COP25: acuerdo en la Cumbre del Clima de Madrid para «ser más ambiciosos» desde 2020

 

La cumbre del clima ha logrado hoy cerrar un documento para aumentar la ambición climática en 2020 y cumplir el Acuerdo de París que compromete a los países a evitar que la temperatura media del planeta suba este siglo por encima de 1,5 grados.

El acuerdo, titulado «Chile-Madrid, tiempo de actuar», se ha logrado casi dos días después de la jornada prevista para la clausura de la Conferencia (COP25) y tras unas maratonianas negociaciones que se han prolongado durante toda la madrugada.

A las 9.00 de la mañana de este domingo se reanudaba el plenario retrasado una y mil veces desde el mediodía del viernes, cuando se convocó por primera vez dentro de plazo. De hecho, esta es la cumbre que más se ha alargado en los 25 años de historia de este tipo de encuentros. El desacuerdo entre los negociadores de casi 200 países sobre el desarrollo de algunos de los aspectos más importantes del Acuerdo de París, firmado en 2015, y que debería aplicarse a partir de 2020, ha sido el gran escollo.

Carolina Schmidt, presidenta de la COP25 y ministra chilena de Medio Ambiente, tomaba la palabra minutos antes de las diez de la mañana y empezaba agradeciendo a Teresa Rivera, ministra en funciones de Energía y Medio ambiente por «haber facilitado las rondas finales». Después, cedía la palabra a los distintos países, que tuvieron multitud de dificultades técnicas a lo largo de la plenaria, al no encontrar los punto del acuerdo en sus ordenadores, lo que llevó a algunas bromas en Twitter sobre su pericia informática.

Todos estaban muy cansados y expresaban su deseo de «poder irse a casa». El enfrentamiento de posturas versa sobre dos puntos: que los gobiernos se comprometan con planes de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero más ambiciosos que los previstos hasta ahora y cerrar el artículo 6 sobre los mercados de carbono para el intercambio de derechos de CO2.

Finalmente el documento ha sido aprobado por la presidenta de la COP25, tras un tenso debate con Brasil que no aceptaba inicialmente dos párrafos incluidos en el acuerdo sobre océanos y uso de tierras.

El acuerdo final de la COP25 establece que los países deberán presentar en 2020 unos compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones (las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas) para hacer frente a la emergencia climática.

Según el acuerdo, el conocimiento científico será «el eje principal» que debe orientar las decisiones climáticas de los países para aumentar su ambición, que debe actualizarse permanentemente de acuerdo a los avances de la ciencia.

El texto recoge «el imperativo» de que la transición hacia un mundo sin emisiones sea justa e impulse la creación de empleo decente.

El acuerdo reconoce además la acción climática de los actores no gubernamentales, a quienes invita a que la incrementen y generalicen estrategias compatibles con el clima.

Carolina Schmidt, presidenta de la COP25 y ministra chilena de Medio Ambiente, quería llegar a un acuerdo «consensuado» y «realmente ambicioso» que estuviera a la altura de lo que la sociedad de todo el mundo pedía. Según la valoración que hizo este sábado, las posturas se habían ido acercando, lo que se ha demostrado como una predicción correcta.

«Esta decisión era importante que fuera ambiciosa», recalcaba Schmidt antes de la aprobación formal del acuerdo este domingo.

Como es habitual en estas complejas negociaciones globales, en las que se llega a acuerdos por consenso, los flecos suelen cerrarse pasada la madrugada o incluso días después de la clausura oficial. Y así ha sido. Tras noches de «intenso» trabajo por parte de las delegaciones para consensuar un borrador, a primera hora de este domingo la presidenta de la conferencia, la chilena Carolina Schmidt, presentó en plenario un nuevo documento tras las quejas presentadas por el anterior por países como Brasil y Rusia.

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