Vuelta a clases: cómo hacer que los chicos vuelvan a la rutina

Establecer un plan organizado de tareas y un buen cronograma se vuelven asuntos clave para ayudar a tus hijos a retomar el estudio.

 

Fueron dos meses de saltearse el horario límite para irse a la cama y dormir sin despertador. De desayunos largos a media mañana y de almuerzos que, en más de una ocasión, casi se convierten en merienda. Y para los más remolones, incluso hubo tiempo de sobra para la siesta. Las vacaciones dejaron al reloj en el último plano de la agenda infantil, pero con el inicio de clases, es hora, literalmente, de reactivar el despertador.

 

Para reacomodar estos hábitos existe un orden que es importante seguir, y ciertas recomendaciones para tener en cuenta. Es el ritmo circadiano el que maneja todos nuestros horarios para dormir y despertar: está encargado de la calidad del sueño y por ende del correcto funcionamiento del cerebro. Sin un buen descanso el sistema nervioso tendrá dificultad para asimilar nuevas ideas y consolidar la memoria, y por ende se verán muy afectados los procesos de aprendizaje?.

 

“Los niños en edad escolar? tienen una necesidad neurológica de dormir más horas que los adultos. Si disminuimos la cantidad de tiempo del sueño, o si deterioramos su calidad de descanso, se verá muy afectado tanto su calidad de vida como su desempeño escolar”, refiere el doctor Pablo Ferrero en Clarín, especialista en Medicina del Sueño.

 

Sobre este punto, es fundamental entender que dormir dentro de nuestro horario normal de descanso es tan importante como la cantidad y calidad de horas de sueño. Es sabido que durante las vacaciones, muchos niños prolongan su horario de acostarse y despertarse, acompañado de todos los eventos sociales y familiares, y los “permisos vacacionales”. A todo esto, se le suma el uso de la tecnología que afecta con sus pantallas híper estimulantes.

 

Precisamente aquí es dónde resulta más difícil la vuelta a la rutina para reanudar los horarios de los niños en edad escolar, ya que deberán recortar las horas de descanso y además adelantar su ritmo de sueño, despertándose mucho antes de lo que sus relojes internos sugieren y mucho antes de que su cerebro, en pleno proceso de aprendizaje, esté listo para volver a absorber tal información.

 

“Es importante saber que los adolescentes tienen normalmente su horario de sueño atrasado, tanto para el inicio del descanso como para su despertar. No es que sean holgazanes, simplemente es su reloj biológico normal. Probablemente por la restricción de horas de sueño que le causan sus responsabilidades escolares o universitarias, el fin de semana intente recuperar las horas perdidas y duerma más de la cuenta”, comenta Ferrero.

 

Cuanto más pequeños, más sueño tienen

 

A medida que vamos creciendo las horas de descanso se van acortando. Esto sucede porque, más allá de los compromisos que se van asumiendo conforme pasan los años, y que dejan cada vez menos espacio al sueño, el propio cuerpo es el que demanda menos tiempo en la cama. En efecto, a lo largo de la vida  hasta 19 horas que llega a dormir un recién nacido se recortan entre siete y nueve horas promedio que duerme un adulto.

 

Aunque no todos los casos son idénticos, y aunque hay personas que necesitan más o menos sueño que el resto, existe una medida considerada como “saludable” en cada etapa, para relajar el cuerpo y frenar la mente a diario.

 

Acomodar las horas de nuevo

Para reinstalar los hábitos y los horarios de sueño tras las vacaciones, Ferrero ofrece algunas recomendaciones:

 

Si bien las rutinas no son algo nuevo, no podemos volver al orden establecido de un día para otro. Para sentirse sanos, equilibrados y felices, los niños tienen que estar en consonancia con sus ritmos biológicos. Por ello, se recomienda disponer de una semana aproximadamente para volver lentamente al horario que el niño o adolescente tendrá que respetar por sus obligaciones escolares.

 

Para ello, conviene ir adelantando la hora de acostarse y restringir el uso de pantallas hasta dos horas antes del horario que se desea establecer. En paralelo y paulatinamente, adelantar su horario de despertar para disminuir el estrés del primer día, siempre posterior a haber logrado que se acueste más temprano.

 

Se recomienda no darles nada de estimulantes previo al descanso, como ser chocolates o cafeína (café, mate, té, energizantes) y en lo posible mantener la habitación a 21grados para disparar la orden al cerebro de que ya es hora de dormir. Eso se puede acompañar previamente con un baño caliente. “Es fundamental volver a respetar una sólida agenda rutinaria en cuanto a ingestas, actividades y sueño, acorde a los nuevos horarios”, menciona el especialista.

 

Además, deberíamos evaluar el estado del colchón donde duermen nuestros hijos. La elección que realicen los padres resultará fundamental, ya que contribuirá al buen descanso del niño y a un sueño de calidad. “Un buen colchón debe distribuir el peso del cuerpo de modo uniforme y mantener alineada la columna tanto boca arriba como de costado”, comenta Ferrero.

 

Dormir bien, garantiza la salud

Lograr reestablecer una buena rutina a la hora de acostarse reporta múltiples beneficios en toda etapa de la vida, aunque en los niños su función es vital porque asegura un correcto desarrollo físico y mental. En síntesis, un buen descanso en los pequeños:

 

  • Mejora su memoria.

 

  • Normaliza su humor.

 

  • Incrementa su sistema inmunológico.

 

  • Estimula la creatividad.

 

  • Colabora con las capacidades para sociabilizar.

 

  • Disminuye el estrés.

 

  • Repara las lesiones musculares.

 

  • Ayuda a una buena alimentación.

 

  • Disminuye la ansiedad y la depresión.

 

  • Estimula su alegría y felicidad.

 

 

 

 

Fuente: Los Andes

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