De Capitán Beto a Alberto, de twittero a Presidente 

Fin de año siempre es un buen momento para hacer balances. Que se hizo bien y mal a lo largo de todo el año. Para el peronismo, seguramente, es un momento de terminar de afinar la tripulación para el desembarco del 10 de diciembre. El foco de esta última etapa de la transición pareciera circular primero por twitter y después por los mal llamados “medios tradicionales”.

Peleas, operaciones, chistes, todo pareciera concentrarse en la red social del pajarito. Por eso, mal no vendría hacer un breve repaso de cómo el “Capitán Beto” estuvo usando esa red social desde el “exilio” hasta su etapa triunfal como Presidente electo.

“Andamos muy bien, hijo de …” escribía hace no mucho, en uno de sus tantos cruces que él dice extrañar. Con intercambios variados, el ahora Presidente electo, se dedicaba a contestar a sus admiradores y detractores por igual.

En contraposición a las cuentas de funcionarios oficiales (suelen contestar 1 de cada 10 comentarios), había una interacción alta con un componente muy coloquial, como hablaría cualquiera de nosotros. Así inicia el camino del “Capitán Beto”.

Antes de las PASO, la confrontación explícita de la estrategia de campaña era acompañada por twitter. Así es que las respuestas se limitaban a contestar mensajes de Mauricio Macri, a funcionarios de muy alto rango en el espacio de Juntos por el Cambio o periodistas con impacto mediático.

Había interacción, pero ya no horizontal. Se conversaba poco, pero se llamaba más la atención. El “Capitán Beto”, empezó a convertirse en Alberto.

A medida que avanzó la campaña, y las chances de ser presidente se acercaban, el intercambio naturalmente bajó.

Las PASO fueron el quiebre. La comunicación del Frente de Todos se encontró con una línea muy delicada. Cualquier crítica podría ser tomada como una intención manifiesta de desestabilización. No podían hacer campaña durante la época de campaña, casi irónico.

 

Alberto Presidente

Allí es dónde nos encontramos con Alberto Presidente. El de visitas oficiales y gestiones serias. Casi todas las fotos de un presidente ya electo (recordemos que este periodo fue antes de las elecciones generales), de traje, en reuniones importantes y con sus colaboradores más cercanos siempre alrededor de la mesa.

La conversación coloquial y frecuente del inicio se apagó, no era el momento ni el lugar. Casi en un ritual del gerundio, siempre se mostraba “visitando, haciendo, hablando, etcétera”. Twitter como vidriera y no como foro de conversación.

Sin embargo, el “Capitán Beto” sigue vivo. Salió por un momento, casi como despedida, a desear buena suerte a estudiantes universitarios en una madrugada de twitter. Distendido, usando emojis, con mensajes de aliento, casi como aquel que hace años tuiteaba desde la tranquilidad del llano.

Ahora ¿a quién preferimos? ¿a Capitán Beto o a Presidente Electo Alberto? A ambos, y a ninguno.

Esta respuesta no es fácil.  El Capitán Beto, aunque cercano, puede ser imprudente. El “sabelo” a Hugo Alconada Mon fue una muestra de ello. Un tuit permitido para el resto de los mortales, pero no para un presidente. Las operaciones mediáticas y judiciales están a la orden del día en este país, y querer eliminarlas es un gran paso para mejorar la calidad democrática.

Confrontar directamente con un periodista, no lo es. Y aunque no haya sido una amenaza (como muchos quieren imponer), puede llegar a sonar como una.

Entonces, ¿preferimos a Alberto? Tampoco.

Una comunicación seria y apagada puede ser necesaria por momentos, pero no siempre. La coyuntura política obliga, en determinadas ocasiones, a responder actos protocolares en redes sociales.

Mencionar a tal o cual personaje destacado, promocionar tal o cual visita, etcétera. Entrar en esta inercia, aunque muy segura, conlleva a desaprovechar una oportunidad grande en el desarrollo de la imagen digital de cualquier funcionario.

Necesitamos al Capitán Beto y a Alberto, cada uno en su justa medida. El equilibrio puede tardar un poco en llegar, sobre todo porque AF todavía ni siquiera asumió. Nadie nace sabiendo cómo ser Presidente, menos sabiendo cómo usar twitter siendo Presidente.

La comunicación política trata mayormente de contextos. Saber entenderlos e interpretarlos es sustancial.

Hay momentos en que la Argentina necesitará certidumbre y seriedad, y Alberto deberá tomar la batuta para comunicar decisiones políticas de fondo. El capitán Beto estará para otros momentos, capaz que festejando, hablando con la gente o confrontando con alguien. De eso se trata, de saber cuándo es el momento de cada uno.

Cambiemos tuvo mucho de “Capitán Mauri” y poco de Mauricio. Mucho de comunicación y no tanto de política. Veremos si el peronismo puede encontrar el equilibrio que Cambiemos no encontró, si el Capitán Beto puede sentarse a tomar un café con Alberto.

 

 

 

(*)Por Nehuén Fariña

Analista político, Licenciado en Ciencias Políticas y Maestrando en Comunicación Política.

Docente de la Universidad Católica Argentina (UCA)

Socio fundador de la Consultora Pampero Comunicación

 

 

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