Adrián Padilla: “América Latina es un territorio donde se llega, se despoja y se impone”

El doctor en Comunicación, investigador, docente y periodista Adrián Padilla brindó el jueves una conferencia y hoy viernes un seminario en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM). Ni bien llegó a Posadas, brindó una extensa entrevista a Misiones Online en la que reflexionó respecto a las migraciones y a discursos que se construyen en torno a los migrantes. También analizó el cambiante y conflictivo contexto geopolítico latinoaméricano como un devenir de flujos y contraflujos que operan en los procesos de construcción de sociedad.

 

Adrián Padilla es un investigador venezolano del ámbito de la comunicación reconocido en Latinoamérica, sus trabajos transitan los campos del periodismo y la ciudadanía; las TIC y los movimientos sociales; comunicación popular y alternativa; educación popular y alternativa, entre otros territorios. Llegó a Posadas ayer jueves invitado por la UNaM. Ese día brindó una conferencia titulada Migraciones y Discursos Transmediáticos y el viernes dictó el seminario “Narrativas mediáticas, aportes teórico metodológicos”.

 

Pero la primera su primera actividad en Posadas fue una entrevista para Misiones Online TV en la que repasó algunos de los conceptos centrales que trabaja habitualmente, como las migraciones y los discursos que se construyen en torno a ellas, y reflexionó respecto a la convulsionada geopolítica latinoamericana.

 

A continuación se reproduce en texto la mayor parte de la entrevista que puede encontrarse completa en el video que acompaña al artículo.

 

MOL: ¿Cómo debemos pensar las migraciones?  

 

Adrián Padilla: Las migraciones deben ser analizadas, comprendidas en una profundidad que a veces no entendemos. La movilización humana forma parte de la configuración de la cultura de la humanidad, somos todos migrantes. Las migraciones internacionales tienen un peso importante en la geopolítica y están muy ligadas a lo económico, sobre todo en los tiempos de globalización económica, las asimetrías que se generan llevan a que la gente tome la decisión de moverse para buscar mejores oportunidades.

 

Es un proceso que tomó énfasis a mediados del siglo 20 primero hacia lo que llamamos el norte global, Europa y Estados, en los últimos tiempos, un flujo importante en el Sur – Sur, sobre todo en países de América Latina.

 

 

MOL: Se construyen discursos muy particulares en torno a los migrantes. Eso seguramente entra en tu análisis.

 

AP: Lo que se construye en las narrativas mediáticas y pone en cuestión temáticas que aparecen colocadas en los discursos que llevan inclusive a configurar lo que llamamos ‘políticamente correcto’, el tema de la interculturalidad o de la diversidad cultural por ejemplo. Hasta dónde reconocemos, hasta dónde toleramos, como está construido ese otro y cómo nos vemos ahí y cómo están construidas ciertas diferenciaciones entre flujos migratorios ‘benignos’, que son resaltados en las memorias de las sociedades, que son las migraciones europeas… en cambio, cuando los migrantes no son blancos, no son europeos, la construcción es otra.

 

América Latina es un territorio intervenido hace 500 años con una invasión externa que va a generando marcas de implicaciones culturales históricas que están allí y son parte de nuestro análisis…

 

Aparecen matrices culturales en los discursos periodísticos, como Nación por ejemplo, que como matriz cultural es un sujeto que interactúa, rechaza a otros sujetos que no se consideran tales, pasa ahora en Estados Unidos con los mexicanos y centroamericanos, en España y los africanos, nos pasa ahora en Brasil con ese país como estado y los venezolanos, hay una relación jerárquica de poder, hay un rechazo.

 

También analizamos las resignificaciones de las migraciones como elemento que redimensiona, que enriquece el espacio donde llega. Es una movilidad que no es solo física, también es cultural. El migrante llega con su cultura, su música, su gastronomía, su arte. Eso en contacto con lo que ya estaba, le da otro sentido al espacio al que llega el migrante y eso no siempre se reconoce.

