Héroes cotidianos: es extranjero, fue voluntario en el terremoto de Haití e impulsó a sus compañeros de carrera a ofrecerse como voluntarios

Manuel Dieguez es licenciado en Enfermería en su natal Cuba, con sub carrera no solo conoció diferentes realidades sino que fue parte de las labores de ayuda en el 2010 por los afectados del terremoto en Haití. Llegó a Argentina, específicamente a Oberá por unos amigos y con el afán de ayudar a las comunidades mbya es que decidió recursar su profesión para poder ejercer en este país. En ese camino es que Misiones lo enamoró . Ahora tras vivir más de 5 años en la tierra colorada, su experiencia sirvió para impulsar a sus compañeros de aula a sumarse en ayudar.

 

Manuel Dieguez es originario de Cuba, tras haberse licenciado como enfermero, ejerció su carrera en distintos lugares, entre ellos en Haití, donde participó como voluntario tras el terrible terremoto que azotó ese país en el 2010.

 

“Estuvimos cuando las replicas del terremoto seguían, sacábamos gente debajo de los escombros, hicimos campañas de vacunación, luego sacábamos cuerpos en estado de descomposición, la situación era muy difícil”, contó.

 

Tras venir a continuar sus estudios en Oberá, Manuel  explicó que su impulso fue el servir y la calidez de sus amigos misioneros. “Lo que nosotros queríamos era venir a trabajar con los pueblos originarios. Soy muy amigo del Dr. Martín Paredes, médico Mbya Guaraní y hacemos grandes cosas por las comunidades aborígenes”.

 

Dieguez sabe lo difícil que es levantarse tras un desastre por eso es que animó a sus compañeros del último año de enfermería a contribuir con un granito de arena y ofrecerse como voluntarios  en los diferentes CAPS, hospital y también se envió una carta a la Municipalidad con el fin de poder ayudar a repartir bolsas de alimento en los barrios vulnerables y a las personas mayores.

 

«Mis compañeros se sumaron, ni bien hicimos una convocatoria, ellos decidieron ser parte, por su solidaridad». 

 

Agradeció las gestiones de la profesora Liliana Luna, supervisora de Enfermería del Hospital, quién les ayudó a contactarse con el director del nosocomio para que ellos puedan ofrecerse como voluntarios. Más de 35 estudiantes de enfermería del último año y de segundo año se sumaron a esta convocatoria. Sostienen que esta iniciativa agradó mucho a las autoridades.

 

«El director nos dijo que nos iba a tener en cuenta y agradeció mucho nuestro interés de ayudar». 

 

Hoy, Dieguez continúa con sus actividades, aunque deben quedarse en casa, sabe que nada lo debe detener para seguir ayudando, en este tiempo fabrica con unos amigos barbijos para niños, debido a la escasez de estos modelos adaptados a chicos pequeños.

 

“Cuando íbamos a Pediatría veíamos como los padres iban con barbijos y los niños no tenían uno a su medida. Sabemos que los menores de un año no se deben poner tapabocas,  pero los mayores de esas edad ya deben usar y decidimos fabricar para donarles y que los pequeños estén protegidos”, dijo.

 

Pidió a los misioneros a cumplir la reglas y no esperar que el problema se agrave. «Creo que muchos misioneros no toman conciencia porque no han vivido estas experiencias de desastres, por eso recuerden que lo mejor que tienen para protegerse es quedarse en sus casas», acotó.

 

SPM

 


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