Muerte y denuncia por mala praxis en un hospital: «Me devolvieron a mi hija en un cajón»

Pamela Nieto tenía 24 años y falleció a causa de un cuadro infeccioso severo en asistencia ventilatoria y un grave trastorno de la coagulación. Presentaba sangrados múltiples.

Pamela Nieto era docente, tenía 24 años y su familia denuncia que fue víctima de mala praxis en un hospital de la La Falda, Córdoba, cuando llegó con un elevado cuadro de fiebre, vómitos y diarrea, y la mandaron a su casa porque no incluía otros síntomas compatibles con el COVID-19 (dolor de garganta, de cabeza o dificultad para respirar). Los médicos le pidieron que no regresara al menos que diera positivo en coronavirus.

 

Fue su madre, Silvina Pereyra, la que hizo un desgarrador relato a través de las redes sociales de lo que le ocurrió a su hija, quien finalmente falleció el lunes 20 de abril luego de pasar una semana internada. Dolida y reclamando justicia, Silvina detalló por Facebook cada parte médico que recibió su hija, desde que fue rechazada dos veces por los médicos, hasta que falleció a comienzos de esta semana.

Pamela era una paciente inmunosuprimida y comenzó con los síntomas allá por el muy lejano sábado 4 de abril, cuando la temperatura le subió a 38 grados y llegó con vómitos a la guardia del hospital municipal de La Falda. La profesional que la atendió le dio un reliverán (un medicamento utilizado usualmente para las nauseas), un paracetamol para combatir la fiebre y la envío a su casa con un supuesto cuadro de gastroenteritis.

Según recordó su padre, Diego Nieto, en diálogo con el medio local El Doce, la médica le aseguró que no se trataba de coronovirus y le pidió que no volviera si no tenía la enfermedad declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero la salud de Pamela empeoró en tan solo cuestión de horas, por lo que decidió regresar al hospital con la esperanza de que la pudieran ayudar.

Allí fue atendida por una nueva médica, quien sin revisarla -según contó su familia- le diagnostico problemas de hígado. Ante el furioso reclamo de la madre de la docente, le aplicaron un suero y otra vez decidieron mandarla a su casa. Esta última profesional, según remarcó la familia de Pamela, se negó a recetarle un análisis de sangre o el test que determine si padecía o no COVID-19.

Al día siguiente, el lunes 6 de abril, el cuadro de la joven de 24 años siguió empeorando. A las altas temperaturas y vómitos, se le agregó diarrea y deshidratación. Una vez más, acudió al mismo hospital por cercanía y debido a que no podían llegar a la capital cordobesa a causa del aislamiento, social, preventivo y obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández el pasado 20 de marzo.

Esta vez, la atendió un médico, el cual tampoco le indicó un análisis de sangre porque -según sus registros- la paciente se había realizado ese mismo estudio el 4 de marzo, algo que, según sostuvo su madre, nunca ocurrió. Una vez más, el diagnostico fue gastroenteritis y otra vez la mandaron a su casa, recomendándole que esperara otras 48 horas antes de regresar al hospital.

La docente no solo nunca mejoró, sino que empeoró con el correr de las horas. Al volver el 8 de abril, el médico finalmente le hizo los analisis y los resultados no eran alentadores. «Me dijo ‘Están muy mal los análisis y la tengo que trasladar, porque necesitamos más complejidad’ y nos llevaron al Hospital Transito Cáceres de Allende. Quedó en coma inducido y conectada al respirador automático. Nunca más volvió», recordó su mamá.

Los análisis arrojaron que la joven de 24 años sufría un cuadro infeccioso severo en asistencia ventilatoria y un grave trastorno de la coagulación, motivo por el cual presentaba sangrados múltiples y requería altas cantidades de transfusión de glóbulos rojos, plasma y plaquetas. «Que gracias al esfuerzo de médicos y hemoterapistas logramos conseguir, pero sigue necesitando y las reservas se agotan», publicó su mamá días antes de la muerte de su hija.

Pamela padeció una enfermedad auto inmune de chica que le provocó la pérdida de su función renal. En 2017, su padre le había donado un riñón. La joven fue trasladada de urgencia al Hospital Transito Cáceres de Allende. «El médico que la atendió ese miércoles que pidieron el traslado nos pidió disculpas por la mala atención de los días anteriores. Yo llevé a mi hija para que le hagan unos análisis y me la devolvieron en un cajón”, denunció su papá.

Pamela no soportó más y falleció el 20 de abril. Así lo anunció Silvina en las redes sociales: «Con todo el dolor del mundo y el corazón destrozado informamos que PAME nos dejó. Volá alto, hijita, te amamos y te amaremos para siempre».

Por su parte, Lucas Viotto, el director del centro de salud de La Falda, en donde Pamela fue derivada a su casa en reiteradas oportunidades, indicó que se inició una «averiguación interna» y contó que fue él quien ordenó la derivación a un hospital de Córdoba.

«No había camas en el Hospital Córdoba y, luego de varios llamados, pudimos conseguir un lugar en Tránsito Cáceres de Allende», dijo. Según él, los profesionales que atendieron a la chica el domingo 5 y el lunes 6 dijeron que no había necesidad de pedir estudios porque «la joven estaba estable».

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