Análisis semanal: el camino vertical hacia la inmunidad colectiva y un cacerolazo que hizo ruido

Podría haber sucedido días antes o semanas después, pero habría sucedido de todos modos, era inevitable. Tras un mes y medio de confinamiento social, el coronavirus comenzó a circular dentro de Misiones, o como prefieren afirmar los especialistas, se declaró la circulación comunitaria. Lo malo es que el riesgo de contagio ahora es más alto que antes.

 

Lo bueno es que el tiempo ganado gracias a la cuarentena permitió al Gobierno provincial adecuar el sistema sanitario, que ahora está mucho mejor preparado para afrontar la pandemia.

 

Con un laboratorio propio equipado con todo lo necesario para arrojar resultados fiables en un promedio de cinco horas, Misiones tiene capacidad para reaccionar con rapidez para detectar nuevos casos. Mientras que la cantidad de camas que se sumó permite aislar en un entorno seguro a todos los casos confirmados, aunque sean asintomáticos.

 

La circulación comunitaria no tomó por sorpresa a un Gobierno encabezado por dos profesionales de la salud de reconocidas trayectorias, como Oscar Herrera Ahuad y Carlos Arce. Estaba dentro de los planes que eso ocurriera, de allí que el rumbo trazado por la Provincia para lidiar con el coronavirus y al mismo tiempo reactivar progresivamente la economía, no haya cambiado demasiado.

 

Lo confirmó el propio gobernador en su discurso de apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura, tres días después de que su ministro de Salud Oscar Alarcón declarara la circulación comunitaria. Misiones seguirá administrando la cuarentena como un camino para llegar a la inmunidad colectiva asumiendo el menor riesgo posible, pero al mismo tiempo seguirá buscando alternativas para reanimar el aparato económico.

 

Herrera Ahuad habló de un “sistema vertical” según el cual la economía iría incorporando primero a los jóvenes, grupo de menor riesgo de enfermedad. “Diseñamos con nuestro equipo de crisis, en este tiempo de aislamiento focalizando una salida gradual en actividades de apertura del área  económica, manteniendo las medidas de apoyo y alivio financiero, con protocolos sanitarios estrictos. Esto dejará de ser una excepción para convertirse en una regla”, indicó.

 

Otro dato elocuente fue la ausencia de referencias a una posible apertura a actividades recreativas, lo que indica que eso todavía no está en los planes del Gobierno.

 

La estrategia de la inmunidad colectiva que mencionó Herrera Ahuad es la única posible para enfrentar la amenaza del coronavirus hasta que se desarrolle y fabrique en masa una vacuna. Consiste básicamente en contener la cantidad de contagios en niveles que resulten manejables para el sistema de salud. Si esto se lograra, con el correr del tiempo habría un grupo de personas inmunizadas (por haber contraído el virus) lo suficientemente grande como para que el coronavirus vaya desapareciendo por no poder encontrar a quien contagiar.

 

No es una opción simpática, pero es la única posible porque la extraordinaria facilidad de expansión de la presente pandemia da por tierra cualquier abordaje orientado a llevar a cero la cantidad de contagios.

 

La experiencia que dejó el COVID-19 en Asia y Europa, donde golpeó antes que en Latinoamérica, demuestra que el principal riesgo asociado a esta patología es su capacidad para llevar al colapso a los sistemas de salud, incluso a la de países desarrollados de Europa. Cuando ello ocurre la gente empieza a morirse no tanto por las patologías que sufren sino por la falta de atención sanitaria.

 

Misiones hoy está muy lejos de esa situación. Gracias a las medidas de distanciamiento social adoptadas a tiempo y a los esfuerzos para adaptar al sistema sanitario, hoy la cantidad de contagios y de enfermos es exigua en relación a la capacidad de respuesta de sanatorios y hospitales.

 

 Que el coronavirus siga estando bajo control en Misiones no depende tanto del Estado como de la sociedad. Ninguna estrategia será efectiva, todos los controles que puedan montar las fuerzas de seguridad serán insuficientes y los heroicos esfuerzos de los médicos serán inútiles si solo una parte de los misioneros decide no acatar las normas dispuestas.

 

En definitiva todo dependerá de cuán presente esté en la sociedad misionera el “genoma del pelotudo”, definido con bastante precisión por el propio gobernador en declaraciones reproducidas por medios nacionales.

