Brasil: comenzó el carnaval de Río de Janeiro con críticas al presidente Jair Bolsonaro

La disputa por el tradicional trofeo de campeona abrió en la jornada del domingo. En la noche del lunes se iniciará la segunda jornada del Grupo Especial con la presentación de otras seis scolas do samba.

Río de Janeiro vibró todo el fin de semana con los carnavales callejeros y se volcó la noche del domingo hacia los desfiles en el Sambódromo, marcados por una fuerte coloración de crítica política y social.

Un Jesús nacido en la favela, homenajes a indígenas, a artistas negros y a las religiones afro-brasileñas: las escuelas de samba subieron el tono, en un Brasil donde la fiesta más grande del mundo está bajo la mira de las iglesias neopentecostales, sumamente influyentes en el gobierno de Jair Bolsonaro.

«Es un carnaval con muchas protestas para que el mundo vea lo que está sucediendo aquí», afirma Camila Rocha, una treinteañera lista para entrar en la pista de 700 metros del Sambódromo con la escuela Estácio de Sá, que consagra su desfile de este año a representar la historia de la piedra.

Con mucha purpurina, carrozas alegóricas, miles de integrantes y una poderosa «batería» de percusión, trece ‘escolas’ tendrán entre 60 y 70 minutos para encantar a los jurados y a unos 70.000 espectadores, en una fiesta que se extenderá durante dos noches hasta el alba.

La vigente campeona, Mangueira, cantará a un Jesús popular, con «rostro negro, sangre de indígena y cuerpo de mujer», que desató la indignación de grupos ultraconservadores cristianos.

«En una época en que se preconiza tanto un Jesús bélico, intolerante y controlador, Mangueira trae el Jesús del Evangelio: amoroso, amigo, compañero de los oprimidos», afirmó el teólogo y pastor bautista Henrique Vieira, que milita en la izquierda y asesoró a Mangueira en el estudio de la Biblia para crear el desfile.

Otra escuela, Académicos de Grande Rio, también escogió el tema religioso y contará la vida de un líder histórico del candomblé, Joaozinho da Gomeia, fallecido en 1971, que se convirtió en un símbolo de tolerancia.

Será la primera vez que las escuelas -cara visible del carnaval de Rio mundo afuera- desfilen sin subvención de la Alcaldía.

Desde que asumió las riendas de la ciudad en 2016, el obispo evangélico Marcelo Crivella dejó claro que no simpatizaba con el carnaval y promovió un corte progresivo del financiamiento público a estos grupos, que pasaron de recibir dos millones de reales cada uno en 2017 a no contar con ningún apoyo este año.

Esto las obligó a reinventarse y parte de ese proceso fue la aparición de directores creativos más jóvenes, que están haciendo «un carnaval que es arte, que es una fiesta, pero también es un carnaval político, comprometido», apunta Luiz Antonio Simas, historiador y autor de varios libros sobre carnaval.

«Trabajamos duro. Sea como sea, tenemos que hacerlo. Hemos recibido mucha ayuda de muchas personas y de vecinos de la comunidad», cuenta Patricia Tabares, que se prepara para entrar en la pista con Estácio.

Portela cerrará la primera jornada con un homenaje a los indígenas tupinambá, que vivían en la región de Rio antes de la colonización portuguesa.

«Nuestra aldea no tiene partido ni facción, no tiene obispo ni se rinde ante ningún capitán», canta la tradicional escuela, en unos versos que pueden interpretarse como un recado a Bolsonaro, un excapitán del Ejército, cuya política ambiental es denunciada como una amenaza para las tribus de Brasil.

Otros grupos se referirán más directamente a la clase política, como Uniao da Ilha, que cuestionará las promesas incumplidas en materia de salud, empleo, educación y vivienda; y Sao Clemente, que abrirá los desfiles del lunes con referencias a las «noticias falsas» y otros episodios de la campaña electoral y el primer año de gobierno de Bolsonaro.

Mocidade Independente pondrá en escena la trayectoria de la cantante negra Elza Soares, que se sobrepuso a la pobreza, al racismo y a la violencia de género para construir una carrera multipremiada y, a sus 89 años, sigue siendo un ícono de la lucha feminista.

Salgueiro contará la historia de Benjamin de Oliveira, un actor y acróbata negro que revolucionó la escena circense de principios del siglo XX.

Los tradicionales blocos -murgas callejeras- congregaron durante todo el fin de semana a dos millones de personas que convirtieron a la ciudad en una gigantesca fiesta de disfraces y música, regadas con mucha cerveza.

Uno de los blocos más antigous, Cordao de Bola Preta, movilizó el sábado a más de 630.000 personas, según datos oficiales.

«Queremos divertirnos, con alegría, pero respetando los límites de cada uno. Respetar las individualidades, las creencias, las opciones. La gentileza genera gentileza, genera amor. Y eso es lo que precisamos», afirma Rogerio Borges, un joven de 19 años, que participó en el desfile número 102 de ese bloco.

Fuente Ámbito y Sputnik

AD

 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas