Pirotecnia cero: “No pedimos que no celebren las fiestas, pero sí exigimos respeto al dolor de nuestros hijos”, afirmaron padres de chicos con autismo

Las celebraciones por Navidad y Año Nuevo son un dolor de cabeza para las familias que tienen un hijo con el Trastorno del Espectro Autista, debido a los estruendosos ruidos que provoca la pirotecnia y que ocasiona que estos chicos se autolesionen o lastimen a otros. Se estima que en la Argentina existen entre 400.000 y 800.000 personas con el TEA. Por ello, desde la Fundación de Apoyo a Padres De Hijos del Espectro Autista (FAPHADEA), solicitan a la población optar por el mayor uso de luces artificiales, en lugar de explosivos.

Cada Navidad y las celebración de Año Nuevo se convierten en un dolor de cabeza para las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y para sus familiares y amigos, debido a los estruendosos sonidos  que produce la pirotecnia y que ocasiona que estas personas lleguen a autolesionarse o lastimar a otros, debido a la alta capacidad sensitiva que les produce ese trastorno y que hipersensibiliza todos sus sentidos.

El TEA afecta a uno de cada 68 chicos y chicas, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. En el país, aunque no existen datos epidemiológicos, tomando como referencia la prevalencia internacional (1-2% de la población), se estima que hay aproximadamente entre 400.000 y 800.000 personas con esta condición.

Eduardo Sisto, presidente de la Fundación de Apoyo a Padres De Hijos del Espectro Autista (FAPADHEA), explicó que las personas que padecen este trastorno son “hipersensibles en lo auditivo y les genera crisis de angustia y dolor. Algunos chicos convulsionan cuando tienen sobre estimulación y se autolesionan porque no logran procesar esa molestia tan grande”, afirmó.

Añadió, como padre de una joven con TEA, no tiene “formas de comparar el sufrimiento de los niños, para que las personas entiendan lo que sienten nuestros hijos, porque ellos no dimensionan y no pueden explicar. Sienten, sufren, padecen y lo que es felices fiestas para todos, para una familia que tiene un hijo con autismo, no lo es”, agregó.

Señales de alerta

Según los especialistas, este trastorno supone un desarrollo diferente sobre todo en tres áreas: las relaciones sociales (dificultad para vincularse e interactuar); la comunicación y el lenguaje, y la flexibilidad de la conducta (desde la repetición de movimientos hasta el interés en temas restringidos), reveló un informe de Nación.

En todos los casos, la detección temprana (principalmente, entre los 16 y los 30 meses) de las condiciones del espectro autista es clave: identificar las señales de alarma y actuar a tiempo puede marcar una enorme diferencia en el pronóstico del niño o la niña y la calidad de vida familiar.

“Difundimos la toma de conciencia temprana de los papás. Las características del chico con autismo son visibles, siempre hablamos de la sonrisa social del bebé. Si un papá y una mamá detecta que cuando le cambia el pañal o le hace cosquillas el bebé no le sonríe o no interactúa, no se asuste, hay un protocolo que permite detectar si hay una inclinación al autismo. Prácticamente la condición de autismo le acompañará toda la vida, pero al detectarlo temprano los preparamos para enfrentar la vida”.

Sisto pidió a la población empatizar con las familias con hijos con autismo y evitar el uso de pirotecnias, que no solo los afecta a ellos, sino a otras poblaciones como los bebés, ancianos, chicos con Síndrome de Down, ex combatientes de Malvinas –debido a los traumas de la guerra-, entre otros.

“No pedimos que se corten las fiestas por el autismo, pero sí pedimos respeto, porque al provocar ruidos estruendos muy extensos, dañan a nuestros hijos”, acotó.

 

 

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