Diócesis de Posadas: “Comenzamos a vivir el Triduo Pascual”

El Triduo Pascual es el tiempo en el que la liturgia cristiana conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico.

 

En la liturgia –Católica- romana, comprende desde la tarde del Jueves Santo, cuando concluye la Cuaresma, hasta la madrugada del Domingo de Pascua, en que empieza el tiempo pascual, y tiene los siguientes momentos destacados:

 

Jueves Santo: se viven 3 momentos importantes para la Fe: la institución de la Eucaristía, la institución del Sacerdocio y el Mandamiento del Amor. La Eucaristía con que se da inicio al Triduo Pascual es la «Missa in Coena Domini» (Misa de la Cena del Señor), porque es la que más entrañablemente recuerda la institución de este sacramento por Jesús en su última cena, adelantado así sacramentalmente su entrega de la Cruz.

 

La institución del Sacerdocio va estrechamente ligada a la Eucaristía con las palabras del mismo Jesús: “Hagan esto en Memoria mía” (Mc 22, 19-20) refiriéndose a la Transformación del pan, en Su Cuerpo y del vino, en Su Sangre.

 

Mandamiento del Amor: el mandato de Cristo es claro: “ámense los unos a los otros, así como yo los he amado” (Jn13, 34) así marcó para siempre el modo de vida de todo aquel que decida vivir en Él.

 

El lavatorio de los pies: el Evangelio de San Juan es el único que nos relata este gesto simbólico de Jesús en la Última Cena, un gesto inusual para un Maestro, propio de los esclavos, se convierte en la síntesis de su mensaje: Amor, Humildad y Servicio.

 

Viernes Santo: día de meditación sobre el misterio de la Cruz, con la Celebración de la Pasión del Señor (éste es uno de los días en los que no se celebra la Eucaristía, es decir no hay misa). Demostrando la misericordia infinita del Padre hacia toda la Creación y la obediencia y Amor de Cristo, su Hijo, El Señor, el Cordero de Dios que dio su Vida para salvar a la humanidad de la muerte, que sin mancha ni pecado cargó consigo la miseria de todo el mundo para salvarnos.

 

Sábado Santo: contemplamos la silenciosa y gozosa espera en las promesas del Padre que demuestra la ausencia de todo al pensar que no tenemos al Señor y la esperanza a su vez de todo lo que vendrá confiando en Su promesa. Ese mismo día, entrada la tarde, la celebración ya pertenece al Domingo de Pascua y no al Sábado. La Esperanza ya no espera, se hace Carne, Anuncio y Gozo de Aquel que llevó nuestros males y culpas, que cargó nuestras penas y dolores, que venció a la Muerte y resucitando, nos dio una nueva Vida en Él. Con la celebración de la Vigilia Pascual se vigila, se espera y se celebra un anuncio cargado de signos con alto valor simbólico, vibrante en sus gestos y palabras en donde todo lo oscuro que se traía, se hace Luz en la Gloria del Cristo Resucitado.

 

Con el tiempo Pascual, 50 días festivos, el cristiano es un “hombre Pascual”, resucitado, al que el mismo Cristo Resucitado comunica su nueva Vida, Gloriosa y Plena. La celebración de estos 50 días de Pascua, es el centro de todo el cristianismo. Por eso la Iglesia en todo el mundo se une en una solo canto de alegría: “CRISTO HA RESUCITADO! ALELUYA!!!”.

 

 

CP

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