Debate: las bolsas de supermercado y el ambiente

Quienes nos preciamos de tener cierta conciencia ambiental, siempre caemos en el dilema al momento de hacer las compras: “¿qué bolsas son más amigables con el ambiente? ¿las de plástico o de papel?”.

La búsqueda de información en internet sobre el tema no resuelve mucho, ya que las cámaras empresariales de uno y otro producto se han ocupado de hacer y difundir informes con verdades a medias, replicados en forma masiva por diferentes artículos de opinión.

El dilema “bolsas de plástico o de papel” se profundizó por la prohibición de utilizar bolsas plásticas de un solo uso en algunos países. En respuesta, y como consecuencia de los perjuicios económicos que esto conlleva para la industria del plástico y sus productos,se han difundido informes que ponen en duda el beneficio ambiental de las bolsas de papel, omitiendo aspectos importantes en el análisis.

Ya sabemos que la mejor forma de vender una historia es aplicando la premisa que sugiere que la mejor mentira debe tener verdad suficiente como para hacerla creíble… y de esta forma ha surgido lo que podríamos denominar “nuevos mitos sobre las bolsas de papel”.

La reacción obligada e inmediata de la industria papelera ha sido entonces la publicación de informes sobre los beneficios de las bolsas de papel.

En síntesis, es difícil creer en las posiciones asumidas por los sectores interesados de uno y otro lado. Por ello me propongo en este artículo brindar algunas explicaciones y discutir brevemente algunos de los argumentos esgrimidos con la intención de aportar cierta claridad al tema o, por lo menos, un punto de vista más objetivo.

Con qué se hacen las bolsas de papel

Las bolsas de papel “de supermercado” (usuales en Canadá y Estados Unidos, entre otros)se producen generalmente con papeles marrones kraft. La pulpa celulósica kraft es la más resistente y dentro de las pulpas químicas es la más amigable con el ambiente. Su materia prima es generalmente madera de coníferas (pinos o abetos, dependiendo de la región).

En este proceso, la madera se descorteza y astilla y los residuos que se generan se convierten en energía en la “caldera de biomasa”. Las astillas se cocinan en los digestores (que son como grandes ollas a presión) con reactivos químicos disueltos en agua, lo que se denomina “licor blanco” para disolver parcialmente el material que mantiene unidas a las fibras de la madera.

Luego de aproximadamente 2 horas, se separa la pulpa celulósica del licor, ahora llamado “licor negro”, que contiene a los reactivos químicos modificados más substancias disueltas de la madera. La pulpa celulósica se lava para separarla del licor negro, que se dirige a un circuito de recuperación donde se quema para generar energía y recuperar los reactivos químicos en su forma original. La pulpa sigue su camino hacia la máquina de papel, que se vende a empresas convertidoras que lo transforman en bolsas.

Fotos Archivo: Visita de ArgentinaForestal.com a Papel Misionero

En todo este gran sistema se genera una cierta cantidad de efluentes gaseosos, líquidos y sólidos (cada vez menos, dada la implementación de nuevas tecnologías que han mejorado a todos los subprocesos). En las fábricas modernas, todos son tratados mediante medios adecuados para disminuir al mínimo el impacto ambiental de la fabricación de este producto, asegurando el cumplimiento de los estándares exigidos por la ley.

Las bolsas pueden también fabricarse con papel reciclado. Para ello se utilizan papeles y cartones del mismo tipo de fibras, los cuales se desintegran en agua por agitación. La pulpa se lava y se vuelve a fabricar papel. El sistema es tecnológicamente más sencillo yen su fabricación se utiliza menos energía, se generan menos emisiones y se emplea menos agua.En contrapartida, el papel es menos resistente.

Nuevos mitos sobre las bolsas de papel

1.    Fabricar bolsas de papel produce deforestación

Son pocos los lugares en el mundo en que actualmente se utilizan bosque nativos para fabricar papel. Cada vez más pesan sobre el papel los requerimientos de certificación. Es cada vez más frecuente la exigencia de sellos, como el FSC (ForestStewardship Council), que certifica que la fibra virgen utilizada procede de bosques gestionados de forma sostenible, los sellos o certificación de sostenibilidad de procesos y productos y/o los sellos que indican que el material es reciclable o reciclado.

