Día Mundial de la Actividad Física: sus beneficios para la salud y su relación con la alimentación

Hoy, 6 de abril, se celebra el Día Mundial de la Actividad Física, con el objetivo de invitar a toda la población a reflexionar sobre la necesidad de ser más activos y disminuir el sedentarismo, que tantos problemas para la salud nos provoca. Para este año el lema elegido desde la Red de Actividad Física de las Américas (RAFA-PANA) es “Todo paso cuenta”, refiriéndose a que toda actividad que podamos realizar beneficia a nuestra salud.

 

La Organización Mundial de la Salud recomienda, al menos, 30 minutos de actividad física moderada en el día, sumar 10.000 pasos cada día, fraccionar y bajar al máximo el tiempo sentado, incorporando “pausas activas”, es decir, periodos de 10 minutos donde realicemos elongación, movimientos con brazos y piernas, caminar o moverse dentro de las posibilidades laborales, sobre todo en oficinistas.

 

Este año estamos viviendo una etapa que dificulta, en gran medida, la práctica de actividad física, pero, sin embargo, siempre hay algo que podemos hacer desde nuestro hogar. Podemos pedir clases on-line a los profesores de educación física, entrenadores, seguir tutoriales, jugar y realizar rutinas en familia, con la pareja, solos, con música, etc. Es decir, siempre existe la posibilidad de realizar un poco de movimiento para una mejor calidad de vida.

 

Se sabe a ciencia cierta que la práctica de una actividad física regular trae muchos beneficios para la salud en general, destacándose:

  • Favorece la pérdida de peso junto a un plan de alimentación adecuado.
  • Ayuda a mantener un peso saludable
  • Contribuye a la prevención del sobrepeso y la obesidad, tanto en niños como en adultos
  • Mejora el perfil lipídico, disminuyendo las concentraciones de triglicéridos, c-LDL (llamado colesterol “malo”) e incrementando las c-HDL (colesterol “bueno”).
  • Mejora la sensibilidad a la insulina, el metabolismo de la glucosa y el control metabólico de las personas con diabetes, por lo tanto, es indispensable que estos pacientes tengan un plan de actividad física, siempre controlado por su médico, diabetólogo, nutricionista, cardiólogo, etc.
  • Previene las enfermedades cardiovasculares como ACV, infartos, arritmias, entre otras.
  • Contribuye a la salud de los huesos ya que mantiene la integridad de la densidad ósea
  • Mejora el control de la presión arterial en sujetos hipertensos.
  • Tiene efectos psicológicos positivos: aumenta la autoestima, disminuye la ansiedad y la depresión.
  • Disminuye el riesgo de enfermedad biliar asintomática (cálculos biliares).
  • Disminuye el depósito de grasa abdominal, la cual aumenta el riesgo de padecer enfermedades metabólicas (diabetes, alteraciones en los valores de colesterol, hipertensión)
  • Mejora la capacidad respiratoria

 

El tipo de actividad física estará sujeto a los gustos de cada persona y a sus capacidades, cabe destacar también que, siempre antes de iniciar un plan de actividad física se debe hacer un control médico con los estudios necesarios para recibir la aptitud y evitar así, cualquier complicación o accidente, como así también, consultar a profesionales de la actividad física y/o deportes.

 

Algunos aspectos a tener en cuenta respecto a la alimentación cuando realizamos actividad física:

 

Consumir hidratos de carbono: son el principal combustible para las funciones del organismo y, más aún, al realizar actividad física, por lo cual es fundamental consumirlos adecuadamente. Lo podemos incorporar principalmente a través del consumo de hortalizas y frutas (4-5 porciones diarias), cereales integrales (3-4 porciones diarias) y legumbres (1 a 3 veces por semana sería recomendado).

 

Consumir proteínas de los alimentos: es importante saber que la actividad física no aumenta en forma especial la necesidad de proteínas, ya que se requieren en cantidades normales. Deberíamos consumir proteínas de buena calidad a través de carnes magras (1-2 porciones diarias), huevo (1 por día) y lácteos descremados (leche, yogur y quesos, 2-3 porciones diarias). Para quienes no consumen productos de origen animal, podemos encontrar proteínas en cereales y legumbres, principalmente.

 

Consumir grasas saludables: elegir grasas de origen vegetal, como los aceites de girasol alto oleico, maíz, oliva, canola, soja, uva, etc. para condimentar; o también frutos secos (1 porción -1/2 taza- diaria promedio), semillas, palta, aceitunas.

 

Correcta hidratación: antes, durante y después de realizar una actividad física. La misma debe estar dada por agua principalmente, y, en casos de actividad física intensa, alguna bebida isotónica, con aporte de minerales y glucosa.

 

Lic. Romina Krauss-Nutricionista

M.P.n°147

 

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