Posadas: en “El Refugio” funciona el primer cementerio de mascotas de la ciudad

Es una parcela dentro del predio donde se dedican al rescate de perros abandonados. Comenzó como un espacio donde depositaban los restos de los animales que fallecían en El Refugio, pero se extendió para aquellas personas que carecen de un patio o jardín donde enterrarlos. El único requisito es abonar una cuota anual para el mantenimiento del sitio.


Poco después de las 16 horas, bajo el intenso calor de la tarde misionera, Richard llega a El Refugio para el turno de la tarde. La encargada, Etelvina Sorghe, no se encuentra ya que tenía pautada una consulta en el veterinario con uno de los rescatados. Richard abre el inmenso portón de la entrada y ellos, como si nunca lo hubiesen visto, lo reciben entre saltos, ladridos y lamidas. Nosotros, que llegamos de visita, también recibimos una dosis de ese cariño con fríos hocicos rozando las manos y alguna que otra huella sobre la ropa.


Richard Luque es uno de los voluntarios que se desempeña en El Refugio, un lugar donde -como bien lo indica su nombre- actualmente asisten a casi 250 perros de diferentes edades y con diversas historias de vida. La pionera de todo este proyecto es Etelvina Sorghe, quien desde hace ya varios años trabaja a diario en pos del bienestar de los animales, brindándoles un hogar para que se sientan seguros y donde se mantienen a la espera de una pronta adopción.

 

Richard es voluntario desde hace tres años y llegó hasta El Refugio a través de una invitación.

 

El Refugio es un predio de aproximadamente 3 hectáreas y media, cedido en donación. Se encuentra sobre la Calle 123 de Posadas, continuación Monseñor de Andrea, cruzando la Avenida Quaranta. Allí colaboran alrededor de 5 voluntarios -Richard entre ellos- así como la propia Etelvina y su familia. 

 

 

Un día en El Refugio arranca a las 7 de la mañana. Se les da de comer, le cambiamos el agua y los atendemos para ver si no tienen alguna bichera. Ahí empezamos con la limpieza del predio y arreglamos lo que haga falta. Al mediodía cortamos para el almuerzo y la siesta, después retomamos”, contó Richard.

 

 

Pueden acercarse a adoptar, realizar donaciones o también para sumarse al voluntariado.

 

Todos son rescatados. Llegan al predio porque la gente los acerca hasta allí luego de encontrarlos desamparados, en otros casos los abandonan frente al portón de ingreso. Desde cachorros hasta los más adultos, todos tienen una historia detrás. “La mayoría de los perros están sueltos, disfrutan de estar con otros y son libres, como tienen que ser los animales”, manifestó el muchacho en diálogo con Misiones Online

 

Los trámites de adopción son sencillos: deben traer una fotocopia del DNI del interesado, así como otra de la facturación de algún servicio. Una vez recibidos los papeles, se rellena una ficha y les toman una fotografía junto a la mascota para que quede en el registro. A partir de allí, llevan adelante un seguimiento del estado del animal para determinar si la persona que lo adoptó es responsable en el cuidado.

 

 

Luego de una adopción, desde El Refugio realizan un seguimiento para corroborar el estado de la mascota.

 

Cuesta desprenderse cuando alguno se va. Cuesta mucho, más aquellos que todo el día están al lado tuyo. Hay algunos que como ya forman parte nuestra, cuando se van los extrañamos. Tenemos sus recuerdos”, manifestó. 

 

Rodolfo, uno de los «personajes» más queridos en El Refugio.

 

El Refugio se sostiene con las donaciones de la gente y los aportes de los socios. Lo que siempre viene bien, indicó el voluntario, es el alimento balanceado. Entre las demás cosas que precisan están los artículos de limpieza para contribuir al mantenimiento del espacio y asimismo medicamentos específicos para el tratamiento de algunos animales -con leishmaniosis, por ejemplo-. 

 

Se pueden donar también curabicheras, guantes de látex y algodón para las curaciones que sean necesarias realizar. “Son cosas que ocupamos todos los días y que se van gastando continuamente”, añadió. Para la época de invierno, anticipó, de seguro serán bien recibidos colchones, frazadas o toallas para combatir el frío.

 

Algunos son separados para evitar peleas, aunque se mantienen al aire libre gracias al amplio espacio.

 

Para contactarse con El Refugio ya sea a fin de adoptar, realizar contribuciones o sumarse al equipo del voluntariado, pueden acercarse hasta el predio o bien llamar a Etelvina a su teléfono celular: 3764-664629, así como también es válido buscarla a través de su cuenta de Facebook como Etelvina Julia Sorghe.

 

Cementerio de mascotas

 

En el lugar existe una parcela especialmente utilizada como cementerio de mascotas. Al principio estaba destinado a los viejitos que terminaron sus días allí, luego se extendió también para aquellos que no tienen un lugar donde depositar los restos de su mejor amigo, como es el caso de la gente que vive en departamentos o carecen de patio o jardín en sus casas. El único requisito para utilizar el cementerio es abonar una cuota anual de $500 para colaborar con el mantenimiento. 

 

Asisten a alrededor de 240 perros de diferentes edades y tamaños, todos rescatados.

 

Una práctica habitual que los dignifica como uno más de la familia

 

Enterrar a las mascotas una vez fallecidas es una realidad que se ve a diario. Se han convertido en un integrante más de la familia”, manifestó el médico veterinario Fernando Lobo, quien además es el presidente del Colegio de Veterinarios de Misiones.

 

Respecto a si existe algún peligro o riesgo de propagación de infecciones al depositar los restos de las mascotas bajo tierra, indicó que por lo general no hay consecuencia alguna para la salud humana, más si se trató de un animal que falleció naturalmente.

 

En cuanto a los animales que por algún tipo de padecimiento o enfermedad deben ser eutanasiados, descartó riesgo de envenenamiento a causa del anestésico que se les aplica. “Tampoco produce ningún tipo de contaminación”, añadió.

 

 

A las personas que cuenten con un patio amplio, lo ideal es realizar un pozo lo suficientemente profundo -dependiendo del tamaño del animal-. Por encima del cuerpo deben quedar, al menos, 30 centímetros de tierra. De esa manera también se evita que otra mascota de la casa pueda desenterrarlo”, explicó.

 

Lamentó que en Misiones no hayan cementerios para mascotas como sí sucede en otros puntos del país. En ese sentido, a modo de novedad, comentó sobre un micro-emprendimiento de una familia posadeña en Cerro Corá donde en la zona de chacras ofrecen dicho servicio de forma privada.

 

Se refirió también a aquellas familias que, ante la carencia de un patio o jardín, se ven obligadas a trasladar a su mejor amigo hasta un sitio alejado, hecho que se da con mayor naturalidad en ciudades como Buenos Aires, donde la gran mayoría de las personas habita en departamentos.

 

Ante esta situación, en el último tiempo se han habilitado cementerios para mascotas así como también empresas crematorias dedicadas específicamente al tratamiento de éstas. “Sería lo ideal -la cremación-. En las urbes más grandes esto se desarrolla cada vez más. Lamentablemente nosotros no contamos con este servicio”, precisó Lobo.

 

 

A.B.V.

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