En Argentina la pulpa (y el papel) kraft marrón se produce a partir de madera de pino en la provincia de Misiones. En esta provincia, en 2010 se sancionó la Ley de Ordenamiento de los Bosques Nativos (Ley XVI-Nro.105). La misma fue reglamentada en 2011, estableciendo los mecanismos a implementar para la Conservación de los Bosques Nativos y el Régimen de Promoción de Manejo sostenible. A partir de entonces, solo pueden intervenirse las zonas permitidas, públicas o privadas. Por otra parte, la empresa productora fue la primera que obtuvo la certificación CERFOAR-PEFC Argentina de Gestión Forestal Sostenible y completó la recertificación en el 2018.

 

2.    Fabricar plástico consume menos energía que fabricar papel

El proceso kraft es conocido por ser energéticamente autosuficiente, ya que la misma fábrica genera su propia energía y algunas veces hasta vende el excedente. Por otra parte, prácticamente toda esa energía es obtenida a partir de biomasa (licor gastado con materia orgánica y residuos de madera), no de combustibles fósiles.

 

3.    El papel requiere 3 veces más agua que el plástico

El uso de agua de la industria papelera es importante, sin embargo, en una planta moderna de papel kraft marrón el agua es actualmente recirculada entre diferentes sectores dentro de la fábrica, por lo cual, la cantidad de agua de primer uso es muy baja con respecto a sus valores históricos.Luego de ser utilizada y reutilizada, vuelve a la fuente (su lugar de origen)previo paso por un tratamiento de efluentes que tiene la función de limpiarla al mismo nivel -o superior-que la original.

 

4.    La producción de papel contamina más el aire que la de plástico

Esta afirmación se basa en que producir papel requiere árboles que podrían estar absorbiendo dióxido de carbono.Sin embargo, las fábricas de pulpa celulósica para papel, funcionan en un ciclo en que continuamente se están plantando árboles que fijan el CO2 en la madera y el mismo continúa en las fibras del papel.

Sumado a lo anterior, el haber disminuido notablemente la emisión de CO2 en la fabricación hace que las fábricas modernas de papel kraft marrón sean consideradas “carbono neutral”. Por el contrario, el plástico se fabrica a partir de petróleo, lo cual termina ingresando CO2 a la atmósfera que no estaba antes en el sistema.

 

5.    El plástico genera 80% menos residuos sólidos que el papel, por lo que ocupa menos espacio en los rellenos sanitarios.

La realidad es que el papel es mucho más reciclable que el plástico, por lo que cada vez se descarta menos papel. En particular, el sector de envases y embalajes es el que más recicla dentro de la industria papelera. Hay ciertos tipos de papel que no son reciclables, pero continuamente se desarrollan nuevas tecnologías que permiten al sector realizar serios y constantes esfuerzos para reciclar cada vez más. En conclusión, la cantidad de papel de bolsas que termina en rellenos sanitarios es escasa. Sumado a lo anterior, con una buena educación de la población en la separación de la basura, esta cantidad sería mínima. Por el contrario, las bolsas plásticas en general no se reciclan.

 

6.    Las bolsas plásticas pueden ser reutilizadas como bolsas de basura

Desechar residuos orgánicos dentro de pequeñas bolsas plásticas hace que los mismos tarden muchísimo más en degradarse. La bolsa, por su parte, quedará en el suelo durante siglos. Una alternativa es, por supuesto, separar la basura en reciclables (vidrio, plástico, metal, papel) y orgánicos (materiales compostables). Los materiales compostables se pueden juntar directamente en bolsas de papel. De esta forma no se requiere el uso de grandes cantidades de bolsas plásticas.