 

Estudiamos categorías como diáspora, que se entiende como una catástrofe pero resulta que la diáspora es la movilidad con identidad cultural. El migrante se reconoce como algo que se mueve, como parte de un proceso de movilidad y eso le da identidad sentido de pertenencia, eso no es negativo.

 

Planteamos la necesidad de colocar otros significados, de visibilizar otros sujetos y problematizarlos. Vemos por ejemplo cómo la educación o algunos dispositivos de construcción de sentido han ido colocando lo homogéneo como lo cierto, como algo bueno. Ese paradigma de la educación moderna que se va a fortalecer mucho en el siglo XIX y que van a establecer las instituciones educativas de América Latina, va hacia una homogeneización que niega la diversidad, es la imposición de una cultura, de una lengua, de una mirada en una cultura que no así, que es diversa. Sin negar los lazos que tenemos y los vamos a seguir teniendo, entendemos que hay especificidades que se invisibilizan, eso genera temores frente al otro porque es de otro color, tiene otro acento al hablar, tiene maneras diferentes.

 

 

MOL: Aprovechamos tu visita para que nos ayudes a entender qué está pasando en Latinoamérica. ¿Ves algún hilo conductor en lo que está pasando en Bolivia, en Chile? Hace algunos días la investigadora Rita Segato de un proceso que busca convertir a América Latina en Medio Oriente, ves que éste pasando algo de eso

 

América Latina es un territorio en disputa desde hace más de 500 años, es un territorio donde se llega, se despoja y se impone. A partir del siglo XIX con la independencias, sean por guerras o por acuerdo de elites, viene un conjunto de situaciones internas de reacomodos de elites oligarquías nacionales que van imponiendo un modelo y que tempranamente en siglo XX empiezan a depender y a responder a un centro económico mundial. En el caso de América Latina va a ser EEUU que a principios del siglo XX tenía la intención pero no la fuerza, pero después de la segunda guerra salen fortalecidos, se amplía su poder hegemónico sobre América Latina y van a tener incidencia en las políticas internas y van a tomar decisiones y van a tumbar y poner gobiernos.

 

Todo eso nos lleva a una situación que tiene que ver con los sujetos sociales en América Latina llamados movimientos sociales que comienzan a diferenciarse de referentes más ortodoxos dentro de la política, las macroestructuras, los partidos políticos, los sindicatos. En América Latina esos movimientos sociales tienen una marca popular, lo que llevó a los sociólogos que estudian esos procesos a hablar de movimientos populares, ese proceso toma fuerza importante en los últimos 20 años van a darse expresiones de reconfiguración de sujetos sociales dentro del marco de los movimientos sociales y populares que van a tomar protagonismo más allá de estructuras políticas convencionales.

 

Por ejemplo, en 1994 aparece una expresión política militar, porque fue una opción de confrontación directa con el estado en México, pero caracterizada por varios grupos indígenas en Chiapas. Eso va a ser importante por la manera y el momento en el que aparece: cuando se iniciaba el TLC entre México, Estados Unidos y Canada.

 

 

MOL: Una época en la que se hablaba del Fin de la Historia a partir de la obra de Fukujama

 

Exactamente venía una teorización de sectores conservadores y neoconservadores como el caso de Fukuyama con El Fin de la Historia y todo lo que se generó, pero también la puesta en práctica del modelo neoliberal que había sido incubado en los años 50 en la universidad de Chicago con Milton Friedman y todo ese grupo que fueron captando gente y preparando académicos de América Latina.

