El amor en tiempos de coronavirus: cómo vive una pareja que no puede verse por la cuarentena

Iván vive en Santo Tomé, Corrientes, y Lenusa en Sao Borja, Brasil, dos localidades vecinas, separadas por el río Uruguay. Se enamoraron hace más de dos años y hoy no pueden verse por el cierre de fronteras. Un virus surgido en China logró lo que ni un puente ni dos idiomas distintos pudieron…separarlos.

               

“Alcanzó a reconocerla en el tumulto a través de las lágrimas del dolor irrepetible de morirse sin ella, y la miró por última vez para siempre jamás con los ojos más luminosos, más tristes y más agradecidos que ella no le vio nunca en medio siglo de vida en común, y alcanzó a decirle con el último aliento: Sólo Dios sabe cuánto te quise”.

 

Cuando Gabriel García Márquez escribió “El amor en los tiempos de cólera” y se imaginó la muerte del doctor Juvenal Urbino en brazos de su esposa Fermina Daza cometió uno de los errores más comunes: romantizar el amor. Sería injusto caerle a este escritor y poeta colombiano cuya obra aún- hasta hoy- sigue inspirando a jóvenes y adultos. Pero los hechos demuestran que la escena del primer párrafo es la excepción a la regla. El amor no suele dar a tiempo a despedidas, ya sean definitivas o temporales.

 

Cuando Iván se separó de Lenusa hace unas semanas, no sabía que sería el último adiós en varios días. Le dio un beso, le dijo “nos vemos el finde que viene” y cruzó el puente rumbo a su casa. Él vive en Santo Tomé, Corrientes, Argentina. Ella en Sao Borja, Brasil. Dos ciudades fronterizas cuyas culturas se mezclan y nacen historias como la de ellos.

 

El coronavirus (Covid-19) logró lo que dos idiomas distintos (español -portugués) y un puente nunca pudieron: separarlos. Ambos se encuentran aislados uno del otro. El cierre de fronteras de Argentina los encontró en lugares y en países de diferentes.

“Hablamos por WhatsApp y por llamadas. Charlamos sobre nuestro día a día, la situación que está viviendo en cada país… no vemos la hora de volver a vernos”, cuenta Iván con énfasis de deseo.

 

El joven de 24 años no puede disimular sus sentimientos de nostalgia y todas las conversaciones terminan en ella. Una plática con un amigo por celular sobre fútbol le recuerda que con Lenusa tienen proyectado un viaje a Europa juntos en algún futuro. Sabe que su historia es la igual a la de muchas las personas que están en su lugar, aislados sin poder ver al amor de su vida, deseando volver a repetir ese beso o ese abrazo que se dieron sin saber que sería el último de mucho tiempo.

Iván y Lenusa

 

Pero por lo que más sufren y se angustian las parejas separadas por la cuarentena es que saben que el reencuentro no depende de ellos, sino de la consciencia de una sociedad. “Yo estoy de acuerdo con el aislamiento y me quedó en mi casa porque quiero que esto se termine. Pero veo imágenes de personas yendo a la playa o pasar fin de semanas largos a otras ciudades y me da demasiada bronca y decepción. Por unos pocos irresponsables, podemos pagar todo”, sentencia Iván mientras mira la noticia y piensa que por primera vez entiende el significado de la oración “te extraño”.

LD

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