¿Un murciélago o una serpiente? China busca al animal responsable del coronavirus

 

Los científicos creen que se trata de uno de los animales que se vendían en el mercado de Wuhan, la ciudad china en la que surgió la epidemia. Pese a llamarse «Mercado de mariscos», en él se vendían muchos tipos de animales.

¿Qué animal transmitió el nuevo coronavirus al ser humano? Para identificar al sospechoso, los científicos emprendieron una investigación metódica, digna de la policía científica.

La nueva cepa de coronavirus que surgió en China -y que ya dejó más de 500 muertos- pudo haberse originado en murciélagos o serpientes, según un análisis genético del patógeno publicado la semana pasada en la revista Science China Life Sciences, patrocinado por la Academia China de Ciencias de Pekín, que analizó las relaciones entre la nueva cepa y otros virus.

Las teorías se basan en el examen de la secuencia del genoma del virus, liberado por las autoridades a raíz del brote, y dos estudios señalan el papel probable de los murciélagos en el brote. Pero el informe descubrió que el coronavirus que surgió en la ciudad de Wuhan estaba estrechamente relacionado con una cepa que existe en los murciélagos.

«El hecho de que los murciélagos sean los huéspedes nativos del Wuhan CoV (coronavirus) sería el razonamiento lógico y conveniente, aunque sigue siendo probable que haya huéspedes intermedios en la cascada de transmisión de murciélagos a humanos», señalaron los investigadores en el reporte, que no especuló sobre qué animal podría haber sido un «huésped intermedio», pero un segundo estudio publicado el miércoles en el Journal of Medical Virology identifica a las serpientes como el posible culpable.

«Para buscar un reservorio potencial de virus, hemos llevado a cabo un análisis exhaustivo de secuencias y comparaciones. Los resultados de nuestro análisis sugieren que la serpiente es el reservorio de animales de vida silvestre más probable», apunta el texto. Los investigadores advierten que sus conclusiones requieren «una mayor validación mediante estudios experimentales en modelos animales».

Los dos estudios no explican cómo el virus pudo haberse transmitido de animales a humanos, pero podrían ofrecer pistas a las autoridades chinas, que buscan la fuente del brote que contaminó a miles de personas en el país y se confirmó en unos 15 países.

El mercado de alimentos donde apareció el virus ofrece una variedad de vida silvestre exótica para la venta, incluidos zorros vivos, cocodrilos, cachorros de lobo, salamandras gigantes, serpientes, ratas, pavos reales, puercoespines y carne de camello, entre otras.

Gao Fu, director del centro chino para el control y prevención de enfermedades, dijo que las autoridades creen que el virus probablemente provenía de «animales salvajes en el mercado de mariscos», aunque la fuente exacta sigue sin determinarse. El Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, en inglés) se relacionó con el consumo chino de carne de civeta, un mamífero carnívoro. Muchas especies exóticas aún se consumen ampliamente en China y otros países asiáticos donde se consideran un manjar -como la civeta o algunas ratas y murciélagos- o por supuestos beneficios para la salud no probados por la ciencia.

¿Falta un eslabón? El animal que alberga un virus sin estar enfermo y que se lo puede transmitir a otras especies se llama «reservorio». En el caso del nuevo coronavirus, se trata seguramente del murciélago pues, según un estudio reciente, los genomas de este virus y de los que circulan en este animal se parecen en un 96%.

Sin embargo, «se cree que hay otro animal intermedio» que transmitió el virus al hombre, explicó Arnaud Fontanet, del instituto Pasteur. Los análisis muestran que el virus del murciélago no estaba equipado para fijarse en receptores humanos. Así que quizá pasó por otra especie para adaptarse al ser humano.

Todavía no se sabe qué animal jugó el papel de intermediario. De momento, se descartó que pudiera haber sido una serpiente, una hipótesis planteada por investigadores chinos. En vista de la naturaleza de este coronavirus, «el huésped intermedio probablemente sea un mamífero, quizá un roedor o un animal de la familia de los tejones», apuntó Fontanet.

Los científicos creen que se trata de uno de los animales que se vendían en el mercado de Wuhan, la ciudad china en la que surgió la epidemia. Pese a llamarse «Mercado de mariscos», en él se vendían muchos tipos de animales, incluyendo mamíferos salvajes, para el consumo humano.

Durante la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS, 2002-2003), igualmente causada por un coronavirus, el intermediario era la civeta, un mamífero muy popular en la gastronomía china.

¿Cómo encontrarlo? Hay que hacer una lista con todos los tipos de animales vendidos en el mercado y realizar análisis para ver si son portadores del virus. Para ello, se lleva a cabo la toma de una «muestra faríngea [en la garganta] o se toman muestras fecales», según Fontanet.

La viróloga Martine Peeters, del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), investigó en África para encontrar al reservorio animal del virus del Ébola. También en aquel caso el murciélago era la causa. Los investigadores describieron la toma de muestras de ese animal: «les pasamos un isopo por dentro de la boca y por el recto».

Si no pueden contar con el propio animal, se toman muestras de excrementos. «Recogimos miles de cacas en numerosos lugares de África», explicó Peeters. Seguramente, los investigadores chinos encargados del nuevo coronavirus hayan hecho lo mismo, puesto que el mercado de Wuhan fue clausurado al comienzo de la epidemia. A finales de enero, afirmaron «haber realizado 585 tomas en los puestos y en un camión de basura» del mercado, y «haber encontrado coronavirus en 33 de ellas», indicó Fontanet. «No dicen de qué muestras se trataba, pero creo que eran excrementos de los establecimientos».

¿Por qué es importante? Porque así se podrá impedir que el virus reaparezca, una vez se haya atajado la epidemia.

«Prohibiendo el consumo de civetas y cerrando las granjas de cría se pudo evitar cualquier reintroducción» del virus SRAS en los humanos, recordó Fontanet.

¿Cuánto tiempo llevará? «Esto puede ser muy rápido, como con el SRAS, pero también muy lento», dijo a la AFP Eric Leroy, virólogo y veterinario del IRD. «En el caso del Ébola, las investigaciones del reservorio empezaron en 1976 y los primeros resultados se publicaron en 2005», subrayó.

Para el virus del sida, el VIH, «la investigación duró veinte años» antes de que se señalara a los grandes monos, explicó Martine Peeters. Uno de los factores importantes es la proporción de animales infectados dentro de una misma especie. «Si es muy baja, menos del 1%, por ejemplo, esto disminuye las posibilidades de dar con el animal infectado evidentemente», avisó Leroy.

¿Y después? «Son los contactos entre animales salvajes y humanos los que están en el origen de estas transmisiones, así que habría que dejar a los animales salvajes donde estén», consideró Fontanet. En la conclusión de un estudio publicado el lunes en la revista médica Nature, un grupo de científicos chinos defendieron «la instauración de una legislación estricta contra la cría y el consumo de animales salvajes».

De momento, se adoptó una medida transitoria: a finales de enero, China prohibió el comercio de todos los animales salvajes mientras se ataja la epidemia. «Cada vez intentamos extinguir un incendio y cuando lo extinguimos, esperamos al siguiente», lamentó François Renaud, investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS).

Según él, se deberían implantar medidas de «vigilancia» para «cartografiar todo lo que sea potencialmente susceptible de transmitir agentes infecciosos al ser humano» y así tener «una especie de inventario de riesgos». «Hay que evitar las epidemias y trabajar con antelación», añadió, si bien admitió que una «base de datos mundial» de ese tipo representaría «un enorme trabajo» y requeriría de una financiación importante.

 

(Perfil)

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