Entre los principales mitos y leyendas de la tierra colorada, el “Yasiyateré” siempre presente en la Selva Misionera

La tierra colorada está llena de leyendas. Sus siestas, noches, campos y selvas, son habitados por un sinnúmero de plantas y animales que envueltos en la atmósfera subtropical han generado historias, muchas de ellas inspiradas en aves, como es “El Yasiyateré”, aves que pertenecen a la familia Cuculidae, a la que también pertenecen el Pirincho (Guira guira) y el Anó (Crotophaga ani).

A través de una alianza con Aves Argentinas, la centenaria organización ambientalista que impulsa su Programa Bosque Atlántico, compartimos en forma semanal algunos de los secretos sobre la biodiversidad de las especies de aves del país, y de nuestra Maravilla Natural Argentina, la Selva Misionera. Exclusivo de Misiones On Line.

Foto: Marcelo Javier Wioneczak

En general, esas aves que se convierten en musas inspiradoras son muy difíciles de ver. Esquivas y crípticas, que habitan en el denso follaje. Sus voces nos invitan a seguirlas y tratar de verlas, y al no lograrlo, la imaginación vuela y juega un papel clave a la hora de concebir estas historias.

En esta oportunidad queremos mostrarles a nuestro “duende de las siestas” el “Yasí-yateré”, con su onomatopéyico silbo (ya. sí) o (ya. si. ya. te. ré), personificado en dos especies de aves, parientes entre sí, pero distintas en coloración y aspecto, como son el Crespín (Tapera naevia) y el Yasiyateré chico (Dromococcyx pavoninus), muchos conocen la leyenda pero pocos conocen a estas aves, que pertenecen a la familia Cuculidae, a la que también pertenecen el Pirincho (Guira guira) y el Anó (Crotophaga ani).

Foto: Jorge Rojas

Las abuelas cuando éramos chicos, nos contaban historias y la leyenda que encierra a este mítico habitante del monte y la siesta misionera, nos decían “no salgas a la siesta que te puede llevar el Yasiyateré”. Y contaban que era un duende rubio con sombrero de paja y con un bastón de oro, que silbaba y hacía que los niños se pierdan en el monte, los alimentaba con frutas, jugaba con ellos cubriéndolos de miel, los hacía subir a las copas de los árboles y luego los liberaba, pero estos niños volvían mudos y atontados (con el paso del tiempo se recuperaban) aunque sin recordar claramente lo ocurrido. También, decían, que no se debe imitar su canto “tentar”, y que si le tirabas una piedra en dirección al canto la piedra volvía, también que si te apoderabas del bastón tenías control sobre el duende. Esto generaba ese temor que a todos nos producía cuando éramos chicos cuando se hablaba del “Yasí”.

Foto: Marcelo Javier Wioneczak

El ave y el duende

Según los estudios de Marilyn Cebolla Badie, los paisanos Mbyá Guaraní utilizan el nombre Andyra para denominar a dos especies de aves, el Crespín (Tapera naevia) y el Yasiyateré chico (Dromococcyx pavoninus). Comentan que en su canto el Andyra dice “ndoky poterí” (ndo. ky. po. te. rí), es decir, “todavía no me duermo”.

Para ellos existe el ave y el duende, cuentan que el ave acompaña siempre al duende silbador, dueño de los venados que silba y corrompe a las doncellas. También llamado Jasyjatere y Guyrá chochî en Guaraní.

El ave es de la familia del pirincho, pero es exclusivamente selvático y vive oculto en la espesura. Es un animal solitario y se alimenta de insectos. Entre otras de sus particularidades, no construye nido sino que pone huevos en nido ajeno (parásito de cría), tanto en nidos cerrados como abiertos.

No es imposible verlo, con tiempo y sigilo, se dejará pispear en las picadas del monte. La deforestación afecta a ésta y a la mayoría de las especies de nuestra provincia.

 

 

Por Marcelo Javier Wioneczak – Aves Argentinas

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