Mario Pernigotti, un periodista entre los mejores de su generación por su bagaje técnico y cultural

Si le hubiera dado rienda a su pasión futbolera, Mario Pernigotti, periodista, con una doble tecnicatura en Investigación Socioeconómica y en Comunicación Social, sería un jugador de toda la cancha. De esos que tiran centros perfectos y también cabecean corajudos dentro del área.

 

Lector empedernido, amante de la literatura de Jorge Luis Borges, y también de la música que va de The Beatles a las vertientes más profundas, Mario ha sido y es un hombre de la gráfica, de la radio y también de la televisión.

 

Cada semana, esa fibra caliente y apasionada de su latido periodístico se luce en Canal 12 de Posadas con “Derecho al autor”, un espacio inteligente, lleno de humor y de hondo calado en temas de la cultura. Allí no esquiva la literatura, las artes plásticas y la cinematografía y menos aún, la música que es su pasión.

 

No le faltan reconocimientos, como el que luego de 20 años de trayectoria en el decano El Territorio, recibió el año pasado del Rotary Club Posadas Norte por su trayectoria. El premio se llama “Luis Alberto Pérez”, en homenaje al recordado periodista y director del diario mencionado y ya fallecido.

 

Su carrera, aunque ya tenía una formación académica sólida, lograda en los claustros de la UNaM, se inició en el viejo Canal Telsat ya en manos del Grupo El Territorio en 1992. Pasó por diversas secciones y la revista de ese diario, hasta hacerse cargo de Economía y del suplemento El Productivo.

 

Oriundo de Eldorado, su origen lo dotó de una sensibilidad especial para encarar los temas vinculados a la producción y al agro. Nada de la vida económica de Misiones le fue ajeno. Su manejo fue la envidia sana de sus colegas pues al manejo de una pluma ágil y clara, le sumó el conocimiento de temas socioeconómicos fraguado en los claustros universitarios.

 

También conoce el manejo periodístico institucional en el que tiene experiencia. Inquieto, como el chico que fue y jugaba al fútbol con pasión –corriendo enseguida a treparse a un árbol para “transmitir” el partido que él venía de jugar- lanzó dardos de periodista desde la tevé y la radio.

Al programa “Derecho al Autor”, ya un clásico respetado y con su audiencia firme y creciente, le sumó también experiencia radial como la que ejerció desarrollando temas económicos en 96.1 Red Ciudadana, como columnista. También como conductor de ciclos radiales.

 

“Me gustaba todo lo que tenía que ver con los medios. Sabía que debía hacer algo con la escritura, con ‘mover los deditos’ como decía el querido ‘Pepe’ Arrúa en la redacción de El Territorio”, contó Mario sobre el origen de su pasión.

 

¿Cómo reconociste esa pasión por el periodismo, ya en tu niñez?

 

-Y gracias a Dios no me equivoqué. Algunos amigos me recuerdan que, cuando jugábamos futbol en la canchita de al lado de la casa, en la infancia, yo me iba arriba de un árbol y relataba los partidos. Quería jugar también, Iba a relatar y después a jugar también. Me gustaba todo lo que tenía que ver con los medios. ¿Si era mejor en eso que pateando? Y, probablemente que sí.

 

¿Tuviste una formación que nosotros envidiamos en el periodismo de los ’80?

– Tuve suerte, porque entro a la UNaM en el año del golpe, en el ’76 que no fue un año cualquiera. No había Periodismo ni Comunicación Social, ni siquiera Locución en el Montoya. Entonces, estudié Investigación Socioeconómica. Porque era una carrera relativamente corta de 3 años, que tenía Psicología, Sociología, Antropología, Economía, Matemáticas, Planificación Social y Económica, Sociología Rural. Esta era una materia excepcional, que te enseñaba cómo eran las estructuras agrarias de este país y, dentro del país, de las provincias. La estructura agraria de Misiones, muy parecida a la de Santa Fe y Córdoba, y nada parecida a la de Chaco y Corrientes que corresponden a una estructura de grandes terratenientes mientras acá es el patrón modelo de 25 hectáreas. Todo eso me sirvió para formarme, de alguna manera, académicamente. Y, por otro lado, cuando se dio la oportunidad -a comienzos de los ’90- se abre la carrera de Periodismo en la UNaM y ahí sí me metí de lleno porque, a pesar de que ya estaba casado y tenía hijos, me dije ‘igual iba hacer la carrera aunque ya estaba grande’. Mis compañeros tenían todos 18 años y yo ya tenía mucho más de 30.

 

¿Y ya en el periodismo cuáles fueron tus referentes?

 

Hemos compartido con (César Leonardo) “Fuma” Sánchez Bonifato, con compañeros como (Aníbal) “Nibita” Pérez Miranda, Mario Wilde, Carlos Correa, (José María) “Pepe” Arrúa, Oscar Vidal Edelman, Osvaldo “Neneco” Ortega, (Carlos Víctor Manuel) “Tito” Lobato, “Thay” Morgenstern. Gente de buena caladura, como Rubén Ayala Ferreyra.

Llegaste a la redacción con un contenido y le pusiste una funda simbólica de técnica periodística. Muy sólido en lo económico.

 

-Yo podía agarrar cualquier sección, no era lo que más me gustaba (la economía), pero era donde tenía un diferencial y eso lo vio Carlos Correa cuando me llama y me dice vas a ir a economía porque a esa sección no va cualquiera.

