que tiene nuestra pareja sobre la situación límite. Cuando ambos miembros sienten lo mismo, la ruptura no supone un gran duelo, porque simplemente se perdió la conexión y los dos son conscientes de esto. La mayor dificultad reside cuando uno debe plantear al otro que no quiere seguir sabiendo que el otro sí quiere estar en esa relación. En ese momento se produce una catarsis emocional, un sinfín de emociones dolorosas que muchas veces son difíciles de gestionar.
Si esta es la situación en la que nos encontramos, la más compleja, el primer planteamiento es pensar si vale la pena provocar la ruptura en este momento de aislamiento y restricciones de movimientos o si es mejor esperar a que cuando expongamos la decisión podamos irnos, para que cada uno haga su proceso de duelo sin generar una tensión y un mal ambiente en casa.
En ocasiones lo mejor es ir planteando la situación poco a poco, ir transmitiendo el malestar, los sentimientos, para que la otra persona vaya haciéndose una idea y no sufra un shock emocional al recibir la noticia.

 

Por tanto, si decidimos esperar, lo más recomendable es ir exponiendo ese malestar. Pero si por el contrario vemos que es el momento de transmitirlo, aunque haya cuarentena, deberemos tener muy claro cómo gestionar la ruptura estando bajo el mismo techo.

 

Lo más importante es que cuando se transmita la decisión no quede ninguna duda de que está tomada y no hay vuelta atrás. Es mejor que la otra parte no se agarre a la esperanza de volver y pueda ir asumiendo la ruptura y el duelo.

 

En segundo lugar, hay que intentar tener una cordialidad, pero sin demasiada interacción, hay que empezar a digerir que cada uno hará su vida y, por eso, es mejor pasar el día en espacios separados, tener cierta intimidad para hablar con las amistades, buscar apoyo y llorar o desconectar si se necesita.

 

Y, por último, quizás se puede aprovechar el aislamiento para empezar a plantear cómo llevar a cabo la separación a efectos prácticos: si hay niños en común, si se trabaja en la misma empresa, dónde van a vivir… Si hay lazos importantes es mejor plantearse como equipo cómo se irán rompiendo, intentando buscar el bienestar para ambos.

 

Por supuesto el aislamiento no facilita las rupturas. Puso a muchas parejas al límite pero está dificultando la separación. Pero no por eso debemos parar nuestras vidas. Ésta es una nueva realidad y debemos aprender a vivir en ella, buscando los mejores caminos para tomar decisiones y seguir avanzando.

 

 

Por Núria Jorba, para La Vanguardia.

 

 

Fuente: Entremujeres.

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