 

Crisis y planes de reactivación

 

En un acto en el que se combinaron el respeto a la institucionalidad con la atención a los cuidados sanitarios, Oscar Herrera Ahuad cumplió con la tradición del mensaje de apertura de sesiones ordinarias. Lo hizo ante un recinto casi vacío, en el que solamente el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira y la presidente del STJ, Rosanna Pía Venchiarutti acompañaron al mandatario provincial, todos con barbijos y guantes y respetando las distancias. Los demás diputados siguieron las alternativas de la jornada por video conferencia, desde sus oficinas.

 

En su discurso el gobernador anticipó que la Provincia seguirá apoyando al sector privado con el objetivo de reducir en Misiones los devastadores efectos que el coronavirus está generando en la economía mundial.

 

Como medida puntual anunció un plan de viviendas de madera orientado a reactivar  pequeños aserraderos y cooperativas. “De manera inmediata entregamos más de 100 soluciones habitacionales rápidas para nuestras familias más necesitadas, tanto en el área urbana como también rural. En la misma línea anunciamos otras 500 adicionales para afrontar la contingencia y acompañar también a la fábrica industrial de casas de madera”, expresó.

 

La medida no es antojadiza, la forestoindustria es uno de los sectores que sintió con mayor dureza la crisis. Si bien es una de las actividades que está permitida, su facturación cayó drásticamente por la desaparición de las exportaciones y el desplome de la demanda en el mercado interno.

 

Esta situación crítica llevó a que esta semana anunciara la suspensión de sus actividades la fábrica de madera más moderna de Latinoamérica, inaugurada el año pasado en Posadas, tal cual lo confirmó a Misiones Online el presidente de la UTE propietaria de la fábrica, Pedro López Vinader.

 

El empresario explicó que la planta tiene capacidad para producir 400 viviendas prefabricadas por mes y actualmente no fabrica más de 10. “Todos los análisis marcan que no es rentable continuar en las actuales condiciones, y desde mayo suspendemos todas las actividades hasta que se encuentre alguna alternativa viable”, explicó.

 

Otra empresa del rubro que bajó provisoriamente sus persianas es Coama Sud América, líder en el país en elaboración de placas de compensados fenólicos. “Mientras el sector de la construcción de la obra pública y privada no se recupere, que no se pueda volver a trabajar y que la gente no reactive el consumo, nuestra producción no tiene destino en el mercado nacional”, explicó a Argentina Forestal el propietario de la fábrica, Román Queiroz.

 

Pero seguramente el sector más golpeado es el turismo, que directamente redujo a cero su nivel de actividad. Producto de esa crisis esta semana cerró sus puertas el Hotel Grand Crucero, un moderno cuatro estrellas ubicado en Puerto Iguazú. En el camino 50 personas se quedaron sin trabajo.

 

La Provincia desarrolló una serie de paliativos para este sector, pero más importante aún, ya tiene una estrategia para que su reactivación sea rápida, aunque ello dependerá de los caprichos del virus. El objetivo es que ni bien el mundo vuelva a viajar, Misiones esté en condiciones de dar garantías de sanidad a todos los turistas. “Nos vamos a posicionar como un destino seguro, sin riesgo sanitario. Debemos mostrar nuestras fortalezas en materia de prevención, preparación ante la emergencia y capacidad de respuesta en casos de enfermedad”, señaló el gobernador en su discurso del 1° de Mayo antes de destacar que el primer paso en ese sentido ya se dio con la elaboración de un protocolo que establece normas sanitarias que garantizan el desarrollo seguro de la actividad.

 

Con los mayores riesgos de contagio concentrados en las ciudades,  la economía de Misiones se apoya con mayor énfasis que nunca en el agro. En las chacras no hay riesgo de aglomeraciones y el contacto social es mínimo, lo que permite que estas unidades productivas sigan funcionando.

 

Además, producciones importantes como la yerbatera y la tabacalera están trabajando con un considerable margen de rentabilidad –aunque ello siempre depende de los rindes obtenidos- gracias a los buenos precios que tienen esas materias primas.

 

La producción hortícola es otro de motores que siguen funcionando a pleno. La circulación comunitaria del virus obligó al ministerio de Agricultura Familiar a replantear el funcionamiento de las ferias francas de Posadas, principal canal de comercialización de los productos de la horticultura misionera, que estarán cerradas este fin de semana pero volverán a abrir en breve.

 

Otro de los anuncios con impacto económico que formuló el Gobernador en su discurso de apertura de sesiones es el pago de un bono de 5.000 pesos para efectivos de la Policía. El beneficio para los efectivos policiales llega luego del aumento que recibieron los docentes y trabajadores de la salud en paritarias.

