Tras 28 días de huelga, Emmanuel Macron llamó al diálogo pero no cede con la reforma de las jubilaciones

Un ejercicio de equilibrista del presidente Emmanuel Macron en su discurso de fin de año para calmar la cólera social y llamar a la unidad nacional, en medio de una huelga de 28 días en Francia contra sus reformas jubilatorias.

El jefe de Estado francés se mantuvo firme sobre la orientación de su prometida reforma, que los franceses rechazan. Al menos parecer que no concede, aunque las concesiones se sumen a su sistema universal de jubilación. Un poquito para los policías, otro para las bailarinas de la opera, otro para las profesores.

“La reforma será llevada a su término. Es un proyecto de justicia social y progreso”, afirmó Macron, vestido de traje azul y camisa blanca, en un tono solemne pero próximo, en su discurso de Año Nuevo, el martes a la noche. Pero llamó al gobierno a conseguir un “compromiso rápido” “en el respeto de los principios con los partenaires sociales”, como llaman a los socialistas y patrones en Francia. La frase más importante de su discurso.

“Voy a colocar toda mi energía para transformar el país, para hacerlo más justo y más humano”, anunció.

“La calma debe ser más importante que el enfrentamiento”, agregó el presidente.

Una mano de cal y otra de arena durante 19 minutos para no ceder ante la presión de la calle y no cerrar la puerta al diálogo. Un llamado “a la unidad” para superar diferencias religiosas y étnicas en el país. Esos ejercicios intelectuales que pule durante horas, que la primera dama y profesora de literatura Brigitte lee y corta porque le parecen demasiados largos, que él vuelve a cortar y a redactar en el último minuto para ser más didáctico. Macron es un enamorado de sus palabras.

Un tráfico perturbado para el Reveillón de los franceses, sin Metro para trasladarse y con una ciudad blindada por medidas de seguridad no es el mejor escenario para el discurso de un presidente que no quiere parecer que concede ante los huelguistas. No es su estilo.

Divisiones en el oficialismo

Su frente también se resquebraja. Al menos una quincena de diputados del partido oficialista han hecho saber que ellos están por una “alternativa” a “la edad del equilibrio” de 64 años, que el gobierno quiere imponer para que los franceses trabajen más.

Para estos diputados rebeldes, la edad de la jubilación no puede ser la misma para todos. Sería socialmente injusta “esta edad del equilibrio”. Debe “ser modulable” en razón del camino de cada uno, bajo la edad de equilibrio individualizada, según sus posiciones. Para eso se necesita un consenso y en eso debe trabajar el gobierno.

La edad del equilibrio es “la línea roja” tanto para los sindicalistas moderados, como el de la CFDT, así como para la CGT. Son ellos quienes no pueden abandonar la huelga porque han perdido su primer rol de central obrera y deben mantenerse. Su identidad está basada en los trabajadores ferroviarios y del Metro, que lideran la huelga contra el fin de los regímenes especiales que los protegen.Sin ellos no existen.

A las 8 de la noche del martes, cuando los franceses comenzaban a reunirse para despedir el año, el presidente habló al país en un mensaje grabado desde el palacio del Eliseo. Recordó a los que estaban solos o enfermos, a los que trabajaban esa noche, a los militares que combaten el terrorismo en el Sahel, a los que protegen a los franceses. Rememoró la muerte del presidente Jacques Chirac, el atroz incendio de la catedral de Notre Dame y llamó a utilizar esa pasión por su reconstrucción para sacar a Francia adelante reformándala.

Los Macron regresaron el lunes a Paris desde sus vacaciones en el fuerte presidencial de Bregancon en la Costa Azul, sobre el Mar Mediterráneo. Hasta ahora, el presidente había dejado al primer ministro Edouard Philippe en la primera línea para defender su proyecto.

Sus palabras no solo eran esperadas por los sindicatos y la oposición sino por los franceses, que sienten su vida cotidiana completamente alterada por una interminable medida de fuerza y un jefe de Estado que no cede y, hasta ahora, no escucha. Los sindicalistas esperaban alguna indicación durante el discurso, una orientación. Escucharon al presidente convocar a un “compromiso rápido” a su gobierno.

El repitió que la reforma se hará y que Edouard Philippe tiene el mandato para llevarla adelante.

El mensaje central de Macron fue un llamado a la calma frente al enfrentamiento, reiterar su apertura al diálogo e invitar a los franceses a resistir la tentación del inmovilismo. Una elipsis para hacer referencia a su resistencia al cambio.

Se intensifica la huelga

La huelga no mejoró para el Reveillón francés. Solo un tren de alta velocidad sobre dos está asegurado y un cuarto de los trenes regionales. El Metro en Paris no funcionó, salvo las dos líneas automáticas de la capital. No había un buen clima este fin de año.

La huelga no se frena. La CGT llamó a reforzarla, con un llamado a un bloqueo total de ocho refinerías del 7 al 10 de enero. La idea es parar al país y a su producción completamente. Eso significa que ningún producto saldrá de ninguna parte durante 96 horas. El 9 de enero será su gran demostración de fuerza sindical en las calles. El gobierno insiste en que no hay riesgo de penuria de falta de combustible. Esos tres días serán su test.

 

Fuente Clarín

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