Usaba un cubrecama de plumas, contrajo una enfermedad pulmonar y casi pierde la vida

 

El hombre pasó meses con problemas respiratorios y los médicos no lograban encontrar el origen de su malestar.

Un hombre pasó varios meses con problemas respiratorios y los médicos no lograban diagnosticar a qué se debían. Cuando por fin lo hicieron, detectaron que todo provenía de un edredón de plumas de su casa, que casi le cuesta la vida. El protagonista del caso es Martín Taylor, un hombre de 43 años de Aberdeenshire, Escocia, y su historia fue publicada en la revista BMJ y replicada por el sitio de noticias de la CNN. El hombre contó: «Dos meses después del inicio de los síntomas, no era capaz de estar de pie o caminar por más de unos pocos minutos, sin sentir que me iba a desmayar».

«Subir las escaleras para ir a la cama era una actividad que me tomaba 30 minutos, ya que solo podía subir dos escaleras al tiempo y luego necesitaba sentarme y descansar», agregó el paciente que nunca había fumado. Como su salud se deterioraba, decidió quedarse en su casa. En ese momento no sabía que lo que padecía era neumonitis por hipersensibilidad, una enfermedad en la cual los pulmones se inflaman como resultado de una reacción alérgica. La misma se trata fácilmente si se diagnostica a tiempo pero sino, puede provocar cicatrices permanentes en los pulmones e incluso puede causar la muerte.

El hombre recibió tratamiento por una infección en las vías respiratorias superiores. Pero su salud continuó en declive los siguientes meses. Preocupado por esto, su médico de cabecera se comunicó con el Hospital de Albyn BMI en Aberdeen y habló con el doctor Owen John Dempsey, un especialista de tórax, quien al hablar con la revista contó: «Su médico general fue muy astuto al no aceptar los resultados de la radiografía de tórax al pie de la letra», y agregó que puede ser difícil diagnosticar la neumonitis por hipersensibilidad porque los cambios a menudo son sutiles con un «leve gris difuso en los pulmones».

«Él parecía quedar sin aliento después de solo caminar desde una habitación en su casa hasta la otra. Muy anormal para un hombre tan joven. Era claro que el paciente tenía una dificultad respiratoria progresiva y muy discapacitante, que esta vez interfería con sus actividades de la vida diaria», completó el doctor, quien recordó que hacer el diagnóstico fue «casi un poco como un rompecabezas».

Una de las primeras hipótesis que manejó el médico surgió a raíz del análisis de sangre de Taylor, el cual mostró que su sistema inmune estaba expuesto a la proteína aviar. Sin embargo, el paciente aseguró que no tenía pájaros, solo un gato y un perro.

Luego, el profesional comenzó a indagar en las condiciones en las que vivía el hombre: una cálida y seca casa con su esposa. Tenían un altillo, el cual casi no visitaban mucho, pero sí tenían un baño, que conectaba a su habitación, con un poco de moho sobre la ducha y la ventana. Él no había viajado al extranjero, no tenía antecedentes de drogas. Trabajaba en una oficina que no tenía exposiciones evidentes, y tocaba guitarra y saxofón en una banda local.

«El peligro es que no preguntamos lo suficiente y asumimos que las enfermedades son ‘idiopáticas’ o inexplicables. Si es así, perdemos el truco y nuestros pacientes quedan sujetos a pruebas o tratamientos innecesarios», precisó Dempsey, quien al interrogar al hombre nuevamente descubrió que la pareja había reemplazado recientemente el cubrecama sintético por un edredón de plumas y almohadas de plumas. Allí descubrieron que la causa de su enfermedad provenía de eso.

Las alergias a los pájaros no son poco extrañas. A menudo llamada asma de criadores de aves, sus síntomas pueden variar desde una tos jadeante, secreción nasal e irritación ocular, hasta asma y complicaciones más serias como las de Taylor. Las personas con alergias corren mayor riesgo cuando limpian las jaulas de las aves, o los pajares, y durante le época del año en la que los pájaros cambian de plumas.

La enfermedad pulmonar causada por los edredones de plumas es un subconjunto del asma de criadores de aves, y es difícil de diagnosticar debido a su rareza y a su amplia variedad de tiempo y tipo de síntomas.

El comienzo de los síntomas después de la exposición a nuevos edredones o almohadas de plumas puede variar de tres semanas a cinco años. La dificultad al respirar puede incrementar con el paso del tiempo, y el paciente puede tener episodios de sudoración en la noche, tos seca, pérdida de peso y fiebre. Esta condición a menudo es diagnosticada erróneamente si la persona dice no tener aves en su casa, y muchos doctores no piensan en preguntar por los cubrecamas.

El reconocimiento temprano de la exposición al antígeno aviar y la eliminación de las cobijas de la cama u otro irritante es fundamental para la recuperación de los pacientes. Si bien los estudios no siempre respaldaron el uso de esteroides, en esta situación tuvieron éxito, especialmente desde que Taylor también quitó su cubrecama de plumas.

«Los esteroides que se recetaron después del diagnóstico tuvieron un efecto transformador en dos días. El curso de los esteroides continuó durante 12 meses, con una reducción gradual de la dosis con el paso del tiempo. Afortunadamente, he sido capaz de detenerlos completamente», concluyó el médico.

 

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