El papa Francisco inicia su octavo año

Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”, es una frase que ha implicado mucho en la historia de los pueblos y de la humanidad. Nuestro papa Francisco inicia su octavo año con su diversidad religiosa habitual, asesorado por laicos de primer nivel mundial, trabajando en equipo, y un renovado Colegio Cardenalicio y heterogénea nómina de obispos. Sus sueños se están plasmando.

Sueños jesuitas como los del padre de nuestra familia salesiana. Sueños que gracias a su diestro manejo de los tiempos, excelsa prudencia, idioma de simples gestos, fascinación por generar atmósferas de amor en el servicio a los demás, y activación de jóvenes espíritus al sentirse amados, han generado esperanzas conducentes a un mundo de “visibles”.

 

En cada Exhortación Apostólica, Evangelli Gaudium, Amoris Laetitia, Gaudete et exsultate, Christus vivit y Querida Amazonia se ha dirigido al pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad. En ésta última, nos ha compartido sus cuatro sueños: social, cultural, ecológico, y eclesial.

 

Su compromiso y contemporaneidad con la maduración del Concilio Vaticano II, está logrando reflotar los lazos entre muchos feligreses y las Iglesias.

 

A poco de asumir, en la Jornada Mundial de la Juventud de Río, pidió a los jóvenes defenderse de todo lo que sea mundanidad, comodidad y clericalismo; hoy menciona la figura de una vertiginosa “tormenta” de egoísmo y de filosofías materialistas que divinizan al hombre, y la necesidad de una revolución del amor, de un lenguaje de caricias con la fuerza de la ternura.

 

Durante el 2013, en su carta al presidente de la Federación Rusa y al primer ministro del Reino Unido, mencionó las indispensables condiciones de diálogo y paz para el desarrollo de la economía mundial; en la búsqueda de una economía y política que permitan una vida digna a todos los seres humanos.

 

Posteriormente  en Cuba con su Santidad Kiril, convocó a vivir juntos con paz y amor. En Lesbos habló de impedir que se propague el cáncer de la guerra. “Espero que nunca más se vean niños arrastrados por las olas hasta las costas del mar Egeo”, aseveró su Beatitud Ieronymos.

 

En relación a los casos de abusos, ha sido implacable contra los abusadores, reconoció su dolor por los mismos, gravedad y alcance de los abusos de poder, de conciencia y sexuales en diferentes contextos sociales. Entendiendo la necesidad de que la Iglesia reconozca y remedie con honestidad evangélica y valentía los graves pecados cometidos por sus representantes, y anunció la apertura de dichos archivos en su último cumpleaños.

 

En la Argentina, el Cura Brochero, no se quedaba en la sacristía a peinar ovejas, entraba en diálogo con las ilusiones y desilusiones de su gente y mantenía mucho celo por las mismas. Su “¡Guay de que el diablo me robe un alma!”, nos recuerda palabras de Don Bosco: “Dadme las almas, quédate con lo demás”.

 

“Egipto no sólo ha visto amanecer el sol de la sabiduría, sino que su tierra ha sido también iluminada por la luz multicolor de las religiones” dijo Francisco. La historia se repite, los millones de migrantes que están atravesando territorios, pueden ser cobijados dignamente y aceptados para nutrirnos con sus culturas. El lema de la próxima Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado es claro: «Como Jesucristo, obligados a huir».

 

Miremos rostros y ojos de nuestros prójimos migrantes quienes como nuestros antepasados, han logrado resguardar su cultura y familia. Evitemos “colonizaciones ideológicas”, y apliquemos el modelo de poliedro para que cada pueblo ó nación preserve su propia identidad al unirse a toda la humanidad.

 

El Cairo, Banghi, La Habana, Lesbos, Dublin, y otras, han sido las “ciudades capitales” de gran utilidad para acortar distancias luego de siglos, continuando así la senda marcada por Pablo VI y Juan Pablo II.

 

Gracias a sus entrevistas, Francisco ha dejado vislumbrar un arduo trabajo en equipo con colaboradores religiosos, científicos Nobel, teólogos y pares ecuménicos. Su Consejo de Cardenales y la participación consultiva de los mismos en la Encíclica Laudato Sí y Exhortación “Querida Amazonia” dan prueba de ello y de la continuidad propia de la Iglesia.  

 

Reconoció el carácter reformador de Martín Lutero, cuyas intenciones no eran equivocadas. Y en el Sínodo por la Amazonia, volvió a hacer notar la necesidad de mayor participación y escucha a las mujeres para tomar una decisión adecuada, buena y justa gracias a pensar de otro modo respecto a los hombres.

 

La firma del Pacto Educativo Global está en ciernes, en el mismo se convoca a la construcción de la paz mundial y resalta los valores de tolerancia y fraternidad promovidos por las religiones. Un gesto de abrazo entre Oriente y Occidente, Norte y Sur y entre todos los que creen que Dios nos ha creado para vivir como hermanos que se aman. El mismo, se convertirá en EL punto de inflexión de la historia, pues  el futuro de la humanidad pasará por el diálogo intercultural e interreligioso. 

 

A pesar de las “piedras” mencionadas en Mt 13,1-9, juntos, con alegría y seguros de nuestras convicciones, podemos desarrollarnos con nuestros dones y talentos, y dar testimonio del evangelio de Jesucristo, y sembrar un mensaje salvífico de vida, amor y esperanza para el mundo como decía Juan Pablo II.

 

“Si no somos capaces de escuchar, tampoco somos capaces de hablar, de comunicar lo que viene de Dios”, Hna. Márcia Koffermann, FMA.

 

Escuchemos a nuestros “sabios” ancestros, pues en la vida, las vicisitudes se pueden ver fácilmente, y las oportunidades no tanto, sus experiencias nos ayudarán en las “formas” a aplicar para afrontarlas audaces y airosos; de ésta manera, los ignorados desafíos, serán minúsculos.

 

Tengamos presente las cualidades de la caña de Bambú como señalan los Budistas, y con paciencia nos alejaremos de actitudes rígidas basadas en miedos.

 

Iniciando su octavo año, Francisco continúa demostrando la posibilidad de existencia de un mundo mejor y en paz; mundo que fomente una cultura del encuentro, con menos actitudes egoístas, más escucha, diálogo y sabiduría en resaltar las coincidencias. Él está escuchando consejos de los sabios y denotando la importancia del rol de las religiones en la construcción de la paz mundial. “Es de sabios reconocer los propios errores, sentir dolor, arrepentirse, pedir perdón y llorar”.

 

El Concilio Vaticano II está echando raíces. No hace falta que Francisco llegue al horizonte para que su gestión sea recordada tras décadas. Tomemos conciencia hoy día y con mucha oración asumamos nuestras responsabilidades. Recordemos que Dios tiene un sueño para nosotros.

 

“No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes”, dijo Jesús en Jn 15,16.

 

Gabriel Alsó, ex alumno salesiano

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