 

Mario introduce aquí una reflexión sobre el perfil humano, profesional y político de Carlos Correa, un personaje de culto para los periodistas veteranos que lo conocieron como amante del chamamé, político justicialista, lector empedernido y periodista apasionado.

 

“El era Carlos Correa, vicepresidente del PJ, y desconfiaba un poco de mí. Para él, yo era Pernigotti de Concepción de la Sierra, que es igual a radicalismo. El era un tipo muy lógico y de una construcción lógica muy buena. Su inferencia fue: este es radical. Y yo era periodista, él no se convencía de eso y después nos hicimos grandes amigos, aparte de ser colegas y de trabajar juntos. La pasamos muy bien porque entendió que no venía a meter un caballo de Troya, tratando de militar alguna agrupación política. No porque no me interesara, sino porque mi interés en el periodismo es transmitir, conseguir, elaborar, presentar, noticias, informes, entrevistas notas, todo lo que tiene que ver con nuestra actividad diaria”, contó sobre esa etapa de su vida profesional.

 

¿Y volcaste tu experiencia de investigador socioeconómico en tu labor periodística? Doy fue que fue enriquecedor para todos leer e imitar tus trabajos.

 

-Ahora sí la carrera es una licenciatura. Su director es Aguirre y han hecho algo muy exigente. Te puedo asegurar que el nivel es altísimo. Yo ya no estoy para eso. Burro viejo no agarra el tranco. Sacaron mucho el lado social y humanístico y la hicieron una carrera técnica con niveles de metodología, investigación, estadística, matemáticas. El nivel de Matemáticas es casi de una ingeniería, difícil como recular en chancleta.

 

Pero has ganado espacio en lo duro y lo blando del periodismo, como se llama a las áreas técnicas y de más color o humanismo.

 

-A las dos cosas: a lo frío como llaman a lo que no es caliente, que es lo que ocurrió ahora, las muertes, los partidos, todo lo que va al cierre de una edición. Y lo frío, que son entrevistas a un escritor, a un músico, algo más ‘tranqui’; comentarios de un programa de cine, de una serie de Netflix. Lo que podés hacer hoy o mañana.

 

Contame lo que hiciste como experiencia laboral muy interesante luego de estudiar Investigación Socieconómica.

 

-Uno de los primeros trabajos formales fue en la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) como investigador. Estuve 12 años en la parte de relocalizaciones el equipo  dirigido por el famoso antropólogo Leopoldo Bartolomé. Yo estaba en el equipo de Fernando Locket el sociólogo, bajo la órbita de Leopoldo Bartolomé; y luego pasé a El Territorio. En los primeros meses ¡vaya paradoja! trabajé de notero de tevé en el viejo Telsat que era de Ratti y pasa a la órbita de El Territorio. Estaba en el Noticiero como notero, el que está en la calle, que se pelea con los colegas para ver quien consigue la mejor nota.

(Mario Pernigotti recibiendo un premio a su trayectoria)

 

Cuántas cosas les debemos al movilero, las noticias de tapa del día siguiente, en diarios y  radios se las debemos a los movileros. No es una cosa menor.

 

-Y bancarse los golpes y sopetones. Yo tuve la suerte de entrevistar con (el reportero gráfico) Juan Carlos Marchak al presidente paraguayo Andrés Rodríguez -el famoso general del ‘93 que había echado a su consuegro Alfredo Stroessner-. Fue cuando se inauguró Yacyretá y estaban Rodríguez y (el entonces presidente Carlos) Menem. Yo esperaba hacer contacto visual con Rodríguez; y no me miraba. Y cuando él me miró, le tiré una pregunta. Pero antes de eso, me han pegado tanto sus guardaespaldas, codazos, patadas, golpes por abajo que no se ven en la tele; éramos muchos y una vez que el tipo me responde, desaparecieron todos. ¿La pregunta? Si Paraguay iba a insistir con los reclamos. Una vez que respondió desaparecieron las patadas, como en el fútbol en los corners. El movilero sufre eso todos los días.

 

¿Y hoy estás en Red Ciudadana, en un programa del señor (Gustavo) Añibarro, y en Canal 12 donde conducís ‘Derecho al Autor’ un ingenioso título?

 

-Hemos jugado con el título en el sentido de ir hacia los creadores. Vamos derecho a los creadores, ese es el enfoque y entonces hemos reivindicado todo lo local. Nos gusta poner el acento en la música regional, aunque no desdeñamos lo internacional. Hemos hecho homenajes a la mayoría de las grandes bandas que me gustan a mí. Pido perdón: no me van a escuchar pasando música tropical en “Derecho al Autor”, ya les aviso. Hay otros programas del canal que tienen esos espacios y la pueden escuchar ahí.

 

¿Tu gran pasión son The Beatles?

 

– Se están cumpliendo los 50 años de Abbey Road, el último disco de los Beatles. Le hacemos un homenaje al disco de los Beatles, el último disco con cuatro tipos que estaban peleados, al punto de no querer verse, y que sin embargo consiguen una obra genial, directa y absolutamente increíble. Estos tipos pudieran hacer grabaciones hasta 40 veces de un tema hasta sacar la perfección. Lo hicieron (John) Lennon y (Paul) McCartney. Fue increíble, más todavía McCartney, porque Lennon había tenido un accidente. Lo había chocado un auto, andaba medio rengo e iba poco a los estudios de grabación. (George) Harrison con ‘Something’ y ‘Aquí viene el sol’ (Here comes the Sun); hacen temas muy hermosos en el lado B que es como un continuum, como una sola obra musical, un solo tema que escuchás hoy y envejece con una dignidad.

 

 

 

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