Coronavirus: se viralizó el dramático pedido de un periodista ecuatoriano quien se quiebra ante cámaras por las decenas de muertos en las calles

Hospitales desbordados y cadáveres en las calles, se han convertido en el panorama diario que sufren los ecuatorianos, especialmente los de la ciudad de Guayaquil. El periodista Carlos Julio Gurmendi rompió en llanto frente a las cámaras y rogó a las personas que “se queden en casa y estén con los suyos y familiares”, mientras que su colega Blanca Moncada inició una cadena de Twitter para identificar en qué calles está tirados los cadáveres.


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Dramáticas escenas de dolor se viven en las calles de Ecuador. Guayaquil parece ser un escenario de una terrible pesadilla. El gobierno de Lenín Moreno puso en marcha una fuerza conjunta para hacer frente a la crisis.
El periodista Carlos Julio Gurumendi reportaba los últimos detalles desde Chongón, una tradicional iglesia cerca de Guayaquil, que es una de las zona más afectada por la pandemia, cuando no aguantó y se quebró ante cámaras y realizando este dramático pedido para que las personas tomen conciencia y se queden en sus casas.

 

Después de Brasil, es el que más muertos ha registrado en Latinoamérica y parece que la situación se ha escapado de control.

 

El desborde de la situación en Guayas (suroeste), donde han muerto 52 de los 79 fallecidos por coronavirus en todo el país, ha llevado al gobierno de Lenín Moreno a poner en marcha esta semana una Fuerza de Tarea Conjunta, y coordinar la recolección general de cadáveres.

 

 

Para Jorge Wated, jefe de esa Fuerza, en estos momentos la presencia de cadáveres en las viviendas «está relacionada con la poca capacidad que tienen las funerarias de la ciudad de dar sus servicios mortuorios en conexión con los camposantos de Guayaquil».

 

A las funerarias desbordadas de trabajo, se sumaron otras, generalmente pequeñas, que se niegan a seguir los procesos por temor a contagios al desconocer la causa del fallecimiento.

 

Y a esto, se sumó la dificultad que conlleva el toque de queda, por quince horas, a partir de las 14 hora local, en todo el país, que complica los trámites de defunción, algo que intentan solucionar ahora con la extensión de ciertos horarios de trabajo.

 

Muertos en las calles

 

La periodista Blanca Moncada del diario Expreso de ese país inició una cadena de Twitter para identificar en qué calles se encuentran los muertos y la escena es realmente desgarradora.

 

 

 

BBC Mundo se comunicó con algunos de los familiares y vecinos de las víctimas y los testimonios coinciden en una falta de cobertura y asistencia para dar cristiana sepultura a los muertos.

 

 

 

 

«Mi tío murió el 28 de marzo y nadie viene a ayudarnos. Vivimos al noroeste de la ciudad. Los hospitales le decían que no tenían camillas y falleció en casa. Nosotros llamamos al 911 y nos pidieron paciencia. El cuerpo sigue ahí en la cama donde falleció, porque nadie lo puede tocar ni nada de esas cosas», cuenta Jésica Castañeda, sobrina de Segundo Castañeda.

 

 

Otra joven guayaquileña que vive en el sureste de Guayaquil y quien pidió que no se difunda su nombre, relató que su padre murió en sus brazos y estuvo 24 horas en la casa.

 

«Nunca le hicieron la prueba del coronavirus, solo nos decían que nos podían agendar una cita y que tome paracetamol. Tuvimos que retirar el cuerpo por medio de particulares porque no tuvimos respuesta del Estado. Uno siente impotencia al ver a su padre así y tener que salir a pedir ayuda».

 

Pero esta situación no afecta solamente a los muertos por el virus. Wendy Noboa, quien vive en el norte de Guayaquil, cerca de la terminal de autobuses, cuenta la historia de su vecino Gorky Pazmiño, quien murió el domingo 29 de marzo:

 

«Él se cayó y del golpe en la cabeza murió. Yo llamé al 911 y nunca vinieron. Él vivía con su papá, que tiene más de 96 años, por eso mi angustia. Permaneció en el piso todo un día, hasta que vinieron familiares con la caja para sepultarlo. Pero no lo pudieron sepultar porque no había médico que firmara el certificado de defunción».

 

 

 

 

Con información de BBC Mundo y Clarín.

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