 

Mediante medidas de ese tipo la Provincia brinda un reconocimiento merecido a los trabajadores pero también procura volcar dinero al mercado para contener la caída en el consumo generada por la pandemia. Lo hace a pesar de una severa reducción de sus ingresos fiscales: solo por coparticipación los ingresos de la Provincia medidos en términos reales se redujeron en abril en más de 1.000 millones de pesos respecto a igual mes del año pasado.

 

Valor digital

 

La irrupción del coronavirus obligó al mundo a acelerar el camino a la digitalización de a mayor cantidad posible de actividades y le dio una ventaja enorme a quienes ya habían avanzado en esa senda. Así como los comercios que tenían desarrollado un canal de ventas digital sufrieron mucho menos que los demás el efecto de la crisis, también los Estados que tenían un alto grado de digitalización pudieron sostener mejor su funcionamiento.

 

Misiones representa un caso paradigmático en ese aspecto.  El hecho de haber desarrollado antes de la pandemia una plataforma de educación virtual (Plataforma Guacurarí) permitió que la suspensión de las clases presenciales no interrumpiera el proceso de aprendizaje de los estudiantes, lo que garantizó la continuidad del ciclo lectivo.

 

De hecho la Plataforma Guacurarí fue una de las diez aplicaciones más descargadas del mundo durante abril, prueba de la aceptación de esta herramienta.

 

El avance de la virtualización en el Estado también posibilitó que Legislatura de Misiones iniciara su período de sesiones ordinarias bajo modalidad virtual y lo hizo sin las discrepancias y sobresaltos con los el Congreso nacional busca avanzar por el mismo camino.

 

La exitosa experiencia de la digitalización  de la Legislatura abrió paso a la idea de crear una aplicación que posibilite concretar todos los trámites provinciales a través del celular. La App “Misiones Digital” que está en etapa de desarrollo, servirá para bajar los permisos de circulación, descubrir síntomas de coronavirus, y en el futuro, comprar pasajes, artículos, billetera electrónica, transporte público, turnos médicos y otros expedientes en el Estado.

 

Indignación

 

La polémica desatada en torno a la liberación de presos por riesgo de contagio de coronavirus en las prisiones y las posiciones ambivalentes que tomaron algunos voceros del Gobierno nacional en torno a ese tema le valieron al presidente Alberto Fernández su primer golpe negativo frente a la opinión pública.

 

Hay un dato innegable: el alto grado de hacinamiento en las cárceles de todo el país representa un riesgo no solo para los propios prisioneros sino para el sistema sanitario en general. Pero aun ante esta evidencia, la catarata de prisiones domicilias que desató la Justicia con el supuesto objetivo de contener el riesgo de contagio, resultó un hueso imposible de roer para el grueso de la sociedad.

 

Las explicaciones racionales que intentaban justificar la acción de la justicia se fueron destruyendo de a una conforme los medios periodísticos mostraban cómo autores comprobados de delitos aberrantes dejaban las cárceles para volver a sus casas, beneficiados con la prisión domiciliaria.

 

Incluso hubo episodios de justicia por mano propia, como en Esquel, donde un grupo de vecinos corrió a piedrazos y golpes a Cesar Summaruga, uno de los integrantes de la Banda de los Patovicas, que en 2002 secuestró con fines extorsivos a un joven, quien fue sometido a las formas más siniestras de tortura.

 

El presidente Alberto Fernández y su entorno más cercano no supieron leer con la rapidez necesaria el descontento genuino que se estaba cocinando en amplios sectores de la sociedad. El mandatario salió a denunciar una campaña mediática y de redes sociales en su contra y atribuyó toda la responsabilidad por el vaciamiento de las cárceles a los jueces.

 

Para desgracia de Fernández, después de décadas de descarado manejo político de la justicia por parte de todas las fuerzas con capacidad para hacerlo, resulta muy difícil convencer a los argentinos que la justicia alguna vez actúa de motu propio y el descontento se volcó contra la figura presidencial.

 

El cacerolazo fue nuevamente la vía para manifestar el descontento social. Para preocupación de la fuerza gobernante esta vez no se escuchó solamente en los barrios de clase media donde el macrismo cimenta su base electoral sino también en las barriadas pobres, donde los vecinos usualmente sienten en carne propia el drama de la inseguridad.

 

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