 

MOL: Los Chicago Boys

 

Los Chicago Boys que prepararon unos cuadros, una inteligencia técnica y política para asumir la conducción de los estados que responderían dentro de ese macro a los centros de poder de un capitalismo trasnacional y globalitario que tiene que ver no solamente con un gobierno, sino con intereses muy fuertes como el lobby petrolero, el financiero, el mediático, la industria militar y está geográficamente ubicado en Estado Unidos

 

 

MOL: En ese contexto se planta en Chiapas otra bandera

 

Se da allí una situación muy interesante, rescato dos elementos: una la configuración de un sujeto que era invisibilizado en un país con una presencia indígena fuerte pero con un blanqueamiento de la historia a pesar de la revolución que fue importante como expresión social, pero se fue apagando y quedó solo en los murales y la toponimia…

 

Con esta aparición pública de un grupo indígena con una mixtura interesante, un tejido multicolor con una fibra indígena fuerte, pero también con la teología de la liberación como expresión de pensamiento y acción social y popular…

 

La experiencia de la guerrilla guevarista de los 60 también va a estar ahí, también los nuevos movimientos sociales de ciudadanía, esos elementos confluyeron con las tecnologías digitales que comienzan a explotar y ayudaron a generar una red de solidaridad planetaria con el movimiento de Chiapas que ya no luchaba contra un estado sino contra una política global neoliberal.

 

Ya en el 96 hubo un encuentro contra el neoliberalismo en esas regiones en conflicto, esos grupos de militantes van a participar en la batalla de Seattle, en las reuniones de los organismos multilaterales. Todo eso se articulaba por internet y luego se iba a la calle, esa fue la semilla del foro social mundial de Porto Alegre… Comienza un proceso que va a recogerse en estas últimas dos décadas con un elemento desencadenante que va recoger toda esa experiencia que va a ser el proceso que se da en Venezuela con la revolución bolivariana y ese proceso va a propiciar articulaciones que van a tener una característica nueva que va a cambiar el mapa político de América Latina con la ascensión de gobiernos que llamaremos progresistas y populares, para caracterizarlos de alguna manera, que logran obtener victorias electorales.

 

Comienzan a cambiar las leyes, comienzan a darse constituciones que abren otras categorías y otros espacios, hay gente muy radical que dice que esas no fueron soluciones definitivas, es que no hay soluciones definitivas, pero que se construya un enunciado, que se diga que un país es plurinacional, que se reconozcan distintas nacionalidades no es algo menor…

 

 

MOL: En el plano económico también hubo cambios

 

AP: Económicamente hay una crítica de ciertos sectores que no dejan de tener razón en el sentido de las coherencias en los procesos productivos, cuando hay una crítica al extractivismo por ejemplo y eso se comprende y se comparte, sin embargo no se puede en términos de gestión pública en 5 o incluso en 20 años, modificar toda una estructura de más de 100 años. En el caso de Venezuela por ejemplo con la cultura petrolera, es un proceso que tiene que ser problematizado.

 

Se reconoce sin embargo la redistribución de la renta petrolera, se sigue dependiendo de ella pero se la usa para financiar políticas públicas, dar respuestas a la inclusión y para responder a una deuda social…

 

MOL:  Hablamos de hace más de 20 o 15 años cuando fue notorio un giro hacia la izquierda en los gobiernos de Latinoamérica, después se produjo un giro a la derecha con las salidas de Lugo en Paraguay y de Dilma en Brasil, con Macri en Argentina, Bolsonaro. ¿Dónde estamos parados ahora? ¿Hacia dónde estamos girando?

 

Tratando de comprender esas dinámicas vengo hablando de flujos de flujos y contraflujos que ponen en discusión el tema de los ciclos con temporalidades que son diversas, no son cronológicas. Son tiempos históricos, simbólicos en los procesos de construcción de sociedad. Hablamos de flujos y contraflujos, hegemónicos y contrahegemónicos.

 

Hay una hegemonía muy bien estructurada, un pensamiento estratégico muy bien sostenido y hay autores que nos dan pistas para comprender ese proceso. En el campo de la comunicación reivindicamos mucho la obra de Armand Mattelart y la genealogía que hace de la comunicación y la tecnología vinculada al tema geopolítico, cómo ese proceso se va dando es muy bien comprendido por el centro de poder creando condiciones para pensar y actuar a partir de esos procesos.