 

7.    Cada vez se usan más las bolsas plásticas biodegradables

Las bolsas biodegradables se fabrican con plásticos producidos a partir de maíz u otros productos que contienen almidón, por lo que compiten con el uso alimenticio de los mismos.Otra versión de bolsas plásticas degradables son las denominadas “foto-degradables” y las “oxo-degradables”. Las primeras se degradan por la acción de la radiación solar (rayos ultravioleta) y las segundas, por acción de algún agente oxidante. En ambos casos, los componentes del plástico se fragmentan en partículas que van siendo cada vez más pequeñas hasta ser diminutas. Se ha demostrado que las pequeñas partículas de plástico, denominadas microplásticos, causan severos daños a la fauna acuática y a las aves, produciendo problemas en sus sistemas digestivos y reproductivos. Se han encontrado también microplásticos en el organismo de seres humanos, pero en este caso se desconocen sus posibles efectos y toxicidad.

 

8.    No es cierto que el papel se degrade rápidamente

Hay informes que indican que, en ciertos casos (falte de aire o humedad adecuados), el papel tarda mucho tiempo en degradarse. La realidad es que,bajo toda circunstancia, el papel tarda muchísimo menos en degradarse que el plástico.Dependiendo de las condiciones en que se deposita en un relleno sanitario, el tiempo de degradación puede ser de hasta un año. Sin embargo, en condiciones de compostaje se degrada como máximo en 3 meses. Por el contrario, el plástico puede tardar siglos en degradarse. Su presencia es evidente en el agua y la tierra y causa serios daños a la fauna marina o terrestre.

 

El rol del Estado

La mejor forma de asegurar un funcionamiento sostenible (ambientalmente amigable, socialmente beneficioso y económicamente rentable) de todo el sistema de generación y manejo de la basura es la existencia de regulaciones adecuadas a nivel nacional, provincial y municipal. Esto implica el control ambiental de las industrias pero además, la sanción de leyes sobre manejo de envases y disposición de residuos sólidos, la concientización social, la recolección discriminada, la generación de plantas de reciclado y el aprovechamiento energético de los desechos, entre otros.

También podría incluirse una normativa sobre el reemplazo de bolsas plásticas por bolsas de papel en los supermercados, para lo cual debiera asegurarse previamente la fabricación y distribución masiva de este tipo de producto.

Y nosotros… ¿qué podemos hacer?

Teniendo en mente a las famosas 4R (reducir, recuperar, reutilizar, reciclar), veamos qué es lo que sabemos y a que conclusión podemos llegar.

Está claro que el plástico proviene de un recurso fósil, no renovable y su industria es netamente extractiva. Por otra parte, es sin dudas más resistente que el papel. En contrapartida, el papel que se emplea en bolsas proviene de recursos renovables, es fácilmente reciclable y, llegado el caso, es fácilmente biodegradable.

Las bolsas de papel son lo mejor para llevar cargas medianamente pesadas que puedan “abrazarse” (soportarse con los brazos). En el caso de mayor peso, las cajas de cartón corrugado son una buena opción, ya que el 70% del cartón corrugado se recicla para formar nuevas cajas.El uso del plástico podría limitarse a bolsas grandes (tipo de consorcio), ya que por el momento no existe otra alternativa. En el hogar, no utilicemos bolsitas plásticas “de supermercado”para juntar los desperdicios. Hagamos el esfuerzo de separar los reciclables de la basura y descartemos lo mínimo. Esta fracción podría juntarse enuna gran bolsa tipo “consorcio” que irá directo al contenedor.

Por último,siempre podemos recurrir a las bolsas de tela, rafia o similares, que son lavables y reutilizables. Eso sí, debemos acordarnos de llevarlas siempre con nosotros, a todos lados…

 

 

 

Por María Cristina Area (*)

 (*) Investigadora Principal de CONICET. Profesora Titular de la FCEQYN, UNaM. Miembro del CD de la REDFOR.ar. Presidente de la Fundación Ambiente y Desarrollo (FAyD). Directora Instituto de Materiales de Misiones (IMAM) UNaM-CONICET.

Contacto: [email protected]

 

 

Este artículo forma parte del espacio mensual de la REDFOR.ar en ArgentinaForestal.com, que busca divulgar y generar debate sobre la problemática forestal del país. Las opiniones pertenecen a los autores. 

 

 

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