El presente: “El instante eterno”

Cada mañana saco una carta, de un juego que se llama “Aquí y Ahora” (*), que nos invita a vivir en ese día una consigna. Este lunes pasado abrí la cajita y opté al azar por la siguiente carta: PASADO + PENSADO = PESADO.“Estar atento para detectar cuántas veces pienso en el pasado durante el día de hoy. Cada vez que lo descubra anotar en que estaba pensando”, es la cita que acompaña la carta.

Muchas veces estamos atados al pasado, como que el pasado fue mejor que el presente que vivimos, o el pasado nos pesa porque tuvimos una vida difícil y no logramos soltarlo. Es una sensación de que “me sigue condicionando y no me permite vivir en plenitud el hoy”.

Ese mismo día que saqué la carta, tuve la gran oportunidad de escuchar al marido de una señora que está viviendo sus últimos días en esta vida. Una vida que llevan juntos de 37 años de casados. Por supuesto voy a ponerle a este señor un nombre inventado: Oscar.

 

La escena es una mujer con un rostro que trasmitía: necesito decir, hablar, compartir, hacer silencio, un rostro cansado sin saber cómo estar. Sin dolor físico, su rostro muestra otros dolores. Mi lectura, quizá equivocada, creo es sufrimientos que cuestan manifestar.

Afuera de la habitación, su marido un hombre de unos 82 años con una vida donde la peleo mucho, cuenta negocios que se cayeron, las crisis que muchos de nosotros conocemos en nuestro país. Habla con mucha ansiedad, se mueve, y su frase es: “Yo puedo dar clase de lo que se te ocurra”. Y sigue contando su historia, lo que le pasó, lo que vivió, lo difícil que fue todo.

Lo miro, le tomo los brazos y le digo: «Eso pasó hace muchos años. Y ahora en este presente, en este mismo instante ¿cómo te sentís?”.

Se le caen las lágrimas, y dice: “Yo te dije hace un rato que puedo dar cátedras de la vida….ahora en este mismísimo momento que mi mujer se está muriendo, no sabría qué decir. Se me quemaron todos los papeles”. Nos miramos, y se puso a llorar como un niño. “¿Cómo voy a hacer sin mi esposa?”

Oscar, le sugiero lo siguiente: “El pasado ya fue, el futuro no lo sabemos, intentemos vivir este presente. Tú esposa esta con vos y vos con ella. ¿Cómo te parece que podés vivir este hoy? Vos lo sabés mejor que nadie”.

Para Oscar lo más fácil es seguir recordando un pasado que hoy no está, preocuparse por el futuro que desconoce. Le cuesta vivir este día, esta hora, este rato.

Al rato, me miró y me pidió que lo acompañara a estar con su esposa. Le comento que es un momento para hablar pausado, para decirle lo que necesite decirle a ella, para escucharla a ella: cada palabra le cuesta mucho decir porque no tiene fuerzas.

“Oscar, tenés mucho tiempo, más del que te imaginás». Y continuo: «Si podés vivir ese instante eterno, te vas a regalar lo mejor de la vida, y le vas a regalar a ella, el mejor momento de su vida”.

Entramos en la habitación, le tomó la mano a su esposa, se pusieron a llorar juntos. Él le dio besos, se dijeron algo al oído y ahí me retiré y los dejé solos.

¿Cuál es ese instante eterno que hoy querés vivir?

 

 

(*) www.aquiyahora.com.ar

 

 

Por Mariana Soiza Piñeyro

Lic . en Relaciones Publicas y Consultora Psicológica. Especializada en acompañamiento en la enfermedad y final de vida.

Fundadora de la Asociación Almificar «Acariciando el Alma», Buenos Aires. 

E-mail: [email protected]

 

 

 

 

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