 

Ha habido un proceso de dominación muy fuerte que inclusive marca nuestra forma de pensar esos procesos, a veces pensamos nuestros procesos con las pistas del pensamiento hegemónico.

 

 

MOL: En ese juego de flujos y contraflujos, llama mucho la atención la simultaneidad de los estallidos en Bolivia y el Chile, dos gobiernos que están en las antípodas.

 

Veo dos niveles, un contexto amplio de la hegemonía y la contrahegemonía moviéndose. El estopín (desencadenante) de lo que pasa en este momento en Chile son los estudiantes que se manifiestan y luego se llega al punto actual que desde el campo popular es interesante escuchar las propuestas del debate político que va a fondo. ‘Vamos a una constituyente pero ¿en qué términos, cómo y cuándo? No basta con que pidas perdón, vamos a replantear las cosas’. Hay una discusión muy fuerte y ahí aparece ese acumulado que viene de antes de la Unidad Popular.

 

En el caso de Bolivia hay unos elementos allí de una resistencia neoconservadora que se resistió a esta experiencia popular y sui generis en relación a los otros países de la región, pienso que Bolivia logró plantear, aunque en muchos casos no resolver, esa contradicción de los métodos como lo que hablábamos del extractivismo. Hay una discusión que yo considero secundaria en términos de proyecto, que no se pueden colocar en el mismo nivel, que no desdicen el propio proyecto.

 

Nos preguntamos como observadores de lo que pasa en Bolivia. Desde el punto de vista económico, los datos lo colocan al país en un buen nivel, entonces pensamos si Libia no estaba muy bien y pasó lo que pasó, entonces pensamos en Bolivia y en medio del camino hay una decisión política y jurídica que va a ser el desencadenante que es la decisión que toma una instancia judicial para decir que Evo Morales tenía derecho a ir a una nueva reelección, a pesar de un referéndum que se perdió.

 

Entonces la discusión allí es porque (Morales) se quiere imponer con 12 o 14 años de gobierno a un proyecto que lleva 500 años. En la región tuvimos dictaduras de 40 años que fueron apoyadas por los centros hegemónicos. Allí hay una discusión del tema de la legalidad y la democracia. La medida judicial que autoriza a morales a participar es legal, la consulta es evidentemente más democrática, pero la otra decisión no es ilegal, entonces habría que mirar allí ausencias de los proyectos populares. Habría que mirar allí esas ausencias de los propios proyectos populares, de no dinamizar las renovaciones de liderazgos, esa es otra discusión. Pero nada de eso justifica un golpe.

 

En el caso de Brasil que se dio una judicialización de la política. 52 diputados toman una decisión que anula la de 52 millones que votaron por Dilma, eso es un golpe de Estado parlamentario. Pero la misma gente que justificó el golpe de Estado en Bolivia dice que eso lo que pasó en Brasil es legal porque está dentro de la norma…

 

 

MOL: Crees que puede haber una multiplicación de la violencia como denominador común en América Latina

 

Pienso que hay niveles de madurez que aparecen en los procesos de organización de lo social, de lo político… En algún momento se habló de la posibilidad de invadir a Venezuela desde Colombia, en una guerra por encargo y luego cuando hubo el cambio formal político en Brasil, el candidato para llevar adelante esa guerra fue Brasil, entonces el presidente dice algunas cuestiones en ese orden, pero inmediatamente sectores militares y de otras instituciones dicen que eso no es así, que no se puede plantear en esos términos.

 

Las transformaciones profundas no se dan solamente porque uno quiera que se den, sino que hay que construir condiciones para eso se cristalice y eso que pasó en los últimos 20 años en el cambio del mapa geopolítico formal, que está en movimiento, ese proceso es un acumulado importante para el devenir histórico de América Latina, eso no se pierde.

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