Una universidad de Buenos Aires aprobó las relaciones entre profesores y estudiantes y elaboró reglas de convivencia

Se trata de la Universidad de San Martín, desde donde redactaron un estatuto donde establecen pautas de compromiso ético para la función de la docencia. De esta manera buscan evitar denuncias de los alumnos por acoso sexual y violencia psicológica. Ya hubo un caso en el que debieron echar a un profesor, motivo que sirvió como disparador de la propuesta.

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Todo comenzó en 2016 cuando una joven estudiante de 21 años de la Universidad de San Martín (UnSAM) se animó a denunciar por violencia de género a un profesor, el mismo que en ese momento era su novio. A través de la Oficina de Violencia Doméstica, consiguió una orden de restricción de 300 metros y mediante la Consejería en Violencia de Género y Sexualidades de la propia universidad logró que lo echaran y que fuera inhabilitado para ejercer la docencia a nivel nacional por el lapso de 2 años. Luego de la denuncia de la estudiante, salieron a la luz otros casos donde relataban situaciones similares con el mismo profesor, pruebas que fueron suficientes para el Tribunal Académico que evaluó la problemática.

 

Fue a raíz de este hecho que desde el Consejo Superior de la UnSAM redactaron un documento donde establecen lineamientos acerca del compromiso ético para la función de la docencia a fin de evitar la proliferación de la denuncias por acoso sexual y violencia psicológica ejercida hacia el alumnado del establecimiento, según informaron desde Infobae. Así es que tratan de fomentar relaciones de mutuo respeto y confianza, libre de toda opresión y violencia.

 

 

Mencionado documento admite que “los lazos familiares, de amistad, sexo-afectivos o relaciones laborales pueden ser frecuentes y visibles en la vida universitaria”, además “los docentes deben cuidar que las relaciones sexo-afectivas no se traduzcan en prácticas de favoritismo o nepotismo”, por lo que siendo conscientes de que estas prácticas indudablemente existen determinaron alternativas viables y razonables para garantizar la imparcialidad en una evaluación, trabajos finales o tesis. 

 

Una de las profesoras de la UnSAM, Sabrina Ajmechet, quien firmó a favor del estatuto, sostuvo que “una de las cláusulas es que si te involucrás con un alumno, no lo evalúes: que lo haga un colega. Me pareció de mucho realismo y sensatez, aceptación de que hay cosas que no deberían pasar pero pasan”.

 

Otra docente, Débora Lopreite, en este caso en contra de la medida adoptada, indicó que es “una idea disparatada” y analizó que “el/la profe debe esperar a finalizar el curso para involucrarse con un alumne. Debería haber sensibilización docente al inicio del ciclo lectivo y, a lo sumo, código de ética”.

 

De esta forma la UnSAM se convirtió en la primera universidad argentina en blanquear este tipo de situaciones que cada vez son más frecuentes dentro del ámbito universitario, independientemente de que la regla fuese tildada como inapropiada.

 

“El documento lo que sugiere es que si existe esa relación consentida entre ambos que no sea durante la cursada de la estudiante (es decir, mientras el docente es su docente en alguna materia), por dos razones: en primer lugar porque se podría generar diferencias/preferencias respecto del resto del grupo; por otro lado, porque si ese vínculo tiene algún aspecto de violencia de género esa conflictividad también se desarrolla dentro de la institución y se debe intervenir. Es decir, sería una situación de violencia doméstica en un ámbito institucional. Estos casos son muy complicados de trabajar en términos administrativos y legales”, explicó Vanesa Vázquez Laba, directora de Género y Diversidad Sexual de la UnSAM.

 

Añadió que la resolución fue bien recibida entre el alumnado y consideró que es una política preventiva que mejora la convivencia universitaria ya que no solo abarca a los vínculos sexo-afectivos sino que además se extiende a todos los aspectos académicos de la relación entre el docente y el estudiante.

 

A.B.V.